Kirmen Uribe
Traducción del euskera: J.M. Isasi
Seix Barral, Barcelona, 2016, 446 páginas.
Un narrador, Kirmen Uribe
(Ondarroa, 1970), enteramente consolidado (Premio Nacional de Narrativa, Premio
Nacional de la Crítica, entre otros múltiples galardones) nos ofrece, en La hora de despertarnos juntos, un
híbrido y muy potente artefacto literario: una novela de no-ficción que no solo
es trascripción de hechos, sino que establece un punto de encuentro entre la
realidad y la ficción. El mismo autor, consciente de la recuperación ficcional
del pasado, lo refleja con estas palabras en la Nota que clausura el libro:
“Ésta es una novela y la lógica que sigue es la de la ficción. Aún así, como
todos y cada uno de los personajes que aparecen en este libro son reales e
igualmente la historia que protagonizan es verídica, me he tomado la licencia
de imaginar y novelar algunos de los pasajes y diálogos que aparecen en la
novela” (página 439). Tal como desde años vienen haciendo, entre otros,
escritores de la talla de Emmanuel Carrère, Patrick Deville, Elena Poniatowska,
Delphine de Vigan (Basada en hechos
reales), Rosa Montero, más cercana a nosotros (La ridícula idea de no volver a verte) o los Premiso Nobel J.M. Coetzee (El maestro de Petersburgo) y Patrick Modiano (Libro de familia). La técnica compositiva y la estética de Kirmen
Uribe es la misma: literatura de hechos reales, convenientemente
ficcionalizados.
La
hora de despertarnos juntos es una novela muy rica y compleja,
exhaustivamente documentada que reconstruye, desde la ficción, una historia
familiar: la vida de la pareja Txomin Letamendi y Karmele Urresti y la de sus
hijos Ikerne, Txomin y Patxi, mas con el plus añadido de que se convierte así
mismo en una novela sobre la historia vasca, española, europea, y en parte
norteamericana, durante el pasado siglo y en la primera década del actual; con
multitud de personajes, todos reales, que hacen de ella una novela coral. Una
historia real, retrato caleidoscópico de tres generaciones, y que el autor
define con estas palabras: sueño, impotencia y rendición, esperanza.
Tras una páginas introductorias sobre la
génesis de la novela -el conocimiento real de Karmele Urresti y el autoconvencimiento
de que debía escribir un libro basado en su vida, en la de su familia, su
generación y, a la postre, en la de todo un pueblo-, la novela se inicia con la
descripción de un cuadro de Antonio Gezala (Noche
de artistas en Ibaigane) que reproduce el aire distinguido y alocado de los
años veinte y en el que aparece un trompetista, Txomin Letamendi Murua, uno de
los protagonistas basilares de la novela. Músico y comandante de gudaris
durante la Guerra Civil, exiliado en Francia tras la toma de Euskadi por las
tropas de Franco. Conoce a Karmele Urresti en París en diciembre de 1937, al
coincidir con ella en la embajada cultural que el lendakari José Antonio
Aguirre y el empresario Manu Sota habían creado para mantener viva la realidad
de Euskadi tras la derrota bélica. Ambos formaban parte del coro Erosoinka, de
gira propagandística a favor de la causa vasca por varios países. Pronto surge
un romance entre ellos y Karmele se queda embarazada, y como la moral de la
época discriminaba a las madres solteras, se casan, siendo notario del acto el
lendakari Aguirre, igualmente exiliado. En julio de 1939 nace Ikerne Letamendi
Urresti.
Ambos y sus respectivas historias en común,
y la de Karmele tras el fallecimiento de Txomín a finales de 1950, como
consecuencia de las terribles torturas a las que fu sometido, son el hilo
conductor de la novela. El novelista sigue los pasos de la familia que colabora
con los servicios de propaganda del gobierno vasco en el exilio. Txomín
Letamendi trabaja con los servicios secretos norteamericanos, y tras una
temporada de exilio dorado en Venezuela, acepta la petición del lendakari
Aguirre y se traslada a España para apoyar la organización clandestina del
Partido Nacionalista Vasco. Doble detención, cárcel, vejaciones y torturas hasta
que muere derrotado, pesando apenas treinta y cinco kilogramos. Karmele regresa Venezuela y allí encuentra
trabajo como enfermera.
