Austerlitz
W. G. Sebald
Editorial Anagrama, Barcelona 2002, 292 páginas.
(LIBROS DE FONDO)
Pocos meses antes de que el 1 de diciembre del año 2002 recibiera en el auditorio 'Juan Rulfo' el premio al Mérito Editorial de la Feria del Libro de Guadalajara (México), Jorge Herralde, paradigma desde hace más de 40 años del editor independiente e insumiso, apostaba por los géneros híbridos. La prevalencia de la así llamada “Non Fiction” sobre la ficción o narrativa tradicional. Géneros mestizos ejemplificados en aquellos años por obras como El Danubio de Claudio Magris, Las bodas de Cadmo y Harmonia de Roberto Calasso, Soldados de Salamina de Javier Cercas y la mayoría de la obra de W.G. Sebald. Y en efecto, la confirmación de cuanto afirma este editor, que busca la excelencia literaria , se ofrece en Austerlitz, la última obra de W.G. Sebald, traducida al español en el año 2002. El escritor germano ya forma parte definitivamente de la nómina de los no-Nobel. Un trágico accidente automovilístico acaecido en diciembre de 2001, le segó la vida a un autor que, como dice Susan Sontag, demuestra que la literatura puede ser literalmente indispensable: “A través de él la literatura continúa viva”. Otro gran escritor, igualmente eterno candidato al Nobel, aunque finalmente lo consiguió, J. M. Coetzee, consideraba que Austerlitz, el último libro de ficción de W.G. Sebald, es su obra más ambiciosa e intensa.
Con Sebald la literatura alemana hace gala fuera de sus límites fronterizos de su versátil creatividad. Una literatura que está dando muestras de una extraordinaria vitalidad en estos más de veinte años transcurridos desde la caída del muro de Berlín. En efecto, a mediados de la pasada década, se produjo en Alemania un verdadero boom de nuevos escritores, hasta el punto de que no resulta fácil calibrar lo que en este grupo de creadores (Durs Grübein, Ingo Schulze, Marcel Beyer, Uwe Timm entre otros) hay de verdadero proyecto literario o de simple rótulo comercial.
Con Sebald la literatura alemana hace gala fuera de sus límites fronterizos de su versátil creatividad. Una literatura que está dando muestras de una extraordinaria vitalidad en estos más de veinte años transcurridos desde la caída del muro de Berlín. En efecto, a mediados de la pasada década, se produjo en Alemania un verdadero boom de nuevos escritores, hasta el punto de que no resulta fácil calibrar lo que en este grupo de creadores (Durs Grübein, Ingo Schulze, Marcel Beyer, Uwe Timm entre otros) hay de verdadero proyecto literario o de simple rótulo comercial.
W. G. Sebald forma parte de este rutilante renacimiento de la literatura germana de estos días. Sin embargo el escritor, nacido en Wertach, en la región alpina de Baviera, fue sobre todo un profesor universitario que desenvolvió su trabajo desde 1970 en Norwich (Reino Unido). Fruto de su labor como docente de literatura son sus obras académicas: La patria infausta o Descripción de la miseria. En 1990 salió a la luz su primera incursión en la prosa literaria, Vértigo, en la que ya se podía intuir lo que sería la prosa híbrida de este autor de culto, verdadero Joyce de finales del Siglo XX. Una prosa que sutura momentos eruditos sobre la presencia de Stendhal y Kafka en Italia con agudas reflexiones personales. En Los emigrados, libro aparecido dos años después, reconstruye la existencia de cuatro judíos que huyen de Alemania como consecuencia del ascenso del nazismo, y sobre todo refleja la desazón y la íntima sensación de pérdida que en los seres humanos produce el exilio, a pesar del paso del tiempo. Los anillos de Saturno (1995) es sin duda la obra más narrativa de Sebald, la que verdaderamente le acercó al gran público.
La receta literaria es la misma que en sus anteriores obras: una peregrinación, con mezcla de géneros, que realiza el escritor por el condado de Suffolk buscando las huellas de Thomas Browne, médico y escritor inglés del Siglo XVII. Un verdadero diluvio de vivencias en las que se dan cita lugares y personas y que al mismo tiempo instruyen y permiten gozar de instantes mágicos, reservándose siempre el autor pequeñas ventanas abiertas para la angustia y el desasosiego.
