El mejor francés de Barcelona
Bieito Iglesias
Traducción: Equipo Pulp
Pulp Books (sello de Rinoceronte Editora), Cangas do Morrazo, 2012, 220 páginas.
“Funcionan en el Ensanche santiagués numerosos tapadillos de rameras analfabetas, decoradas con orlas y títulos de licenciatura colgados de las paredes, a los que acuden el viajante orensano, el industrial vigués o el ganadero lucense, persuadidos todos de que montan diplomadas en Filología Románica”. Así leemos al comienzo de uno de los relatos, “Pistolero, disfrutarás mucho en el pantano”, de este libro de Bieito Iglesias, El mejor francés de Barcelona, traducido ahora al gallego por el sello editorial Pulp Books. Un título quizás demasiado explícito, pero plenamente coherente con la trayectoria de la narrativa del autor, Bieito Iglesias, uno de los iniciadores de la literatura erótica gallega con aquellos relatos del año 1991, Aventura en Nassau, tejidos con tramas colmadas de grosura diegética. Desde entonces, Bieito Iglesias maduró como escritor. La novela Vento de seda (1992), los relatos de Miss Ourense (1994), varias novelas, entre ellas una escrita directamente en español, Bajo las más bellas estrellas (1999) y su narrativa breve -Contos da terra da tarde (2011) última aportación en este subgénero- y la cotraducción de la Biblioteca Sherlock Holmes, hacen de él uno de los escritores más importantes y sobre todo singulares del sistema literario gallego.
Sin embargo no es en territorios eróticos donde debemos situar El mejor francés de Barcelona, sino en un paradigma de literatura que intenta retratar en clave expresionista a la actual Galicia y al perfil de algunas de las “joyas” que moran en este noroeste español. Diez relatos de desigual extensión, aunque ajenos todos ellos al microcuento, componen este libro. Relatos breves de un “prosador ficcionista”, creador de una literatura en puridad, muy personal y sin parangón con ningún otro escritor gallego. Literatura genuina, sin trampas, con un alto grado de riqueza y de complejidad que forma con sus obras posteriores un gran microtexto, un gran friso, a la vez carnavalesco y realista de la tierra gallega y sobre todo de sus gentes. La mirada mordaz y a la vez rebosante de humor sobrevuela en la sombría experiencia vital de decenas de personajes inmersos casi siempre en la marginalidad.
Como en cualquier otra propuesta fabuladora moderna, Bieito Iglesias en los relatos de El mejor francés de Barcelona refleja la realidad y al mismo tiempo la supera por medio de la recreación carnavalesca de algunas de las líneas y trazos más significativos en un desfile de personajes singulares. El narrador se limita a observar y a anotar, con exultante e inteligente ironía, sus jornadas y aventuras. La mirada mordaz, cómico-realista se detiene en la obscura experiencia vital de decenas de personajes marginales que, como uno de ellos, Sapo, onanista radical y vate -ex poeta culturalista- viven en la melancolía de los charcos.
Y como decorado de todo ello, los oropeles y desaguisados paletos de la Galicia profunda, folclórica y cavernícola. En resumen, literatura en conexión con la vida cotidiana, la única real, con más sombras que luces. Diez relatos de mediana extensión y desigual calidad, a veces con temáticas de no fácil definición y con estructuras desintegradas que reflejan mundos en los que la realidad muchas veces supera a la fantasía de cariz más esperpéntico.
Francisco Martínez Bouzas
Bieito Iglesias |
Fragmentos
“Lleva todo el santo día en cama, sin atender a las reprimendas del padre, que asomó las narices un par de veces para reprocharle la desidia, ni aceptar las comidas que le lleva mamá (apenas tomó unas cucharadas de helado bañado en chocolate). No tiene ánimo para nada y permanece en la oscuridad del cuarto, agarrado a un magnetófono y a la música rezongona que producen las pilas gastadas: «Sapo de la noche, sapo, cancionero que vives soñando junto a tu laguna. Dueño de los charcos, grotesco trovero, estás embrujado de amor por la luna»”
…..
“Ut supra quedó dicho que no cataba las mercancías sustraídas, a no ser las guarradas de los anuncios de relax, pero quiso el diablo que, en la librería Torga, le viera la intención un cliente de insoportable compromiso cívico. Suele ocurrir, en estos negocios progres, que te encuentras con tipos de puritanismo granítico, intolerantes con quien afana géneros. Él ya no solía trabajar aquel antro de moralina, primero por las especialidades que ofertaba, de escasa salida entre la clientela habitual de los cafés bohemios que desprecia toda literatura en gallego o de tema autóctono, cualquier libro, en realidad, que no haya sido reseñado en El País Tentaciones o ilustrado por el cine (preferentemente por Ana Belén con el culo al aire); y segundo porque compraban allí auténticos marats, y esas gentes se avienen mal con los chorizos. Son especies que se matan. Cuando todavía era Bello, Sapo había leído a don Vicente Risco y subrayado con grueso trazo la siguiente reflexión: «Siempre habrá individuos que se nieguen a ser absorbidos por el rebaño; son los revolucionarios, los artistas, los vagabundos y los criminales». Cierto, pero estas categorías guerrean entre sí, con más ardor del que empeñan en la erosión de la sociedad.”
(Bieito Iglesias, El mejor francés de Barcelona, páginas 205, 214)
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