Italo
Calvino
Traducción
de Aurora Bernárdez
Ediciones
Siruela, Madrid, 2018, 3ª edición, 172 páginas.
Italo Calvino (Santiago de las Vegas, la
Habana, 1923 – Siena, 1985) fue un brillante experimentador en el terreno
escritural que salta de una forma literaria a otra. Tras la trilogía I nostri antenati (El
vizconde demediado, El barón rampante, El caballero inexistente), una representación alegórica del hombre
contemporáneo, se han ido traduciendo a las distintas lenguas, incluidas las
periféricas y minoritarias como el gallego, otras de sus obras más importantes,
como Las ciudades invisibles, con la
que obtuvo en 1972 el Premio Feltrinellli.
Italo Calvino es un escritor polifacético,
de evolución variada y muy rica. A su inicial neorrealismo le sucedió un tipo
de escritura, por una parte fantasiosa: los relatos de Último viene il cervo (1949) y la ya apuntada trilogía de seres
imposibles. Y por otra, su trilogía urbana, modulada en clave política y de
denuncia social. Posteriormente Italo Calvino se entregó al experimentalismo
vanguardista escribiendo una novela de
la novela Se una notte d’inverno un
viaggiatore, a la “fanta-ciencia” (La cosmicomiche) a la “fanta-historia”,
un subgénero narrativo en el que se puede incluir Las ciudades invisibles.
En efecto, Las ciudades
invisibles es plenamente fantasía histórica y recreación de mitos, si bien
el libro esconde otros presentes hábilmente enmascarados. El núcleo argumental
de la obra no es otro que las conversaciones entre el emperador mongol Kublai
Kahn y Marco Polo, en las que este le describe al Gran Kahn las ciudades de su
imperio. Sin embargo, no se trata de una reinterpretación literaria del Libro de las maravillas de Marco Polo,
sino de una recreación plenamente original de las ciudades imaginarias y de las
relaciones, igualmente imaginadas, entre el emperador y Marco Polo.
El tiempo del relato corresponde
posiblemente al siglo XIII, mas el coloquio entre los dos personajes transcurre
en un tiempo imaginario e indefinido, con características incluso de nuestros
días. Marco Polo representa ante el Gran
Kahn las ciudades de los territorios imperiales, ciudades con nombres femeninos
que se convierten en verdaderos símbolos de la sociedad y de la existencia
humana. En el imperio tártaro se yerguen ciudades como Anastasia que crea
esclavos de aquellos que creen gozar de la misma; como Zoe en la que el viajero
solamente cobija dudas, o como Hipatia en la que no existe lenguaje sin engaño.
Ciudades telaraña como Octavia o como Bauci a la que se llega antes de acertar
a divisarla. Urbes sin espesor que consisten solamente en un anverso y en un
reverso como Moriana, y otras como Pentasilea que acaso solamente es periferia
de si misma, sin que fuera de ella exista un fuera. Ciudades-joya, como
Bersabea que solamente cuando defeca no es avarienta, calculadora e interesada.
Las ciudades que Marco Polo detalla al
regreso de sus embajadas, y que aparecen en su mente como los pensamientos que
le vienen a quien toma el fresco al anochecer, están, al igual que lo sueños,
construidas de deseos y de miedos. Todas tienen algo de Venecia y representan
la existencia humana en la vida y en la muerte. Hay ciudades, en el relato de
Marco Polo, a las que se llega muriendo y en las que cada uno se reencuentra
con sus muertos -señal de que también yo morí-; y casi que todas ellas ocultan
dos caras o se componen de dos medias ciudades, de un anverso y de un reverso:
lo bueno y lo malo, la justicia y la injusticia, los rectos y los sicofantes.
Así pues, una sucesión en el tiempo de estructuras diferentes, alternativamente
justas e injustas.
