Berta Dávila
Traducción de
Rubén Ruibal
Mar Maior (sello
de Editorial Galaxia), Vigo, 2015, 107 páginas
Mar Maior, ese mar para navegar todos como reza la leyenda de su lema,
publica en estas fechas la segunda contribución de la viguesa Editorial Galaxia
al libro gallego traducido al español. Tres publicaciones con distinto
recorrido: A esmorga (La parranda) de Eduardo Blanco Amor,
considerada por la crítica y por muchos lectores el mejor libro gallego de
todos los tiempos; Tranparencia o
barbarie de Basilio Lourenço Fondevilla, una profunda reflexión crítica
sobre el discurso neoliberal. Y una de las muestras más representativas, y de
gran calidad literaria, de las nuevas voces de la literatura gallega. Es El último libro de Emma Olsen que hoy
comento en esta bitácora.
Como acabo de decir, la de Berta Dávila (Santiago de Compostela, 1987) es
una de las voces emergentes de la literatura gallega tanto en el terreno de la
narrativa como en el de la lírica. Una voz ya consolidada, no obstante su
juventud, en ambos géneros. La novela que ahora traduce al castellano Mar
Maior, es una pieza breve que atesora una gran madurez tanto en el plano
diegético como en el técnico, sin que falte esa brisa posmoderna metaliteraria
sobre el mismo proceso de escritura de la propia novela. La novela obtuvo el
Premio Narrativa Breve Repsol del año 2013, el Premio al Mejor Libro de Ficción
otorgado por la Asociación Galega de Editores en el mismo año. Y ya antes de su
publicación era sin ninguna duda un
original que más de un jurado quisiera hallar en sus deliberaciones. De ello
soy testigo.
Una novela de vías de trenes que se cruzan, así define Berta Dávila a su
novela. Esas vías no son precisamente las que aparecen reproducidas en la
fotografía de la portada que nos trasladan sin duda a ese cronotopo que es
Faith, la última estación de la línea férrea abandonada en Dakota del Sur, un
lugar paralizado en el tiempo, sino a las rutas de los personajes que pueblan este
pequeño libro e intervienen en la historia. Y de una forma especial, la vida de
Emma y la de su amiga, la inquietante Clarissa, los dos grandes pilares, las
heroínas de esta ficción.
El último libro de Emma Olsen
se cimienta y gravita en los postreros momentos de la vida de Emma, la
principal protagonista. Escritora famosa, enferma de un cáncer terminal,
regresa a Faith en una suerte de vuelta a los orígenes para cerrar el círculo
que había quedado inconcluso hacía más de veinte años: recuperar a la Emma
adolescente que tenía el mundo por delante -la marcha de Faith fue para muchos
una huída-, y sobre todo para contar la historia silenciada durante mucho
tiempo, el gran secreto que marcó para siempre la existencia de la
protagonista. Así pues, Emma Olsen va a dedicar los últimos alientos de su vida
a saldar la deuda con aquellos con los que tuvo lazos de amistad, de amor o
rechazo; y sobre todo con Clarissa que es a la vez vértice y vértigo, un ser
que ama los límites, las fronteras que está prohibido superar. Y todo aquello
que había sucedido entre ella y la amiga en sus respectivas etapas de
adolescentes, será lo último que escriba, lo que le permitirá morir tranquila.
Emma escribe pues al llamado de la muerte (“… es curioso que sea
precisamente la muerte lo que me llama a contarlo”, página 11). Por eso mismo
en la novela existe una auténtica obsesión por las formas de morir, porque
matarse era la única forma de huir que las niñas de ocho años podían conseguir
por ellas mismas. Desde esta perspectiva, la novela se convierte en una
interesante reflexión existencial sobre el sentido atávico de la culpa y sobre
la muerte como pulsión inevitable, como atracción fatal que se nos presenta a
través de un juego literario en el que los distintos personajes gozan de vida a
través de la voz de la protagonista, en un juego de ficción en el que adquieren
protagonismo el supuesto editor norteamericano o el traductor gallego, así como
las numerosas referencias intertextuales o paratextuales a los libros apócrifos
de Emma Olsen.
