jueves, 16 de marzo de 2017

LOS LETAMENDI URRESTI: UNA NOVELA DE HECHOS REALES



 
La hora de despertarnos juntos
Kirmen Uribe
Traducción del euskera: J.M. Isasi
Seix Barral, Barcelona, 2016, 446 páginas.

   Un narrador, Kirmen Uribe (Ondarroa, 1970), enteramente consolidado (Premio Nacional de Narrativa, Premio Nacional de la Crítica, entre otros múltiples galardones) nos ofrece, en La hora de despertarnos juntos, un híbrido y muy potente artefacto literario: una novela de no-ficción que no solo es trascripción de hechos, sino que establece un punto de encuentro entre la realidad y la ficción. El mismo autor, consciente de la recuperación ficcional del pasado, lo refleja con estas palabras en la Nota que clausura el libro: “Ésta es una novela y la lógica que sigue es la de la ficción. Aún así, como todos y cada uno de los personajes que aparecen en este libro son reales e igualmente la historia que protagonizan es verídica, me he tomado la licencia de imaginar y novelar algunos de los pasajes y diálogos que aparecen en la novela” (página 439). Tal como desde años vienen haciendo, entre otros, escritores de la talla de Emmanuel Carrère, Patrick Deville, Elena Poniatowska, Delphine de Vigan (Basada en hechos reales), Rosa Montero, más cercana a nosotros (La ridícula idea de no volver a verte) o los Premiso Nobel  J.M. Coetzee (El maestro de Petersburgo) y Patrick Modiano (Libro de familia). La técnica compositiva y la estética de Kirmen Uribe es la misma: literatura de hechos reales, convenientemente ficcionalizados.
   La hora de despertarnos juntos es una novela muy rica y compleja, exhaustivamente documentada que reconstruye, desde la ficción, una historia familiar: la vida de la pareja Txomin Letamendi y Karmele Urresti y la de sus hijos Ikerne, Txomin y Patxi, mas con el plus añadido de que se convierte así mismo en una novela sobre la historia vasca, española, europea, y en parte norteamericana, durante el pasado siglo y en la primera década del actual; con multitud de personajes, todos reales, que hacen de ella una novela coral. Una historia real, retrato caleidoscópico de tres generaciones, y que el autor define con estas palabras: sueño, impotencia y rendición, esperanza.
   Tras una páginas introductorias sobre la génesis de la novela -el conocimiento real de Karmele Urresti y el autoconvencimiento de que debía escribir un libro basado en su vida, en la de su familia, su generación y, a la postre, en la de todo un pueblo-, la novela se inicia con la descripción de un cuadro de Antonio Gezala (Noche de artistas en Ibaigane) que reproduce el aire distinguido y alocado de los años veinte y en el que aparece un trompetista, Txomin Letamendi Murua, uno de los protagonistas basilares de la novela. Músico y comandante de gudaris durante la Guerra Civil, exiliado en Francia tras la toma de Euskadi por las tropas de Franco. Conoce a Karmele Urresti en París en diciembre de 1937, al coincidir con ella en la embajada cultural que el lendakari José Antonio Aguirre y el empresario Manu Sota habían creado para mantener viva la realidad de Euskadi tras la derrota bélica. Ambos formaban parte del coro Erosoinka, de gira propagandística a favor de la causa vasca por varios países. Pronto surge un romance entre ellos y Karmele se queda embarazada, y como la moral de la época discriminaba a las madres solteras, se casan, siendo notario del acto el lendakari Aguirre, igualmente exiliado. En julio de 1939 nace Ikerne Letamendi Urresti.
   Ambos y sus respectivas historias en común, y la de Karmele tras el fallecimiento de Txomín a finales de 1950, como consecuencia de las terribles torturas a las que fu sometido, son el hilo conductor de la novela. El novelista sigue los pasos de la familia que colabora con los servicios de propaganda del gobierno vasco en el exilio. Txomín Letamendi trabaja con los servicios secretos norteamericanos, y tras una temporada de exilio dorado en Venezuela, acepta la petición del lendakari Aguirre y se traslada a España para apoyar la organización clandestina del Partido Nacionalista Vasco. Doble detención, cárcel, vejaciones y torturas hasta que muere derrotado, pesando apenas treinta y cinco kilogramos.  Karmele regresa Venezuela y allí encuentra trabajo como enfermera.
    A partir de ese momento, en ella y en sus hijos centra  Kirmen Uribe, la historia de la novela. Nos da cuenta del marchitarse de la resistencia antifranquista, el arrinconamiento del gobierno vasco en el exilio debido a la guerra fría, el nacimiento de ETA a finales de los cincuenta porque las generaciones más jóvenes del PNV no aceptaban el derrotismo. Txomin Letamendi Urresti forma parte de aparato propagandístico del grupo etarra que el 2 de agosto de 1968 da un salto crucial en su estrategia y asesina a un conocido torturador y colaborador activo dela Gestapo, el policía Melitón Manzanas. Condenas a muerte a Andoni Arrizabalaga, el Proceso de Burgos de 1970 con nueve condenas a la pena de muerte, que Franco conmuta debido a las movilizaciones tanto nacionales como internacionales. Las escisiones de ETA; el abandono de la organización terrorista por parte de muchos miembros, entre ellos Txomin Letamendi Urresti; la voladura por los aires del presidente del gobierno franquista, Carrero Blanco; los atentados indiscriminados; la espiral de violencia porque ETA sigue matando durante largos años; la violencia estructural y represiva por parte del estado español, no siempre legítima… Todo ello hace que el novelista se interrogue en las páginas finales sobre la indiferencia y pasividad mantenida por la sociedad vasca ante tanta violencia y muerte. Sin embargo, el mismo Kirmen Uribe declara que no es lo mismo la ETA de 1960 que la de 2010. Las víctimas de ETA fueron siempre asesinatos, pero es preciso estar en aquellas circunstancias y aclarar lo que sucedió y por qué.
   Hay dos formas de leer esta novela, formas antagónicas, sin duda: desde el nacionalismo vasco o desde el nacionalismo español. Apología del independentismo para la segunda o recuperación de la memoria histórica de personajes olvidados y afirmación de la voluntad inquebrantable de libertad del pueblo vasco, para la primera. Ninguna de ellas coincide con la necesaria reconciliación, tras recuperar la historia de lo que pasó. ¿Coincide una novela que pretende ser un juicio a los verdugos del franquismo? “Lo que los tribunales no han podido hacer, lo puede hacer un historiador o un novelista”, declaraba hace poco Kirmen Uribe. Pero también será preciso, añadía, reconocer el sufrimiento del otro, de todas las víctimas.
   
