domingo, 17 de mayo de 2020

LOS FANTASMAS DEL PASADO


Ohio
Stephen Markley
Traducción  de Eduardo Hjman
Alianza Editorial, Madrid 2019, 587 páginas.

    


   Ohio es una meganovela de casi setecientas páginas cuya escritura, hasta su conclusión, requirió casi cinco años de la vida del autor, Stephen Markley.Fue el debut y la puesta de largo de un escritor de ensayos y relatos. Y si algo es Ohio es una historia generacional, ya que el autor comparte la edad y vivencias con los protagonistas. También un Country noir que se desarrolla en el Medio Oeste, en el estado de Ohio, una de las heridas sangrantes de los Estados Unidos, porque el declive industria golpea allí con dureza, lo mismo que el nacionalismo. Ohio, ha sido definido como el gran cementerio de la clase media El protagonista, en su regreso de Verna, su localidad natal, solamente escuchaba historias de suicidios, sobredosis o de jóvenes que habían regresado de Iraq o Afganistán en un ataúd. Para reflejar con fidelidad este ambiente, el autor ha escrito esta novela y ha elegido a sus personajes. En este contexto, y con la duración de una noche,  Stephen Markley escribe esta novela con protagonistas que sin  ser estereotipos se acercan a lo tópico: el tópico del gran desengaño del presente siglo en el Medio Oeste americano.
   La novela se centra en la vida de cuatro amigos, al borde de la treintena, que se encuentran una noche de 2013 en la ciudad imaginada de New Canaan. Un encuentro que tiene lugar tras la muerte en 2007 de un amigo común, destinado en el frente. Las primeras páginas, a modo de introducción, relatan su funeral, con escenas repletas de simbolismo. Son Bill, Stacey, Dan y Tina, que van apareciendo en la novela cada uno en una parte, y nos cuentan cómo han transcurrido sus vidas en los últimos años.
  Ohio, como he señalado, se desarrolla en el breve período de una sola noche. El núcleo de protagonistas lo componen diez jóvenes, aunque solamente son cuatro los que regresan a New Canaan. La novela, aparte de la introducción y el epílogo, se estructura en cuatro partes relacionadas. Cada una de ellas con uno de los jóvenes. La experiencia vital de cada uno de ellos va aportando detalles sobre los que fue la vida de cada día en ese pueblo del Medio Oeste.
   El primer capítulo lo protagoniza  Bill Ashcraf, activista y cooperante. Le repelen el nacionalismo y las mentiras del presidente  Bush Jr. Regresa, en su caminata, portando un misterioso paquete que le supondrá cierta cantidad de dinero, tras renegar del activismo medioambiental y situarse en frente de la comunidad en la que vivía. Sale adelante enfrentándose a acciones represivas. No obstante sus periplos por el mundo en esos años, no fueron más que un torpe deambular carente de todo romanticismo.
   Stacey Moore cuyas vivencias ocupan el segundo largo capítulo y que ideológicamente tampoco había sucumbido al nacionalismo  de aquella época, sufre una verdadera catarsis en el terreno personal, cuando abandona la fe cristiana e inicia una relación con una compañera. Pero el comportamiento de esta destroza su vida y queda perdido y sin rumbo.
   Dan Eaton había regresado de la guerra de Iraq. Con anterioridad a su participación en el conflicto, era el chico más admirado, pero ahora rehúye a la gente. La contienda bélica le había dejado vivo, pero muy tocado: obsesionado por haber matado y por haber presenciado la muerte de forma directa. Sin embargo, se acerca al pueblo para cenar con la mujer que fue su primer amor.
   Finalmente, Tina Ross, víctima del recuerdo de una experiencia sexual traumática y el pesar de no haber abandonado el nicho familiar. Sumida en la anorexia, en su derrotero vital, lo que hace es infringirse heridas.
   En el cierre de la novela, el autor nos ofrece un final escalofriante, pero que dota de sentido a todos los interrogantes que le han ido surgiendo al lector. Lo más interesante se halla en la descripción del minúsculo universo de New Canaan y cómo las relaciones superficiales y a veces estúpidas de un grupo de adolescentes les dejan marcas imborrables para toda su existencia.
   Stephen Markley intenta en todo momento no tomar partido, demostrar las dos caras de la moneda, la realidad de la naturaleza del Medio Oeste. Desde la ficción nos llega una explicación del nacionalismo americano, del “American First”, de cómo un país que se considera la cumbre de la civilación, soporta las soluciones de risa y tremendamente aislacionistas de su presidente Donald Trump y el auge de la extrema derecha.
    

                                           
Stephen Markley
   

   Todo eso parece contradictorio con el hecho de la esperanza de vida en Estados Unidos o el descontento de aquellos que el 11 S eran adolescentes que iban a comerse el mundo y se encontraron con  guerras consecutivas a las que únicamente fueron a morir.
   El relato a veces resulta dominado por el ritmo lento. Quizás demasiado número de páginas, múltiples escenas  con saltos hacia el pasado. A pesar de ello. Ohio es un fiel retrato de una juventud que se iba a comer el mundo, y de una nación que comulga con las ideas más extremas conservadoras. Una nación que reluce como el oro, pero por debajo solo hay chatarra.

Francisco Martínez Bouzas

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