Reanudación
Alain Robbe-Grillet
Traducción de Javier Albiñana
Editorial Anagrama, Barcelona, 185 páginas
(LIBROS DE FONDO)
“Aquí, pues, reanudo y resumo”. Con estas escuetas palabras regresó a la literatura Alain Robbe-Grillet (Brest, 1922-Caen 2008) el abanderado del Nouveau roman. Después de veinte años de silencio y con ochenta y seis años, el antiguo compañero en el experimentalismo narrativo de Claude Simon, Nathalie Sarraute, Marguerite Duras, Michel Butor, Claude Ollier y Robert Pinget publica (año 2001) una sección de sus escritos sobre teoría literaria, Le voyageur y una novela, La Reprise, traducida a los dos años al español por Anagrama, bajo el rótulo, Reanudación. El escritor confesó en su momento que durante los años anteriores había escrito otras novelas, pero al no llamarlas así, la crítica ha podido hablar de su silencio narrativo. Lo que sí parece indudable es que título, tema y esa primera frase que abre la novela, suponen una reanudación de su primera ficción, Las gomas, que se presentaba también como literatura de género y recogía sus obsesiones: el erotismo protagonizado por nínfulas, el fetichismo, el tema del doble y la obsesión por un filósofo, Kierkegaard, con el que se identifica con frecuencia, aunque reconozca, entre explosiones de humor, que el pensador estaba “aun más loco que yo”. Sin embargo, lo cierto fue que Robbe-Grillet falleció sin editar ninguna otra obra.
El regreso de Robbe-Grillet fue sin duda alguna una buena noticia para los amantes de la literatura francesa. Tal como en su día afirmó Nelly Kaprièlian (Les Inrockuptibles), leer en la actualidad a Alain Robbe-Grillet y de forma especial esta novela, no es nada más ni nada menos que leer a Robbe-Grillet al cuadrado.
La historia le ha dado la razón a aquel jovenzuelo que un día llevó una de sus primeras novelas a Gaston Gallimard y el gran editor francés no se atrevió a publicar aquella obra tan rara y experimental. En aquel momento, Robbe-Grillet, en vez de amilanarse, pronosticó: “Seré leído en el futuro”·. Pero las producciones del fundador de aquel movimiento literario, provocador y duro de digerir llamado Nouveau roman han sido más citadas y comentadas que leídas. De ahí la sorpresa del escritor al comprobar que ese juego literario titulado Reanudación ha vendido en Francia más de 40.000 ejemplares. El mismo escritor se encarga de explicarnos las razones: “Sencillo, Samuel Beckett ha muerto, Marguerite Duras ha muerto, también Nathalie Sarraute y Maurice Blanchot. Y de repente reaparezco yo. Soy un dinosaurio, sí, pero todavía estoy bastante bien”.
El patriarca del Nouveau roman es un escritor pertinaz y en este último libro tomó prestados muchos elementos de sus anteriores escritos y de sus películas. Encontraremos rastros, huellas y marcas, también algunos guiños, de El mirón, Las gomas o La celosía, así como del guión de la película El año pasado en Marienbad. Pero todos estos elementos aparecen ahora combinados de una forma diferente y novedosa.
Hablando de si mismo, emplea Robbe-Grillet el mismo tono provocador y ajeno a toda modestia que siempre le caracterizó. Así reconoce que fue célebre antes de ser leído. Y en relación con el Nouveau roman, por él impulsado en los años cincuenta, acepta que no fue una revolución, como entonces se dijo, puesto que ya todo estaba en Kafka, en Faulkner o en Joyce: “Hubiera sido suficiente leer a Sartre y a Camus para contemplarnos sin pizca de asombro”. En efecto, lo que pretende Robbe-Grillet y sus camaradas de vanguardia fue, no tanto una ruptura como una purgación de la novela tradicional. Una atrevida voluntad de renovación formal y una apuesta por el lenguaje, por su capacidad para representar la realidad. Como muestra, esos romances hechos de puras descripciones de apariencias, de objetos obsesivos y despoblados. Un mundo de objetos, “duros, inalterables que se encuentra ahí desde siempre y se burla de su propio sentido”.
El resultado es una escritura cimentada en la aridez y en el intelectualismo de sus procedimientos que con frecuencia hizo imposible la lectura de sus productos. Es el arte narrativo que renuncia a los grandes discursos y que, al cabo de unos años, desemboca en la posmodernidad que nos impedirá vislumbrar horizontes estéticos o axiológicos. Son esos libros escritos sobre la nada, obsesión en la que porfiaron los autores del Nouveau roman, rasgando las estructuras narrativas tradicionales (tiempo, espacio, personajes…) que ahora quedarán fuera de la circulación. Ya no existen narradores omniscientes, dejan de importar los contenidos para proyectar la escritura dentro de su propio movimiento. Los críticos estructuralistas de la época (Gérard Genette, Roland Barthes) apoyaron y enaltecieron esta forma de novelar, ya que en estos libros, encerrados en si mismos y autosuficientes, encontraban el objeto apropiado para sus investigaciones.
