Juan Pedro Aparicio
Menoscuarto, Palencia, 2019, 84 páginas.
Una indudable vocación por contar historias que se manifiesta y explaya en
todas las modalidades narrativas: la novela, el cuento, la microficción y el
relato de viajes, define la obra escritural y creativa de Juan Pedro Aparicio
(León 1941). Su debut en la literatura, y que marcó sus inicios fue el cuento.
Más de una veintena de piezas que tienen su comienzo en El origen del mono (1957), y que ahora reedita el sello palentino Menoscuarto.
Con El año del francés (1986), Juan Pedro
Aparicio logró un amplio reconocimiento que será confirmado cuando tres años
más tarde, en 1989, logró el Premio Nadal por su novela Retrato en ambigú. Otras novelas suyas muy notables entre las que
sobresalen La forma de la noche (1994),
y su último libro publicado Nuestros
hijos volarán con el siglo (2013) acrecientan su obra creativa.
Si hay
algo que define la obra de Juan Pedro Aparicio es su firme voluntad por contar
historias que tiene su expresión, como he dicho, en todas las formas de la
narrativa, y su apuesta que considero esencial en la literatura: la
narratividad. Suya es la sentencia que asumo en toda su plenitud: “No vale que
uno acumule palabras, si no hay narratividad no hay relato”.
El origen del mono, relato o pequeña
novela se inicia con la crónica titulada “El origen del mono” que reproduce la
teoría del profesor Abermalsnathy, un nazi acogido en Estados Unidos, como
tantos otros, según la cual el hombre no desciende del mono sino al revés: el
mono es quien desciende del hombre. Para defender tal teoría, alude a Caín y a
Abel. El mono y el hombre serían iguales en las remotas fechas de su
nacimiento, pero, en su evolución, Caín, (el homo sapiens), logra una ventaja
sobre Abel que le impide para siempre el
normal desarrollo de sus facultades.
Este
primer Caín sería el hombre de Neanderthal, y más tarde el Austrolopithecus
africanus. Un periodista, Braulio Schatzmann tras una juventud académica bastante
descentrada logra ser reclutado como
expedicionario para un safari en África. Y en la espesura, la esposa de Braulio
vio una criatura incierta cuyo pesado correr y gesticular le diferenciaban de
los indígenas. Así mismo, dos meses después de la conferencia, el profesor nazi
fue expulsado de la Universidad. Se somete a un tratamiento y logra una
pigmentación obscura. Y entre contactos y rencillas entre los expedicionarios,
con juegos entre la fantasía y la realidad, transcurre el relato. El origen del mono.
Pero lo
que sucede en África no es lo que seduce al lector. La seducción, si acaece,
proviene del gusto del autor por contar historias, por provocar el placer de la
lectura. Seguramente no será El origen
del mono una pequeña pieza en la que el lector hallará más deleite. Una obrita
que participa por igual del relato y de la novela corta.
Anoto
finalmente que los relatos de Juan Pedro Aparicio, a medida que su escritura se
va consolidando, tienen la virtud de hacer coexistir una base o espacio real
inidentificable con una geografía concreta que convive con un derroche de
imaginación. Algo que el lector apenas podrá observar en El origen del mono, un debut origen de una rica obra literaria.
Francisco Martínez Bouzas
No hay comentarios:
Publicar un comentario