Berta Dávila presenta y desarrolla de forma eficaz un material narrativo
muy denso y complejo. Considero apropiada en un texto confesional como este la
elección de la voz narradora que habla en primera persona, conocedora de su
situación límite. También lo son las frecuentes analépsis que se introducen en
el relato para recuperar el pasado; el apropiado gobierno de la intriga con un perfecto alimento de la
misma (“Aún no ha llegado el momento de contar lo que ocurrió aquel día…”,
página 32). Personajes bien delineados, especialmente los de Emma y Clarissa,
verdaderos puntales de esta novela corta, pero de rica y honda sustancia. Pocas
páginas escritas, pero más que suficientes para acercarnos a los restos de un
naufragio y aportar un poco de luz sobre las víctimas (página 106).
Francisco Martínez Bouzas
Berta Dávila |
Fragmentos
“El viaje hasta aquí fue mi última
oportunidad de conducir. No debería ponerme al volante a estas alturas, pero
deseaba entrar en Faith por mis propios medios. Sé muy bien que regreso a ese
lugar para contar la historia que nunca me atreví a contar, y no me incomoda,
ya no, que mi tiempo se agote.
Escribo porque no conozco otra forma de
pasar estos meses y porque no quiero hacerlo sin cerrar un círculo que quedó
inconcluso aquí mismo hace más de veinte años. Recuerdo bien el autobús que me
llevó lejos de mi casa aquella vez. Desde el asiento de atrás vi cómo Faith se
alejaba lentamente, cómo la ciudad tardaba en hacerse pequeña. La planicie es
así, no hay montañas que nos hagan perder de vista en la primera curva aquello
que abandonamos: es imposible esconderse.
En todo este tiempo solo recorrí el
camino de vuelta tres veces. Las dos primeras, para visitar a un buen amigo que
ya no está. La última, para enterrar a mi padre.”
…..
“Traté de que mi hija no tuviera
instaurado dentro de sí ese sentido atávico de la culpa. Las madres y las
mujeres de mi generación educamos, vivimos, contra nosotras mismas, contra
nuestras cuentas pendientes y nuestros remordimientos. Tal vez escribimos
también contra ellos y, por lo menos en mi caso, no podría hacerlo si me
encontrase plenamente en paz. Si así fuera, no estaría en Faith juntando
palabras y frases sino en una playa de arena blanca. Sí, siempre se escribe por
algún motivo egoísta, por vanidad o para que alguien nos perdone, incluso los
que no permanecen con nosotros para perdonarnos. Porque si algo tengo claro es
que, si Bill estuviese conmigo en esta habitación, yo no necesitaría este libro
y las cosas serían muy distintas ahora.”
…..
“Un tiempo después de apagar las luces
cerré los ojos con fuerza, intentando
concentrarme en el día siguiente, aparentar que dormía. Noté cómo Clarissa
resbalaba por debajo de las sábanas y abandonaba nuestra cama para recorrer la
habitación hasta el otro lado, hasta donde estaba Mónica (…)
Pensé que Clarissa se marchaba con
Mónica, pero escuché a continuación sus pasos de regreso, y cuando se sentó en
la cama sentí más alivio que emoción. Me dijo que Mónica estaba dormida, como
si aquello fuese lo que era nuestro pretexto para poder estar juntas, allí,
lejos de Faith. Fue lo único que hablamos aquella noche y, después, bajos las
mantas, me estrechó en sus brazos y comenzó a explorar mi cuerpo, que temblaba
como si fuera la primera vez que alguien lo tocaba.
Recorrí con mi dedo su piel, sus brazos
que tenían el tacto de un erizo. El cuerpo de Clarissa era el de un pez globo
que despliega todas sus púas para defenderse, para envenenar. Nunca llegamos
tan lejos como en esa ocasión, y aún ahora no soy capaz de poner en palabras lo
que supuso para mí, porque al hacerlo siento que cubro la frase de noche, que
escondo lo que pasó. Supongo que la ausencia de palabras sigue formando parte
del secreto, del encanto de aquella exploración, porque decir algo es tanto como
inventarlo de nuevo, mentir.”
(Berta
Dávila, El último libro de Emma Olsen, páginas
9, 44-45, 89-90)
Me gusta ete tema existencial, amigo, sobre todo cuando uno mismo anda por edades que provocan esos pensamientos , la levedad de la vida, el misterio de la muerte revivir un poco lo vivido como si se recapitulara. Gracias por el aporte y abrazos.
ResponderEliminarRealmente interesante....
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