Como hace el autor en El vizconde demediado con relación al ser humano, tras leer Las ciudades invisibles correspondería
formular igualmente una pregunta inquietante: ¿La ciudad total, perfectamente
harmónica, no será un mito inalcanzable? ¿La ciudad real y las ciudades
diferentes que aquella esconde y que se originan y crecen en sus entrañas, la
ciudad de los justos y la ciudad de los calumniadores, no será la misma y única
ciudad que existe?
Una escritura, sin ninguna duda, de profunda
filiación filosófica en la que además
son destacables otras ideas importantes. Entre ellas, la potencia de la
memoria: el tuyo es en realidad un viaje en la memoria, le dice el Gran Kahn al
humilde extranjero Marco Polo que, como único equipaje, presenta lo que es
capaz de recordar, un poder, no obstante, infinitamente superior al de Kublai
que desconoce su propio imperio. En definitiva, todo lo que resume la ajustada
consigna de Francis Bacon: “Saber es poder”, que podría servir de lema a la
aventura del conocimiento moderno.
Y junto a la memoria, aparece latente en las
páginas de Italo Calvino la imposibilidad de expresar la realidad por medio de
signos lingüísticos, que colocan a este libro en la órbita del estructuralismo
lingüístico. En las conversaciones con Kublai, Marco Polo, más que con palabras,
representaba a las ciudades que describía con gestos, gritos de maravillas y de
horrores, ladridos o píos de animales…, improvisaba pantomimas que el soberano
debía interpretar. En la mente del emperador, cada nueva ciudad aparece
evocada, a la manera de un emblema, por un primer gesto o por el objeto con el
que había sido designada por Marco Polo. De ahí que con frecuencia para el Gran
Kahn su imperio no es otra cosa que un zodíaco
de fantasmas de la mente.
Las
ciudades invisibles es un libro importante, de eses que conjugan en sus
páginas magia y un verdadero juego intelectual,
embebido en un efectivo
refinamiento lingüístico que, sin embargo, no convierte en gravosa su lectura.
Italo Calvino |
Fragmentos
"En la vida de
los emperadores hay un momento que sucede al orgullo por la amplitud
inconmensurable de los territorios que hemos conquistado, a la melancolía y al
alivio de saber que pronto renunciaremos a conocerlos y a comprenderlos, una
sensación como de vacío que nos asalta una noche junto con el olor de los
elefantes después de la lluvia y de la ceniza de sándalo que se enfría en los
braseros, un vértigo que hace temblar los ríos y las montañas historiados en la
leonada grupa de los planisferios, enrolla uno sobre otro los despachos que
anuncian el derrumbe, de derrota en derrota, de los últimos ejércitos enemigos
y resquebraja el lacre de los sellos de reyes que jamás oímos nombrar, que
imploran la protección de nuestras huestes triunfantes a cambio de tributos
anuales en metales preciosos, pieles curtidas y caparazones de tortuga; es el
momento desesperado en que se descubre que ese imperio que nos había parecido
la suma de todas las maravillas es un desmoronarse sin fin ni forma, que la gangrena
de su corrupción está demasiado avanzada para que nuestro cetro pueda ponerle
remedio, que el triunfo sobre los soberanos enemigos nos ha hecho herederos de
su larga ruina.”
…..
“Partiendo de allá
y andando tres jornadas hacia levante, el hombre se encuentra en Diomira,
ciudad con sesenta cúpulas de plata, estatuas de bronce de todos los dioses,
calles pavimentadas de estaño, un teatro de cristal, un gallo de oro que canta
todas las mañanas en lo alto de una torre. Todas estas bellezas el viajero ya
las conoce por haberlas visto también en otras ciudades. Pero es propio de ésta
que quien llega una noche de septiembre, cuando los días se acortan y las
lámparas multicolores se encienden todas a la vez sobre las puertas de las
freidurías, y desde una terraza una voz de mujer grita: ¡uh!, se pone a
envidiar a los que ahora creen haber vivido ya una noche igual a ésta y haber
sido aquella vez felices. "
…..