A partir de ese momento, en ella y en sus
hijos centra Kirmen Uribe, la historia
de la novela. Nos da cuenta del marchitarse de la resistencia antifranquista,
el arrinconamiento del gobierno vasco en el exilio debido a la guerra fría, el
nacimiento de ETA a finales de los cincuenta porque las generaciones más
jóvenes del PNV no aceptaban el derrotismo. Txomin Letamendi Urresti forma
parte de aparato propagandístico del grupo etarra que el 2 de agosto de 1968 da
un salto crucial en su estrategia y asesina a un conocido torturador y
colaborador activo dela Gestapo, el policía Melitón Manzanas. Condenas a muerte
a Andoni Arrizabalaga, el Proceso de Burgos de 1970 con nueve condenas a la
pena de muerte, que Franco conmuta debido a las movilizaciones tanto nacionales
como internacionales. Las escisiones de ETA; el abandono de la organización
terrorista por parte de muchos miembros, entre ellos Txomin Letamendi Urresti;
la voladura por los aires del presidente del gobierno franquista, Carrero
Blanco; los atentados indiscriminados; la espiral de violencia porque ETA sigue
matando durante largos años; la violencia estructural y represiva por parte del
estado español, no siempre legítima… Todo ello hace que el novelista se
interrogue en las páginas finales sobre la indiferencia y pasividad mantenida
por la sociedad vasca ante tanta violencia y muerte. Sin embargo, el mismo
Kirmen Uribe declara que no es lo mismo la ETA de 1960 que la de 2010. Las
víctimas de ETA fueron siempre asesinatos, pero es preciso estar en aquellas
circunstancias y aclarar lo que sucedió y por qué.
Hay dos formas de leer esta novela, formas
antagónicas, sin duda: desde el nacionalismo vasco o desde el nacionalismo
español. Apología del independentismo para la segunda o recuperación de la
memoria histórica de personajes olvidados y afirmación de la voluntad
inquebrantable de libertad del pueblo vasco, para la primera. Ninguna de ellas
coincide con la necesaria reconciliación, tras recuperar la historia de lo que
pasó. ¿Coincide una novela que pretende ser un juicio a los verdugos del
franquismo? “Lo que los tribunales no han podido hacer, lo puede hacer un historiador
o un novelista”, declaraba hace poco Kirmen Uribe. Pero también será preciso,
añadía, reconocer el sufrimiento del otro, de todas las víctimas.
El gusto del autor por escribir novelas
sobre lo que no sabe, le obligó a documentarse de forma muy completa. Y de esa
investigación nace esta novela, que no solo narra las duras vicisitudes de los
protagonistas, sino también sus conexiones con personajes históricos como el
lendakari Aguire, el presidente Roosevelt, el vicepresidente Wallace, Manu
Sota, Hemingway… Y, sobre todo, refleja una parte muy desconocida de la
posguerra, como fueron los años cuarenta y cincuenta, los movimientos
antifranquistas, las transformaciones sociales y políticas desde los años
veinte hasta la Segunda Guerra Mundial, la decisión de algunos jóvenes de optar
por la violencia y su decepción posterior. Todo ello situado en el contexto de
la historia vasca durante el siglo XX.
Una historia de perdedores, aunque en
definitiva la derrota de Txomin Letamendi no lo fue, porque la causa por la que
él y otros muchos héroes desconocidos lucharon (la libertad del pueblo vasco, la democracia,
el antifranquismo) acabó ganando. Quizás por eso Kirmen Uribe novela, no la
historia de personajes famosos como el lendakari Aguirre, sino la de personas
olvidadas, desconocidas, soñadoras, héroes anónimos que nunca, o solo a la hora
de la muerte, cedieron a la desesperanza.
