sábado, 9 de mayo de 2020

GIGOLÓ ENAMORADO DE UNA MUJER DE ARABIA SAUDÍ


Gigoló en Riad
Yago Capablanca
Editorial Funambulista, Las Rozas (Madrid), 2019, 263 páginas.

    


   Aunque por su título pudiera parecerlo, Gigoló en Riad no es una novela amoral ni pornográfica. No faltan escenas eróticas, pero la trama de la novela se centra en un cierto quijotismo moderno: en el enamoramiento de una mujer musulmana, y además de Arabia Saudí, lo que le acarrea al protagonista verse inmerso en una serie de complicaciones  con los servicios de inteligencia.
   Escrita a dos manos, por Luis Morales e Iván González, y publicada bajo el pseudónimo de Yago Capablanca, la novela está inspirada en hechos reales que dibujan una doble vida, y al mismo tiempo un testimonio de quien da el paso desde un individualismo sin fronteras hasta una toma de conciencia sobre sí mismo y sobre el mundo que le rodea.
   Se supone que el protagonista es un varón occidental, joven, destinado en Arabia Saudí. Novela de género existencial, si tal denominación tiene cabida, que no le hace asco a la incorrupción política de nuestro tiempo. Una radiografía del cerebro masculino y de su mirada. En donde se habla sin censuras ni eufemismos de situaciones respecto al sexo que frecuentemente se censuran. Lo mismo que con relación al deseo de y con mujeres. Gigoló en Riad no es pues lo que parece; es un conjuro verbal, poético, de una búsqueda incesante de sentido.
   Novela de estructura clásica, que se inicia con el retrato de un gigoló y explicita el relato erótico, pero, en el desenvolvimiento, el personaje se transforma, debido sobre todo a su historia de amor imposible por una mujer musulmana. Es por eso que, a medida que avanza la historia, la novela erótica se transforma en un relato existencial.
   La trama es la historia de Yago Capablanca, ingeniero español de treinta años, en Arabia Saudí entre  2009 y 2011. Allí trabajaba para una multinacional. Muy preparado profesionalmente y enormemente atractivo. Al poco tiempo de su llegada, recibe la invitación de ejercer de chico de compañía de esposas de otros profesionales extranjeros. Sin mujeres occidentales, solitarios y consumidos por el tedio. Acepta el juego y hace de gigoló lo que le aporta mucho dinero.
   En la primera parte de la novela se presenta un sexo explícito y descarnado, relatado de forma mordaz  por el propio protagonista. Pero lo que, en un primer momento, parecía un alegre pasatiempo amoral de un joven europeo, deriva  hacía una especie de utopía, pues el protagonista experimenta una transformación, a través de la pasión al enamorarse de Aya, una musulmana. Y eso supuso una tremenda complicación en su vida, porque no es capaz de sobreponerse al contexto social y cultural que le rodea. Acaba metido en serios problemas con los servicios de inteligencia extranjeros que vigilan en Arabia Saudí un movimiento revolucionario insurgente.
   

 
Uno de los autores reales de la novela, Ivan González


    Lo más valioso de esta novela no son los avatares eróticos del protagonista ni su empeño en mantener su amor con la mujer musulmana. Lo realmente relevante es la búsqueda de sentido a la vida de un occidental apoltronado y rebosante de dinero.
   La novela está escrita desde la más absoluta incorrección política, sin eufemismos y sin  filtros lingüísticos. Los autores, a medida que transcurre la historia, van estilizando su prosa en consonancia con la transformación que experimenta el protagonista. Incluso los sentimientos íntimos hacia la mujer musulmana aparecen poetizados según avanza el texto, haciendo hincapié en aquellos que tienen que ver con su fragilidad y sus anhelos más fuertes e íntimos.
   
                                         
Otro de los autores reales. Luis Morales
       
 El protagonista transmite en su existencia una gran crisis de valores: lo que nos muestra son hombres y mujeres que solo viven para el ocio y para el placer  con la finalidad de prosperar de forma material. Eso es lo que hace: vive su vida a flor de piel acuciado por la propensión al placer en la que  fue educado.
   En la segunda parte experimenta una cierta sublimación debida al amor: el que no cesaba de acostarse con mujeres occidentales en el ejercicio de su profesión de gigoló, acaba enamorado  de una musulmana, a la que no toca, a la que únicamente desea e idealiza como tabla de salvación para su propia identidad, hasta el momento extraviada  en placeres clandestinos, más propios de animales que de seres humanos. Y todo ello en un país de castas pero con una moral moldeable que hasta la justicia conoce pero todo el mundo calla para que todo siga funcionando como de costumbre.

Francisco Martínez Bouzas

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