miércoles, 13 de enero de 2021

PAISAJE DE PIEDRA CALIZA: REGRESO A LA NATURALEZA Y POEMA DE AMOR

Elogio de la piedra caliza

W.H.  Auden

Traducción y epílogo de Andreu Jaume

Acantilado, Barcelona, 2021, 52 páginas.

 

    

 

  
Acantilado nos sorprende gratamente con la publicación de uno de los poemas más importantes de W.H. Auden, Elogio de la piedra caliza. W.H Auden es uno de los cuatro miembros de la llamada “quimera oxfordiana” de la que formaron parte Stephen Spender, Louis McNeice, Cecil  Dag Davies y el propio W.H. Auden, con sus cambios de actitud hacia el mundo. Auden, marxista, probablemente también militante comunista, tras tomar parte en la Guerra Civil española, en 1938 se trasladó a Estados Unidos.

   Fue el mismo Auden el que definió su autopoética: “La poesía primitiva dice cosas sencillas, dándoles rodeos, mientras que la poesía moderna intenta decir directamente cosas complicadas”. Una ajustada caracterización de la poesía del propio Auden y de su peculiar forma de pensamiento poético, muy matizado, recóndito y a veces fatigoso a la hora de seguirlo. Porque el intento de decir cosas complejas, por las buenas, las complica cuando para verbalizarlas utilizamos un vocabulario muy variado y técnico, así como alusiones a personajes y hechos históricos y literarios que frecuentemente nos resultan enigmáticos. En términos de Spender, la poesía de W.H. Auden es una obra didáctica, altamente intelectualizada, técnicamente deslumbrante, a veces juiciosa, de un comentador que se mantiene a distancia.

   Entre la extensa obra poética de Auden, donde sin duda mejor se siente es en los temas clásicos, tanto griegos como shakesperianos. Todos ellos dotados de gran virtuosismo y un elevado dominio del lenguaje y de la técnica.

   Elogio de la piedra caliza, escrita en 1948, es uno de los poemas que mayor fama le han aportado al poeta. Pertenece a la época en la que este le concede una “importancia sagrada” al cuerpo, junto con Memorial para la ciudad, escrito al año siguiente. Elogio de la piedra caliza ha sido interpretado en efecto como un augurio de la cultura y de la civilización mediterránea, juntamente con el cuerpo humano.

   Es el primer poema escrito por Auden en Italia, impulsado quizás por las semanas pasadas en Ischia, una isla en el gofo de Nápoles. La piedra caliza, tan presente en el Mediterráneo, invoca posiblemente un cuadro habitual de la civilización mediterránea; y dada su naturaleza soluble al agua y acumulable en     estratos, recuerda en la mente del poeta la estratificación de la civilización mediterránea. Un regreso pues a la naturaleza por parte de un poeta que se había distinguido por haber aceptado el mundo tecnificados, como apunta el  autor del epílogo: Y que se da cuenta de que el paisaje de la piedra caliza de las regiones mediterráneas (sensuales, cálidas, visuales, como más tarde las verá Albert Camus) no tiene por  qué ser contradictorio con la responsabilidad pública y la salvación.

   

                                 

                                             W.H.Auden

 

 

  El mismo Auden lo justifica en términos teológicos a final del poema cuando este cambia de tonalidad, y la voz que habla se dirige a la persona amada, haciéndole ver que los placeres no tienen por qué ser desacordes con la salvación: “pero cuando trato de imaginar un amor inmaculado / o el día de mañana, lo que oigo es el murmullo / de corrientes subterráneas, lo que veo  es un paisaje de piedra caliza” (página 19).

   El poema se convierte así no solo en un canto a la naturaleza mediterránea, sino en un poema de amor hacia una persona, cuyo cuerpo tiene ya los días contados. Estéticamente el poema fue para Auden un gran reto técnico: experimentar con la métrica silábica, tan poco frecuentada en la poética anglosajona.

Francisco Martínez Bouzas

 

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