Y por fin Austerlitz, la última obra que redactó W.G. Sebald, traducida al español en una nueva apuesta por la literatura de calidad por Anagrama. Austerlitz es una pieza de ficción inmensamente ambiciosa que gira alrededor de lo que se puede considerar el tema central en Sebald: la empatía por los desterrados, por los expatriados de su propio país. La experiencia vital de verse convertido de la mañana a la noche en una no-persona, desposeído de todo, de casa, de bienes y, sobre todo, del tesoro del idioma. El propio escritor confesó que, a escala de sus propias emociones, la escritura de Austerlitz significó el intento de levantar un museo alternativo al Holocausto.
Resulta prácticamente imposible que esos buenos lectores que exigen los libros de Sebald, capten con rapidez la trama argumental de la novela. Al penetrar en las páginas del libro, una primera ojeada a las innumerables imágenes y fotografías que llenan Austerlitz, puede inducir al lector a considerar esta obra como un tratado sobre la arquitectura monumentalista del capitalismo. Un libro de viajes o de literatura autobiográfica.Sin embargo en Austerlitz el lector perseverante se encontrará con la esencia de la literatura de ficción y con la eterna obsesión del escritor germano. Pero ambas dimensiones solamente se le irán revelando poco a poco, en una especie de avance vaporoso y prolongado. Tan lánguido y doloroso como los descubrimientos que realiza el propio protagonista, Jacques Austerlitz, un joven educado con unas normas muy austeras en lo más profundo del Gales rural. Ya de mayor, un programa radiofónico le pone en el rastro de sus verdaderos orígenes y, en un viaje tortuoso, este ser solitario descubre su condición de huérfano del oprobio de los campos de concentración. No obstante lo que verdaderamente acaba revelando la biografía de Jacques Austerlitz, es una espantosa imagen de Europa que permite que los seres humanos se sientan extranjeros en el medio de inmensos enjambres de gente.
Como en sus obras precedentes, el autor hace de Austerlitz un espejo de múltiples reflejos emocionales. Un testimonio de que la exploración del pasado y la conservación de su impronta en la memoria, son la mejor arma para la reconstrucción del presente. Austerlitz es así mismo una muestra de la literatura azarosa, esa ficción que difunde la idea de que la fatalidad y las casualidades son el gran incitador de la historia.
En Austerlitz se le abre de par en par las puertas a lo excéntrico, a la fantasía, a la literatura en estado híbrido en una atrevida mezcla de géneros. En la misma, el autor amalgama biografía e historia, símbolo y fotografía, ficción e información, diluyendo sus fronteras. Algunos críticos temen que esta estrategia narrativa y el elegante estilo de Sebald acaben por disipar el horror a los campos de concentración.
Nada de eso pretendió Sebald. La suya fue una apuesta por un método indirecto, tangencial y estaba convencido de que los buenos lectores, que sin duda existen y para los que escribió, sabrán comprender que las imágenes de los objetos que aparecen en su libro es imposible vislumbrarlas de una forma inocente, puesto que detrás de las mismas, está toda una historia de Europa, una historia terrible y todavía muy cercana, presentad en un contexto estético.
En Austerlitz se le abre de par en par las puertas a lo excéntrico, a la fantasía, a la literatura en estado híbrido en una atrevida mezcla de géneros. En la misma, el autor amalgama biografía e historia, símbolo y fotografía, ficción e información, diluyendo sus fronteras. Algunos críticos temen que esta estrategia narrativa y el elegante estilo de Sebald acaben por disipar el horror a los campos de concentración.
Nada de eso pretendió Sebald. La suya fue una apuesta por un método indirecto, tangencial y estaba convencido de que los buenos lectores, que sin duda existen y para los que escribió, sabrán comprender que las imágenes de los objetos que aparecen en su libro es imposible vislumbrarlas de una forma inocente, puesto que detrás de las mismas, está toda una historia de Europa, una historia terrible y todavía muy cercana, presentad en un contexto estético.
Francisco Martínez Bouzas
W. G. Sebald |
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