  
K.Uribe y P. Letamendi Urresti en el Museo de Bellas Artes de Bilbao
 

   El gusto del autor por escribir novelas sobre lo que no sabe, le obligó a documentarse de forma muy completa. Y de esa investigación nace esta novela, que no solo narra las duras vicisitudes de los protagonistas, sino también sus conexiones con personajes históricos como el lendakari Aguire, el presidente Roosevelt, el vicepresidente Wallace, Manu Sota, Hemingway… Y, sobre todo, refleja una parte muy desconocida de la posguerra, como fueron los años cuarenta y cincuenta, los movimientos antifranquistas, las transformaciones sociales y políticas desde los años veinte hasta la Segunda Guerra Mundial, la decisión de algunos jóvenes de optar por la violencia y su decepción posterior. Todo ello situado en el contexto de la historia vasca durante el siglo XX.
   Una historia de perdedores, aunque en definitiva la derrota de Txomin Letamendi no lo fue, porque la causa por la que él y otros muchos héroes desconocidos lucharon  (la libertad del pueblo vasco, la democracia, el antifranquismo) acabó ganando. Quizás por eso Kirmen Uribe novela, no la historia de personajes famosos como el lendakari Aguirre, sino la de personas olvidadas, desconocidas, soñadoras, héroes anónimos que nunca, o solo a la hora de la muerte, cedieron a la desesperanza.
   La hora de despertarnos juntos es una historia real bien articulada y verosímil, a la que la ficción retoca proporcionándole, sin alterar los hechos, el contexto, los diálogos, las escenas; y organizando la historia siguiendo procedimientos ficcionales, basándose en una estructura novelística. Escrita en tercera persona buscando un mayor distanciamiento, con ciertas intervenciones en primera, y huyendo de cualquier lucimiento estilístico. Texto no-ficción desnudo y sin efectivismos, pero escrito con gran vitalidad narrativa, que se sirve de eficaces recursos ficcionales para contar hechos reales y rescatar del baúl de los olvidos a figuras que han creado la Historia.

