Joseph Roth
Traducción de Sandra Chaparro Martínez
Editorial Pasos Perdidos, Madrid, 2014, 238 páginas.
Joseph Roth (1894-1934) es uno de los
grandes escritores del siglo XX, aunque su obra, al menos en las lenguas
peninsulares, apenas se ha recuperado. Sin embargo, Roth es un escritor
imprescindible especialmente en el periodo de entreguerras. Nació en Brody, una
aldea ucraniana que entonces formaba parte del Imperio Austro-Húngaro. Joseph
Roth era un judío rural, un “ostjuden” (judíos del Este), que tras su traslado
a la ciudad, perdió la conciencia de su origen étnico judío, para él algo
totalmente accidental. En su madurez se convirtió al catolicismo. La existencia
de Joseph Roth, desterrado tanto de su lengua como de su tierra, fue un
permanente deambular por las capitales de la Europa Occidental, haciendo de los
hoteles su domicilio, siempre con la botella en la mano y en un constante
despedirse de su identidad. Por eso mismo, su vida puede ser considerada como
un ejemplo palpable del lento suicidio provocado por el alcohol. Un culmen
existencial de su propia miseria interior. A pesar de ello, Roth fue capaz de
escribir excelentes obras de ficción, centradas sobre todo en la Primera Gran
Guerra. La marcha Radetzky y La leyenda del Santo Bebedor son las mas
conocidas.
Joseph Roth escribió Izquierda y derecha en 1929, en pleno ascenso al poder del nazismo.
La novela es un retrato modélico de su época, centrado sobre todo en Berlín,
del que el escritor nos ofrece un cuadro amargo y cáustico, así como una
perfecta descripción del marasmo en el que vegetaba la República de Weimar. En
la novela, Roth deja traslucir además algunas de las coordenadas de su propio
mundo; de una experiencia vital en la que planea el fin crepuscular de un modo
de vida: el de la sociedad centroeuropea de entreguerras y en la que ya se
intuye una columna de humo maldito: la toma de la Cancillería por Adolf Hitler.
Un fiel testimonio, pues, de su tiempo, que pivota en tres personajes: los
hermanos Bernheim (Paul y Theodor) y un ruso mongol, Nikolai Brandeis, que
monopoliza casi toda la segunda parte de la novela.
Una historia, por consiguiente, de tres
personajes en busca de su destino, que sin embargo esperan pasivamente.
Historia sobre el colapso de la República de Weimar (el caos, la inflación
galopante, la ruina de muchos ahorradores, los avispados que en las hecatombes amasan grandes fortunas, el surgimiento de grandes industrias…). Pero primordialmente,
una historia sobre seres humanos. Ellos son los miembros de una familia, los Bernheim,
en acelerada decadencia, con dos hermanos, Paul y Theodor que representan
posturas encontradas. Paul, el hijo mayor, tras la muerte de su padre, está
destinado a triunfar en esa Alemania de entreguerras, pero, después de dar
muestras de un inútil talento, solventa su ruina económica con una boda de
conveniencia. Theodor, su hermano, un cobarde resentido que se radicaliza en
las filas del racismo para terminar simpatizando con los nazis, enturbiando la
relación familiar a base de disgustos. Y junto a ellos, quizás el personaje más
relevante de la novela, Nicolai Brandeis, un judío apátrida enriquecido, a
quien detestan todos, pero que es capaz de afrontar su destino y sabe manejar
las vidas de los dos hermanos y, con su olfato para los negocios, se convierte
en el verdadero contrapunto de la descomposición social de aquellos años.
Sumergidos en ese maremágnum, los dos
hermanos pretenden salir adelante, subir
a la cima y para ello, no tienen escrúpulos en aceptar ayudas poco claras,
ventajosos matrimonios de conveniencia y apoyo de personajes poderosos. En su
entorno, una amplia nómina de personajes secundarios, revoloteando todos ellos
en torno del dinero de Brandeis. También
varios personajes femeninos, relegados a una función secundaria: niñas consentidas
y frívolas, defendiendo sus miserias y sus miedos, o traspasadas de una alcoba
a otra como amantes complacientes.
Josep Roth, a la vez que introduce el tema
del irresistible ascenso nazi, retrata a base de un impactante humor negro, que
a veces llega a la sátira feroz, el Berlín de entreguerras, con sus luces y negruras.
Sobre todo con sus sombras. Una sociedad dividida, pero sin una frontera nítida
entre izquierda y derecha, regidas las dos por los mismos ideales éticos: la
moralidad del mundo queda en manos de la estabilidad monetaria. Son las bolsas
las que definen la moral social. Con estos ideales convive un amplio elenco de seres infelices y pasivos, perfecto caldo
de cultivo para la hecatombe y la barbarie que, a los pocos años, asolarían a
Europa.
Joseph Roth construye la novela de forma perfecta,
porque domina el arte de novelar, creando situaciones, conversaciones,
descripciones, tanto planas como perfiladas que semejan escenas cinematográficas.
Con gran pericia, evidenciando así mismo un pleno dominio del ritmo narrativo,
acelerando o ralentizando el
desenvolvimiento del relato según demanda la ocasión. Estilo directo, sencillo,
hermosamente pulcro, capaz sin embargo de comunicar a través de sugestivas imágenes
y tácticas expresionistas, capaces de
describir con una sola frase o palabra todo un estado de ánimo y reflejar
aquella sociedad de entreguerras en plena descomposición.
Francisco
Martínez Bouzas
Fragmentos
“Ya
había tenido tres citas con Paul Bernheim. Un día tomaron el té de las cinco;
otro hicieron una excursión en coche sin dirigirse a ningún sitio concreto y,
al tercero, pasearon alegres, lentamente, en vez de jugar al tenis como habían
planeado. Al día siguiente tenían previsto montar a caballo.
Para
demostrar que conocía a los jóvenes y notaba cualquier pequeño cambio en su
sobrina, el señor Enders preguntó:
-Estás
enamorada, ¿verdad?
Irmgard
consideraba a su tío tan pasado de moda como él se creía moderno. No le gustaba
la palabra «enamorada», se refería a un estado de ánimo que no resultaba
adecuado en una joven de su tiempo.
-¿Enamorada?
Puede que solo quiera casarme.
-¡De
acuerdo! Me alegro de que seas lo suficientemente moderna como para no
confundir el amor con el matrimonio. Porque, como sabes, no puedes casarte con
quien te dé la gana, aunque sí puedes enamorarte de quien quieras -explicó el
señor Enders.
-Pero,
tío, soy independiente.
-No
hasta ese punto.”
…..
“Todas
las carreteras del mundo se parecen. Los burgueses del mundo entero se parecen.
Los hijos se parecen a sus padres. Puede que quien llegue a esta conclusión,
desespere pensando que nunca asistirá a transformación alguna. Por mucho que
cambien las modas, las formas de gobierno, el estilo y el gusto, nunca lograrán
eclipsar esas leyes eternas que hacen que los ricos construyan casas y los
pobres chozas, que los ricos lleven ropa y los pobres harapos. Pero esas mismas
leyes son las que hacen también que tanto los ricos como los pobres amen,
nazcan, enfermen y mueran, recen y mantengan la esperanza, desesperen y se
marchiten.”
(Joseph Roth,
Izquierda y derecha, páginas 161, 215)
Me parece muy buena la obra según los textos que ofreces acá, amigo. No había tenido contacto con ese autor, así que te agradezco doblemente. Un abrazo.
ResponderEliminarUna manera muy distinta de entender la historia....
ResponderEliminarSaludos