Erri De Luca
Traducción de
Carlos Gumpert
Seix Barral,
Barcelona, 2015, 95 páginas
Apoyándose en unas declaraciones de Erri De Luca en la edición italiana
del periódico The Huffington Post y
en la agencia de noticias ANSA realizadas en 2013, en las que afirmaba que la
única posibilidad de parar las obras del tren de alta velocidad proyectado para unir Turín
con Lyon, era el sabotaje, el escritor napolitano, una de las figuras más
conocidas de la literatura italiana de los últimos tiempos, fue sentado por la
fiscalía italiana en el banquillo de los acusados en un proceso que se inició
en enero y que, a fecha de hoy, todavía no ha concluido. Un juicio en sesión
abierta después de que Erri De Luca rechazase declarar a puerta cerrada en más
de una ocasión. Ejerce la acusación la empresa francesa LTF, constructora de la
línea ferroviaria de alta velocidad, que solicita para De Luca una pena de
entre uno y cinco años de prisión. Erri De Luca asumió en sus declaraciones los
argumentos de la mayoría de la opinión pública italiana y especialmente de los
activistas y muchos intelectuales, entre ellos el filósofo y europarlamentario
Gianni Vattimo, encausado también por el mismo hecho: la construcción de la
línea de alta velocidad exige la perforación de una parte sustancial de los
Alpes italianos que encierran en sus entrañas cantidades ingentes de amianto,
muy nocivo para la salud humana. Se destruye además el paisaje natural del Val
di Susa.
Erri De Luca (Nápoles, 1950) conocido activista vinculado a los
movimientos obreros, anarquistas y antisistema, miembro del grupo Lotta Continua, en el que militara Pier
Paolo Pasolini, se unió hace una década a los No-TAV, cuando conoció el ataque
a bastonazos y con nocturnidad de la policía italiana contra los campamentos de
activistas opositores a la línea ferroviaria.
De Luca mostró su indignación por la acusación de expresar su opinión en
un escrito en el que llegaba a decir que la construcción de la línea de alta
velocidad debía de ser saboteada. Pero matiza De Luca: “Cuando yo me refiero al
sabotaje, no me refiero a los pequeños daños…Me refiero a la movilización civil
de las poblaciones del Valle empleando no cócteles molotov sino cizallas útiles
para cortar las verjas que protegen las obras”.
Una vez que la fiscalía
de Turín aceptó la demanda, Erri De Luca escribió este “panfleto político” (entendida la palabra panfleto sin
las connotaciones negativas del español) que en enero editó Feltrinelli. Seix
Barral que publica en español los libros del escritor italiano, lo traduce y
edita ahora en castellano.
Si hay algo verdaderamente fundamental en La palabra contraria es la reivindicación del derecho a la libertad
de expresión y, sobre todo el deber de la palabra contraria. Es la manera de
defenderse de Erri De Luca y de demoler la acusación. Pero acepta los
resultados del juicio y no teme acabar entre rejas: “Acepto de buen grado,
escribe, la condena penal, no una reducción del vocabulario, ni el cloroformo
para adormecer las voces de la disensión o la mordaza para silenciar las
palabras no ortodoxas, especialmente cuando son sometidas a un proceso penal”.
De Luca reivindica además el derecho a usar el verbo sabotear como a él le parezca, en su
amplia acepción en la lengua italiana, en sentido figurado que coincide con el
significado de obstaculizar.
De Luca responde a las acusaciones con un estilo sobrio, rebosante de
sorna e ironía (“Somos muy demócratas en el extranjero…”); homenajeando además
a George Orwell (Homenaje a Cataluña),
que le incitó a ser anarquista; a los relatos de Kolyma de Shalamov que le
convencieron de la fuerza de la paciencia y de la resistencia; a los laberintos
eruditos de Borges que le abrieron el tercer ojo para poder asomarse a las
profundidades mitológicas; a Pasolini que le instigó a tener opiniones propias,
en desacuerdo con las suyas; a Salman Rushdie porque con Los versos satánicos provocó que algunas personas saliesen a la
calle a defender da libertad de expresión. O a las palabras incendiarias de La
Marsellesa (“Au armes citoyens”) que
incitan en todos los tiempos a tomar las armas contra el tirano.
De Luca puede terminar encarcelado, pero como escribe Edmundo Paz Soldán,
el caso ha suscitado tanta atención que será difícil que la compañía francesa
pueda construir el túnel algún día. Es la fuerza de la palabra contraria, de la
palabra libre, un aliado más poderoso que cualquier sabotaje.
