martes, 23 de agosto de 2011

VIAJES Y VIAJEROS: "DERROTA DE VASCO DE GAMA"

Derrota de Vasco de Gama. El primer viaje marítimo a la India
Isabel Soler
Acantilado, Barcelona, 2011, 228 páginas.


La condición viajera por tierras y mares es inherente y constitutiva de la existencia humana. Junto con la irrupción  de la sabiduría y del desorden, en aquellos primates con cerebro grande, seres invadidos por el egoísmo, la ebriedad, la furia, la imaginación, el amor, la desmesura,… se instaló otra ubris no menos intensa: la necesidad de abrir horizontes, de viajar y conquistar el mundo. El tópico medieval “Homo viator”, usado originariamente con otro significado, delimita a la perfección esa nueva condición de la especie humana. “El homo erectus, escribe Edgar Morin, tardó algunos centenares de miles de años en extenderse en el Mundo Antiguo, mientras que sapiens en unas pocas decenas de miles de años se extiende por toda la tierra” (El paradigma perdido, página 132). El desarrollo del pensamiento empírico-lógico, el despliegue de múltiples aptitudes intelectuales para la organización, la invención y la creación y la misma capacidad imaginativa (el pensamiento subjetivo-fantasmagórico-mítico-mágico) les hizo concebir a nuestros antepasados, y también a nosotros,  temerarias quimeras expansivas, conquistadoras o simplemente exploradoras, cuya consecuencia práctica, fue y es el dominio del planeta, una prodigiosa diáspora que ensanchó el mundo hasta sus últimas fronteras.
Este libro publicado por Acantilado, habla precisamente de todo ello, de esas marejadas de demencia que forzaron a algunos individuos de nuestra especie a precipitarse por las sendas marinas o por los caminos pedestres, entre montañas y valles, en búsqueda errante de nuevas derrotas marítimas, remotas regiones con pueblos perdidos y culturas olvidadas o desconocidas.
Porque fruto  de la “demencia” (de la “demencia” del “homo sapiens”) fue el viaje del genovés Cristóbal Colón hacia lo desconocido. Pero no menos “neurótica” fue la  travesía que el navegante portugués Vasco da Gama emprendió el 8 de julio de 1497. Ambos pretendían llegar a la India por mar, evitando así el control arancelario ejercido por los venecianos sobre el comercio con Oriente a través del Mediterráneo. Pasados dos años, el portugués había logrado lo que en vano intentó Cristóbal Colón: arribar a la India, inmenso territorio de ricos mercados y millones de potenciales cristianos. (“Venimos a buscar cristianos y especias”, decía el portugués). Había llegado a la India por mar, bordeando África y enfrentándose con el cabo de Buena Esperanza.
Desde entonces, Vasco da Gama, el capitán mayor de aquella expedición, se convirtió en mito y la presencia portuguesa en Oriente creció de forma acelerada, hasta el punto de que, en unos pocos años, los portugueses controlaron la mayoría de de los puertos importantes de aquellas latitudes. El mito y la hazaña, auspiciados por el rey mesiánico portugués, Manuel I, serían ensalzados, ochenta años después, por Os Lusiadas de Luís de Camoes, aunque Vasco da Gama y su propia existencia aparezcan salpicados por episodios obscuros, fruto quizás de la manipulación de la historia oficial, como afirma Isabel Soler, investigadora de los viajes y letras portuguesas del Renacimiento.
De Vasco da Gama, al contrario de lo que aconteció con Colón, no se conserva ningún diario de a bordo. Únicamente un texto escrito por un anónimo tripulante de aquella expedición, Roteiro da Primeira  Viagem de Vasco da Gama, que, en traducción de Isabel Soler, publica ahora Acantilado, precedido de un amplísimo y documentado Prólogo de su autoría. Este anónimo Roteiro está escrito como un diario de viaje, exento de artificios y brillantez literaria, pero repleto de la frescura de quien es testigo ocular de lo que narra. Registra el desconocido autor rutas, incidentes en los navíos, encuentros con los nativos en los puertos donde desembarcaban, hasta alcanzar la población india de Calicut. Así como el regreso, hasta el día 25 de abril de 1499, fecha en la que el relato se interrumpe de forma brusca.

Isabel Soler
Isabel Soler nos ofrece una versión en español que recoge y completa las ediciones precedentes más rigurosas, tanto portuguesas como europeas. Acertadamente mantiene la traductora el tono inculto y tosco pero ágil, espontáneo y documental del anónimo autor. Su traducción se halla precedida, como ya apunté, por un extenso y documentado estudio que contextualiza el texto original, la figura de Vasco da Gama y el juego de sombras y luces sobre él proyectadas, especialmente en Os Lusiadas, donde su personalidad aparece muy desdibujada frente a la intervención de los dioses.
Un doble acercamiento, pues, a una gesta que abre nuevos horizontes, de conquista y colonialismo por supuesto, pero que, en contraste con lo que hicieron los españoles, como afirma la prologuista, “el viaje portugués tricontinental y trioceánico fue a lo largo de más de 200 años un diálogo y no un monólogo con las culturas encontradas”.
                                                

Fragmento

(…) “En esta tierra hay hombres oscuros que no comen sino lobos marinos y ballenas, y carne de gacelas y raíces de hierbas. Y andan cubiertos con pieles, y llevan unas vainas en sus naturas. Y sus armas son unos cuernos tostados, metidos  en unas varas de acebuche, y tienen muchos perros, como los de Portugal, y así mismo ladran. Las aves de esta tierra son así mismo como las de Portugal: cuervos marinos, gaviotas, tórtolas y alondras, y otras muchas aves. Y la tierra es muy saludable y templada y de buenas hierbas”

(…) “Y fondeamos junto a la costa, obra de una legua y media de tierra. Y una vez posados, se acercaron cuatro barcos que venían para saber qué gente éramos, y nos confirmaron y mostraron Calicut. Y al día siguiente (21 de mayo) volvieron estos barcos a nuestros navíos. Y el capitán mayor mandó a uno de los degradados a Calicut, y aquellos con los que iba lo llevaron donde estaban los moros de Túnez que sabían hablar castellano y genovés. Y la primera salva que le dieron fue ésta que sigue:
-¡Por todos los diablos! ¿Quién te trajo aquí?
Y le preguntaron qué habíamos venido a buscar tan lejos, y él les respondió:
-¡Venimos a buscar cristianos y especias!”

(Roteiro da Priemeira Viagem de Vasco da Gama, en Isabel Soler, Derrota de Vasco de Gama, paginas 118 y 161)

Vasco da Gama (Óleo de Antonio Manuel de Fosnseca, 1938)

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