El
libro negro
Orhan Pamuk
Traducción de Rafael Carpintero
Editorial Debolsillo (Penguin Random House Grupo
Editorial), Madrid, 584 páginas
(Libros de siempre)
Cuando en el año 2006 el escritor turco Orhan Pamuk (1952) fue galardonado
con el Premio Nobel de Literatura, la Academia Sueca basó la concesión del
galardón en dos motivos: en primer lugar, en el hecho de que Pamuk había
hallado nuevos símbolos para reflejar el choque y las relaciones entre
culturas. En segundo lugar, porque había sabido mostrar el alma melancólica de
su ciudad, Estambul. Orhan Pamuk, en efecto, está considerado como el gran
investigador de las huellas de Oriente en Occidente y viceversa; el puente,
desde el espacio literario, entre dos culturas.
Todo esto
y la calidad literaria intrínseca de su corpus narrativo motivan que las obras
de Pamuk se hayan traducidas a numerosos idiomas, incluso a lenguas
minoritarias y periféricas como el gallego. Una de ellas es Masumiyet Müzesi, una novela de 1990
traducida con el título de El libro
negro.
El libro negro, otra novela ambientada en Etambul, hizo crecer
la popularidad de Orhan Pamuk en todo el mundo y lo convirtió en un escritor al
miso tiempo experimental y popular; capaz de escribir sobre el presente y sobre
el pasado con la misma intensidad. El
libro negro es un texto que encierra tal riqueza y firmeza literarias que
eso mismo lo convierte en una novela compleja. El pretexto argumental es
extremadamente convencional: la búsqueda de la esposa desaparecida. No falta,
por lo mismo, quien la haya catalogado como novela negra. En efecto, Orhan
Pamuk, parodiando una intriga policiaca, nos envuelve en un juego de espejismos
en el que los personajes desdoblan su personalidad para volverse disipar,
acunados por un mundo de fábulas y de microhistorias, situadas entre la
realidad y los mundos imaginarios. Sin duda alguna, la silueta del absurdo y
del contrasentido circula por la novela, mas esconde también razones ocultas.
En una
quizás excesiva y reductiva sinopsis argumental, se puede afirmar que el tema
central de esta novela es la cuestión transcendental de la identidad: dos
hombres son tan parecidos que terminan intercambiándose entre sí. Sin embargo,
la rica complejidad del texto de Pamuk va mucho más allá de esta búsqueda de
una posible identidad, una búsqueda iluminada por la introducción de
referencias históricas al misticismo sufí. El
libro negro se transforma así en una
telaraña literaria, en un armazón de historias y de verdades que nos construyen
como habitantes de una ciudad tan colorista, heterogénea y laberíntica como
Estambul. Una incursión en un universo cabalístico, en un mundo de misticismo y
de magia en el que todo aparece relacionado y cuyo significado oculto es
preciso descifrar.
Así pues,
una novela con miles de ventanas, como quería Henry James, o en la que se opta
por infinitas historias infinitamente ramificadas, como pronosticaba Borges. Se
encuentra pues el lector con esa tupida telaraña literaria construida de
pretérito y de presente, con reminiscencias del pasado de la nación turca, con
sueños incumplidos, con pesadillas, mas también con algo mucho más tangible:
las calles, los edificios, los barrios, las ventanas iluminadas, las noches de
la ciudad, de ese Estambul intensamente evocado. Todo eso justifica que El libro negro sea considerado como otra
novela de Estambul.
Un texto construido con un claro propósito
metaficcional, con una estructura arborescente, copiosa itertextualidad con la
literatura y la cultura islámicas, y en el que Pamuk hace uso del recurso del
artículo periodístico para dotarse de una doble voz narrativa. Una que habla
con sensibilidad oriental y otra que se expresa con la occidental -las dos
sensibilidades que encierra la ciudad que lo vio nacer- que rompen la
linealidad de un texto por el que circulan personajes que, sin llegar a ser
planos, tienen, sin embargo, poca entidad. Se encuentran en la novela porque
alguien tiene que empujar la acción, pero dan la impresión de estar atenazados,
clavados como efigies en la peana. Y una arquitectura narrativa que amalgama diversos
géneros y articula múltiples elementos que van desde la intriga amorosa hasta el
tema del doble. Todo ello enriquece un texto en el que una polifonía de voces antagónicas
hace posible que podamos explicar la realidad y los hechos acontecidos desde diversas
perspectivas.
Orhan Pamuk |
Fragmentos
“¿Se dan cuenta de que las aguas se están
retirando del Bósforo?. No lo creo… El Mar Negro se calienta y el Mediterráneo
se enfría. Por esa razón, las aguas han comenzado a filtrarse en las inmensas
cavernas que se forman al estirarse y combarse el fondo de las plataformas
marítimas, y como resultado, el fondo de los Estrechos de Gibraltar, de los
Dardanelos y del Bósforo, está comenzando a levantarse… Ahora soy capaz de adivinar
dónde podré encontrar ese Cadillac negro que los buceadores buscaron sin
resultado entre la corriente del fondo del mar… Estará allí, en las
profundidades del valle que antes llamábamos “El Bósforo”, en la parte más
honda de un precipicio cenegoso señalado por botas y zapatos de setecientos
años de edad en que forman sus nidos los cangrejos…”
…..
“Mientras cruzaba el puente a pie le invadió
la sensación de que descubría de inmediato, entre la multitud del domingo, un
Misterio que llevaba años buscando pero que acababa de darse cuenta de que lo
buscaba. Como si estuviera en un sueño, sentía en lo más profundo de su ser que
aquella esperanza era un engaño, pero, no obstante, aquellas dos realidades
contradictorias se movían por la cabeza de Galip sin molestarle lo más mínimo…
¿Cómo se podía entrar al mundo misterioso de los significados secundarios?.
¿Cómo podía descubrirse el Misterio?”.
…..
“Para Fazlallah, el sonido era la línea que
separaba el Ser del No Ser. Porque todas las cosas palpables que pasan del universo
invisible al material tienen un sonido que pueden producir. Por supuesto, la
forma más desarrollada del sonido era la voz, esa cosa excelsa que llaman el verbo, ese instrumento mágico llamado palabra que está compuesto por letras. Y era posible distinguir con toda claridad en las caras de los hombres esas letras, que son la esencia y significado del Ser”.
(Orhan Pamuk, El libro negro)