La
hora de despertarnos juntos es una historia real bien articulada y
verosímil, a la que la ficción retoca proporcionándole, sin alterar los hechos,
el contexto, los diálogos, las escenas; y organizando la historia siguiendo
procedimientos ficcionales, basándose en una estructura novelística. Escrita en
tercera persona buscando un mayor distanciamiento, con ciertas intervenciones
en primera, y huyendo de cualquier lucimiento estilístico. Texto no-ficción
desnudo y sin efectivismos, pero escrito con gran vitalidad narrativa, que se
sirve de eficaces recursos ficcionales para contar hechos reales y rescatar del
baúl de los olvidos a figuras que han creado la Historia.
Francisco
Martínez Bouzas
Fragmentos
“Manu
y su familia lo perdieron todo. Los franquistas les requisaron cientos de
barcos, aunque el padre no llegó a verlo porque falleció muy poco antes del
comienzo de la guerra. Así y todo, después de muerto, instruyeron un juicio
póstumo en su contra. También se incautaron del palacio de Ibaigane. Sobre la
chimenea colgaba un escudo de armas familiar del que sobresalía la talla de un
caballo medieval. En cuanto los militares se apoderaron de la residencia,
cortaron el cuello de ese escudo con un sable.
A
muchas familias les arrebataron todo lo que poseían. Una mujer de Mondragón
contaba que hasta llegaron a requisarle el carrito de bebé amarillo de su hijo
recién nacido. Y, desde entonces, la pareja
joven adepta al régimen franquista a quien adjudicaron el bien incautado
se paseaba por el pueblo como si aquel cochecito le perteneciese. Y la mujer de
Mondragón veía pasar cada mañana, delante de sus narices, día tras día, su
cochecito de bebé amarillo llevando a un hijo que no era el suyo.”
…..
“Este
Eduardo Quintela, al mando de una brigada temida por sus consabidos métodos
expeditivos, fue el encargado del interrogatorio salvaje al que fue sometido
Txomin, quien jamás consiguió recuperarse de las torturas infligidas por aquel
y sus adláteres. Sobre la fama de esta brigada constan en el archivo de Benet
dos cartas del escritor Josep Pous i
Pagès -cuyo alias, Jaume Marquet, procede de un personaje de sus novelas-
fechadas a primeros de septiembre de 1947, donde se refería al asunto en estos
términos: «La brigada
operante era la del famoso Quintela, de brutal reputación». En estas mismas cartas, Josep Pous reconocía que el arresto de Txomin había supuesto un
duro golpe para la resistencia catalana, ya que propició la caída del propio
Benet y del socialista Lluís Torres, ambos del heterogéneo Frente Universitario
de Resistencia Catalana, así como la espada de Damocles para otros miembros de
este frente universitario.”
…..
“¿Cómo
fue posible que pasáramos de un clima propicio a un infierno de indiferencia?
¿También a las conciencias les atraviesan ejes que temblaron y transformaron
nuestra moral? ¿Por qué no supimos como individuos y como sociedad predecir lo
que ocurriría los siguientes cuarenta años? ¿Por qué no reaccionamos ante la
espiral de violencia y muerte? ¿Por qué no detuvimos a tiempo aquella inercia
sin sentido? ¿Por qué nos callamos? ¿Por qué negamos el sufrimiento ajeno? ¿Por
qué nos volvimos la mayoría un poco de piedra, como las estatuas medievales de la
iglesia de Ondarroa?
No
me siento capaz de contestar a ninguna de estas preguntas y creerme que mi respuesta
vaya a ser la correcta. Pero de lo que sí me siento capaz, lo que en verdad deseo
con toda mi alma es volver mi mirada atrás y detenerme en el dolor de todas y cada
una de las víctimas.”
(Kirmen Uribe, La
hora de despertarnos juntos, páginas 74-75, 275-276, 423)
Muy interesante...
ResponderEliminarBueno, creo será un gran viaje histórico y de espionaje, te felicito, es hermosa tu reseña, aprendo mucho de tus letras, te dejo un abrazo.
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