Más tarde Robbe-Grillet seguirá otros derroteros. A través de los mismos y sin renunciar nunca a los dogmas del Nouveau roman, buscará la desmitificación de los géneros de la ficción tradicional, echando mano para ello de motivos de la literatura popular (La casa de citas, Proyecto para una revolución en Nueva York, Topología de una ciudad fantasma).
La Reprise es una novela, hecho novedoso, porque Robbe-Grillet no se acercaba al género desde 1981, a pesar de la trilogía Romanesques (Novelescas), escrita entre 1985 y 1994. El título de la novela no resulta de fácil traducción y solamente una cita introductoria de Kierkegaard nos pone en la pista de lo que se trata: “Reanudación y recuerdo son un mismo movimiento, pero en direcciones opuestas; porque lo que uno vuelve a recordar ha ocurrido: así pues, se trata de una repetición que vuelve hacia atrás; mientras que la reanudación propiamente dicha sería un recuerdo que vuelve hacia delante”.
La novela, una historia de espionaje en la que nada es lo que parece, nos sumerge en la ciudad de Berlín a finales del año 1949. Un agente, al que solamente conoceremos por sus iniciales, llega a la antigua capital en ruinas y a la que se siente ligado por difusos recuerdos de infancia. Desconoce cuál es su misión y el sentido de la misma. Sus jefes únicamente le han proporcionado los elementos indispensables para ejecutarla. Y debe obedecer ciegamente, cosa que hará sin dudarlo.
Sin embargo La Reprise está lejos de ser una novela policíaca o de espionaje. Lo que el lector halla en estas páginas del romance son las obsesiones que desde siempre atormentaron al escritor: el tema de la duplicidad, el incesto, el de la gemelidad, el de la ceguera y un cierto erotismo sádico que alimenta la imaginación de sus personajes. La Reprise no es una novela apta para los partidarios del sentido y de la representación, para los entusiastas de la legibilidad fácil y lineal, pues, aunque la fabulación se encuentra repleta de tópicos cotidianos, estos funcionan únicamente como tales: como estereotipos a los que el autor priva intencionadamente de cualquier capacidad representadora de la realidad ajena a ellos mismo. Y todo su sentido y coherencia lo reciben de la arquitectura y de la lógica del relato y de la forma en la que se articulan los diferentes fragmentos del texto. Así pues, un regreso menos novedoso de lo que cabría esperar.
Francisco Martínez Bouzas
Alain Robbe-Grillet |
Fragmento
“Saliendo por fin de su ensoñación (¿transcurrido qué lapso de tiempo?), el viajero dirige de nuevo sus miradas hacia la señora…Comprueba con sorpresa que el sillón en el que ésta se hallaba sentada está vacío. Y, volviéndose de derecha a izquierda, tampoco la descubre en ningún punto de la amplia habitación. A lo que parece, la anfitriona ha abandonado el salón con sus muñecas eróticas y ha dejado allí a su visitante sin que éste percibiera el menor ruido de pasos, ni crujido de parque, ni rechinar de puerta. ¿Por qué ha salido de repente a hurtadillas? ¿Ha corrido a anunciarle a Pirre Garin que el ave migratoria se encontraba atrapada en las mallas de su red? ¿Se han presentado ya agentes del SAD en la casa en cuyo piso superior se está produciendo un inquietante barullo. Pero en este preciso momento la huidiza viuda de verdes ojos, suavizados por falaces languideces, realiza su discreta entrada por alguna salida indiscernible del salón-tienda. Situada en profundidades tan sombrías que la joven parece surgir de las tinieblas, sosteniendo con precaución un platito en el que reposa una taza demasiado llena, cuyo contenido procura que no se desborde. Al tiempo que controla con el rabillo del ojo el nivel del líquido, se acerca con ingrávidos pasos de bailarina, diciendo:
-Le he preparado un café, señor Wallon, bien cargado a la italiana…Es un poco amargo, pero dudo que haya bebido usted alguno tan aceptable en la zona comunista…”
(Alain Robbe-Grillet, Reanudación, página 71)
Facinada de degustar la literatura que en bandeja de plata siempre nos traes.
ResponderEliminarLa crudeza, la predeterminada intencionalidad del autor que nos presentas nos invita a escudriñar mas adentro de tu muy excelente reseña.
Gracias.
Excelente! Gracias querido Francisco. Un abrazo desde Miami.
ResponderEliminarJeniffer Moore