Francisco Martínez Bouzas

                                                    
Kirmen Uribe

Fragmentos

“Manu y su familia lo perdieron todo. Los franquistas les requisaron cientos de barcos, aunque el padre no llegó a verlo porque falleció muy poco antes del comienzo de la guerra. Así y todo, después de muerto, instruyeron un juicio póstumo en su contra. También se incautaron del palacio de Ibaigane. Sobre la chimenea colgaba un escudo de armas familiar del que sobresalía la talla de un caballo medieval. En cuanto los militares se apoderaron de la residencia, cortaron el cuello de ese escudo con un sable.
A muchas familias les arrebataron todo lo que poseían. Una mujer de Mondragón contaba que hasta llegaron a requisarle el carrito de bebé amarillo de su hijo recién nacido. Y, desde entonces, la pareja  joven adepta al régimen franquista a quien adjudicaron el bien incautado se paseaba por el pueblo como si aquel cochecito le perteneciese. Y la mujer de Mondragón veía pasar cada mañana, delante de sus narices, día tras día, su cochecito de bebé amarillo llevando a un hijo que no era el suyo.”

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“Este Eduardo Quintela, al mando de una brigada temida por sus consabidos métodos expeditivos, fue el encargado del interrogatorio salvaje al que fue sometido Txomin, quien jamás consiguió recuperarse de las torturas infligidas por aquel y sus adláteres. Sobre la fama de esta brigada constan en el archivo de Benet dos cartas del escritor Josep  Pous i Pagès -cuyo alias, Jaume Marquet, procede de un personaje de sus novelas- fechadas a primeros de septiembre de 1947, donde se refería al asunto en estos términos: «La brigada operante era la del famoso Quintela, de brutal reputación». En estas mismas cartas, Josep Pous reconocía  que el arresto de Txomin había supuesto un duro golpe para la resistencia catalana, ya que propició la caída del propio Benet y del socialista Lluís Torres, ambos del heterogéneo Frente Universitario de Resistencia Catalana, así como la espada de Damocles para otros miembros de este frente universitario.”

…..

“¿Cómo fue posible que pasáramos de un clima propicio a un infierno de indiferencia? ¿También a las conciencias les atraviesan ejes que temblaron y transformaron nuestra moral? ¿Por qué no supimos como individuos y como sociedad predecir lo que ocurriría los siguientes cuarenta años? ¿Por qué no reaccionamos ante la espiral de violencia y muerte? ¿Por qué no detuvimos a tiempo aquella inercia sin sentido? ¿Por qué nos callamos? ¿Por qué negamos el sufrimiento ajeno? ¿Por qué nos volvimos la mayoría un poco de piedra, como las estatuas medievales de la iglesia de Ondarroa?
No me siento capaz de contestar a ninguna de estas preguntas y creerme que mi respuesta vaya a ser la correcta. Pero de lo que sí me siento capaz, lo que en verdad deseo con toda mi alma es volver mi mirada atrás y detenerme en el dolor de todas y cada una de las víctimas.”

(Kirmen Uribe, La hora de despertarnos juntos, páginas 74-75, 275-276, 423)

2 comentarios:

  1. Bueno, creo será un gran viaje histórico y de espionaje, te felicito, es hermosa tu reseña, aprendo mucho de tus letras, te dejo un abrazo.

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