Stephen
Markley
Traducción de Eduardo Hjman
Alianza
Editorial, Madrid 2019, 587 páginas.
Ohio es una meganovela de casi setecientas páginas cuya escritura,
hasta su conclusión, requirió casi cinco años de la vida del autor, Stephen
Markley.Fue el debut y la puesta de largo de un escritor de ensayos y relatos.
Y si algo es Ohio es una historia
generacional, ya que el autor comparte la edad y vivencias con los
protagonistas. También un Country noir
que se desarrolla en el Medio Oeste, en el estado de Ohio, una de las heridas
sangrantes de los Estados Unidos, porque el declive industria golpea allí con
dureza, lo mismo que el nacionalismo. Ohio, ha sido definido como el gran
cementerio de la clase media El protagonista, en su regreso de Verna, su
localidad natal, solamente escuchaba historias de suicidios, sobredosis o de
jóvenes que habían regresado de Iraq o Afganistán en un ataúd. Para reflejar
con fidelidad este ambiente, el autor ha escrito esta novela y ha elegido a sus
personajes. En este contexto, y con la duración de una noche, Stephen Markley escribe esta novela con
protagonistas que sin ser estereotipos
se acercan a lo tópico: el tópico del gran desengaño del presente siglo en el
Medio Oeste americano.
La novela se centra en la vida de cuatro
amigos, al borde de la treintena, que se encuentran una noche de 2013 en la
ciudad imaginada de New Canaan. Un encuentro que tiene lugar tras la muerte en
2007 de un amigo común, destinado en el frente. Las primeras páginas, a modo de
introducción, relatan su funeral, con escenas repletas de simbolismo. Son Bill,
Stacey, Dan y Tina, que van apareciendo en la novela cada uno en una parte, y
nos cuentan cómo han transcurrido sus vidas en los últimos años.
Ohio,
como he señalado, se desarrolla en el breve período de una sola noche. El
núcleo de protagonistas lo componen diez jóvenes, aunque solamente son cuatro
los que regresan a New Canaan. La novela, aparte de la introducción y el
epílogo, se estructura en cuatro partes relacionadas. Cada una de ellas con uno
de los jóvenes. La experiencia vital de cada uno de ellos va aportando detalles
sobre los que fue la vida de cada día en ese pueblo del Medio Oeste.
El primer capítulo lo protagoniza Bill Ashcraf, activista y cooperante. Le repelen
el nacionalismo y las mentiras del presidente
Bush Jr. Regresa, en su caminata, portando un misterioso paquete que le
supondrá cierta cantidad de dinero, tras renegar del activismo medioambiental y
situarse en frente de la comunidad en la que vivía. Sale adelante enfrentándose
a acciones represivas. No obstante sus periplos por el mundo en esos años, no
fueron más que un torpe deambular carente de todo romanticismo.
Stacey Moore cuyas vivencias ocupan el
segundo largo capítulo y que ideológicamente tampoco había sucumbido al
nacionalismo de aquella época, sufre una
verdadera catarsis en el terreno personal, cuando abandona la fe cristiana e
inicia una relación con una compañera. Pero el comportamiento de esta destroza
su vida y queda perdido y sin rumbo.
Dan Eaton había regresado de la guerra de
Iraq. Con anterioridad a su participación en el conflicto, era el chico más
admirado, pero ahora rehúye a la gente. La contienda bélica le había dejado
vivo, pero muy tocado: obsesionado por haber matado y por haber presenciado la
muerte de forma directa. Sin embargo, se acerca al pueblo para cenar con la
mujer que fue su primer amor.
Finalmente, Tina Ross, víctima del recuerdo
de una experiencia sexual traumática y el pesar de no haber abandonado el nicho
familiar. Sumida en la anorexia, en su derrotero vital, lo que hace es
infringirse heridas.
En el cierre de la novela, el autor nos
ofrece un final escalofriante, pero que dota de sentido a todos los
interrogantes que le han ido surgiendo al lector. Lo más interesante se halla
en la descripción del minúsculo universo de New Canaan y cómo las relaciones
superficiales y a veces estúpidas de un grupo de adolescentes les dejan marcas
imborrables para toda su existencia.
Stephen Markley intenta en todo momento no
tomar partido, demostrar las dos caras de la moneda, la realidad de la
naturaleza del Medio Oeste. Desde la ficción nos llega una explicación del
nacionalismo americano, del “American First”, de cómo un país que se considera la
cumbre de la civilación, soporta las soluciones de risa y tremendamente
aislacionistas de su presidente Donald Trump y el auge de la extrema derecha.
Todo eso parece contradictorio con el hecho
de la esperanza de vida en Estados Unidos o el descontento de aquellos que el
11 S eran adolescentes que iban a comerse el mundo y se encontraron con guerras consecutivas a las que únicamente
fueron a morir.
El relato a veces resulta dominado por el ritmo
lento. Quizás demasiado número de páginas, múltiples escenas con saltos hacia el pasado. A pesar de ello. Ohio es un fiel retrato de una juventud que
se iba a comer el mundo, y de una nación que comulga con las ideas más extremas
conservadoras. Una nación que reluce como el oro, pero por debajo solo hay chatarra.
Francisco Martínez
Bouzas
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