Francisco Martínez Bouzas
Fragmentos
“A un escritor le toca en suerte una
pequeña voz pública. Puede usarla para contribuir a algo más que a la promoción
de sus obras. Su ámbito es la palabra, de modo que le corresponde la tarea de
proteger el derecho de todos a expresar la suya propia. Entre ese todos incluyo
en primera fila a los mudos, a los
enmudecidos, a los presos, a los vilipendiados por los medios de
comunicación, a los analfabetos y a los
que, como nuevos residentes, conocen poco y mal la lengua.
Antes de tener que inmiscuirme en mi
caso, puedo decir que me he ocupado del derecho a la palabra de los demás.
Ptàkh
pìkha la illèm: abre tu boca por el mundo
(Proverbios/Moshelé 31,8). Además de la comunicación, esa es la razón social de
un escritor, un portavoz de quienes carecen de escucha.”
…..
“Reivindico el derecho de emplear la
palabra sabotaje como le plazca y guste a la lengua italiana. Su uso no está
limitado al significado de daños materiales, como pretenden los fiscales de
este caso. Por ejemplo, una huelga, sobre todo las denominadas salvajes, sin
previo aviso, sabotean la producción de una fábrica, de un servicio. Un soldado
que ejecuta mal una orden incorrecta, la sabotea. Un parlamentario disidente,
que vota contra un proyecto de ley, lo sabotea. Las negligencias, intencionales
o no, sabotean.
La acusación contra mí sabotea mi
derecho constitucional a la palabra contraria. El verbo «sabotear» posee una
vasta aplicación en sentido figurado y coincide con el sentido de
«obstaculizar».”
…..
“La palabra contraria se ha colocado en
un pedestal de gran valor: penal para los jueces; constitucional para mí. La
libertad de afirmarla es una cuestión que va más allá de mi caso. Hoy en día se
halla bajo la amenaza del silenciador. No creo que sean capaces de someterla
fuera del tribunal, sé que no tendrán éxito conmigo. Vengo del campo de
entrenamiento del siglo XX, donde escritores, poetas pagaron el más amargo precio
por sus palabras. He aprendido de un sinnúmero de ejemplos la línea de conducta
que hay que mantener frente a los silenciadores.”
(Erri
De Luca, La palabra contraria, páginas
31-32, 49, 59-60)
Muy interesante...
ResponderEliminarMe parece que la que está sentada en el banquillo es la palabra misma. Porque es ella la que ha encontrado una voz que la imparta, que la diga, que la grite, que la vocifere si es necesario. Es la palabra misma como lo dice su escritor la que, precisamente, "sabotea" toda esa parafernalia de la "justicia". Cuelgan desde todas las cuerdas invisibles los restos a secar al sol de aquello que no debe ser, de lo que se miente, de lo que se llama estafa biográfica, o económica, o social, supongo que la palabra contraria es la enemiga.
ResponderEliminarEs una reparación la actitud de De Luca y tu difusión y conclusión para recordarnos estos abusos en el mundo de hoy, y reabrirnos ese tercer ojo borgiano.
Fíjate que tuve que hasta buscar el significado de "cizallas". Todos los días se aprende algo.
Me gustó mucho tu texto que permite ahondar en la personalización de la palabra, en redescubrir su poder como algo más que un recurso de la expresión.
Saludos.
Muchas gracias por tu comentario, Norma. Sobre todo por lo bien que has percibido, a través de mi reseña, la esencia del librito de Erri De Luca. Efectivamente siempre tendremos el derecho a la palabra contraria y la historia está llena de ejemplos de personajes que han dado su vida por defender el dercho a la palabra contraria. A mi mente viene en este momento unas palbras de André Malraux dichas ante el Panteón de franceses ilustres, siendo ministro de cultura de Francia, en la que exalta el comportamiento de aquellos que supieron decir no y la compasión con aquellos otros que no fueron capaces de soportar la tortura y hablaron o renunciaron a su derecho a ejercer, a decir la palabra contraria. Dicen así: "Entra aquí Jean Moulin; y contigo los que nunca hablaron en manos de la policía francesa o de la Gestapo alemana; y también aquellos otros que no resistieron la tortura y hablaron"
EliminarGracias por tu respuesta Francisco. Pero la última oración me dejará dormir tranquila hoy. Después de tanto reflexionar es bueno equilibrar entre unos y otros, pues quien pueda resistir el dolor atroz y la soledad de la tortura, que arroje la primera piedra o escupa ,la primera palabra.
EliminarVuelvo a agradecerte tu aporte.
Saludos.
Gracias, amigo, por esta poderosa obra que nos traes hoy. El hombre y sus principios contra lo establecido, la burocracia oficial. Larga y dolorosa batalla, donde espero que alguna vez triufe la razón. Un abrazo.
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