"A ochenta millas de proa al viento maestral,
el hombre llega a la ciudad de Eufemia,
donde los mercaderes de siete naciones se reúnen en cada solsticio y en cada
equinoccio.
La barca que fondea con una carga de jengibre y
algodón en rama volverá a zarpar con la estiba llena de pistacho y semilla de
amapola, y la caravana que acaba de descargar costales de nuez moscada y de
pasas de uva ya lía sus albardas para la vuelta con rollos de muselina
dorada.
Pero lo que impulsa a remontar ríos y atravesar
desiertos para venir hasta aquí no es sólo el trueque de mercancías sino
también porque de noche, junto a las hogueras que rodean el mercado, sentados
sobre sacos o barriles o tendidos en montones de alfombras, a cada palabra que
uno dice como "lobo", "hermana", "tesoro
escondido", "batalla", "sarna,", "amantes",
los otros cuentan cada uno su historia de lobos, de hermanas, de tesoros, de
sarna, de amantes, de batallas.
Y tú sabes que en el largo viaje que te espera,
cuando para permanecer despierto en el balanceo del camello o del junco se
empiezan a evocar uno por uno todos los propios recuerdos, tu lobo se habrá
convertido en otro lobo, tu hermana en una hermana diferente, tu batalla en
otra batalla, al regresar de Eufemia, la ciudad donde en cada solsticio y en
cada equinoccio intercambiamos nuestros recuerdos".
(Italo Calvino, Las
ciudades invisibles)
Tu reseña me ha hecho recordar su lectura hace ya mucho tiempo. Y describes la obra tal cual es, con algo de esa magia que torna invisible hasta al propio lector. Es una obra de las mejores que recuerdo. Octavia ciudad telaraña, es la que más me llegó. Tanto que tengo un cuento que se acerca a una recreación de esa ciudad imaginada, ya lo subiré en otro momento.
ResponderEliminarGracias por tu reseña siempre tan acertada.
Realmente interesante ...
ResponderEliminarSaludos
Mark de Zabaleta
Gracias por tu reseña, son de esos tipos de libros que atrapan, por la cultura que conllevan, te dejo un abrazo y me disculpo, por pasar hasta hoy.
ResponderEliminarSOLICITO A MI COMPLACENCIA MASOQUISTA INDUMENTARIA DISCRETA VIRIL POR MIS SECUESTRADORAS SECUACES DE LA RELIGION DE LOS PLANETAS DE LOS CALUMNIADORES PORQUE MIS CALUMNIADORES ME TIENEN PLAGIADO CON LA LEY MONSANTO SIN ESPOSA PARA TODA LA ETERNIDAD PORQUE SOY LA ENCARNACION DIVINA DE LAS DEIDADES DE TALES PLANETAS EN MI CUERPO (DIOSES E IDOLOS, ANGELES DE LA MUERTE Y DEMONIOS COMO TAMBIEN ESPIRITUS DE LOS PLANETAS CALUMNIADORES Y DIOS PLANETAS DE LOS CALUMNIADORES). ME CALUMNIARON DE PREVARICADOR LOS VÓRTICES VIRTUALES EN LA DÉCADA DE LOS 90'S DEL SIGLO 20 CON LA NECROFILIA PARA INFERIRME CON LA CALUMNIA SEXUAL DE HOSTIGADOR UNICAMENTE POR LA COLONIA CENTROAMÉRICA DE LA ZONA 7 DE LA CIUDAD DE GUATEMALA Y LA CALUMNIA DE PREVARICADOR POR 9 REGIONES GUATEMALTECAS COMO POR EJEMPLO VALLE DORADO ZONA 8 DE MIXCO, CIUDAD DE GUATEMALA (EXCEPTUANDO COLONIA CENTROAMÉRICA CON LA COMISARIA 14 DE LA POLICIA) Y SAN LUCAS SACATEPÉQUEZ.
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