Microsueños
María Elena Lorenzin
Ediciones Asterión, Santiago de Chile, 77 páginas.
Desde la antípodas australianas, vía Singapur, me llegó hace unas semanas este pequeño pero exquisito obsequio literario. Su autora, María Elena Lorenzin. Argentina de Jáchal, con residencia en Adelaide (Australia del Sur). Enseña lengua y literatura española en la Universidad de Flinders, donde, sin duda, sus alumnos y alumnas levitan con sus sueños convertidos en primoroso verbo español.
Setenta y cinco relatos recompilados en un pequeño volumen dan fe del dominio superlativo que la autora posee sobre el arte de la compresión, en el género de la recompensa inmediata. A María Elena Lorenzin, cualquier cosa o pequeño detalle le provoca una historia que su imaginación convierte en sueño y su habilidad con la lengua en hermosas palabras que nos ayudan a nosotros a recuperar nuestros sueños.
Puede ser el viejo reloj que un día se queda dormido y se despierta aterrado, sin que nadie hubiera reparado en el pequeño retraso. Pueden ser los zapatos que solo esperan la hora de marchar, metáfora del inamor, o el cazador que, frustrado por no haber logrado cazar ninguna pieza, se sitúa a la sombra del manzano, se queda dormido y nunca tuvo mejor caza, pero ahora no sabe qué hacer con Eva. Sueños en blanco y negro, reflejo de vidas anodinas. Hasta sueñan los koalas, sueñan que tienen alas que les permiten volar, pero el golpe a tierra les quiebra esos miembros soñados.
Sueños de escritores a los que les falla la memoria, porque acarrean demasiadas soledades juntas. ¡Hasta cien años de soledad! O de ángeles con alas ortopédicas que les obligan a renunciar a su condición angélica. También sueños encerrados en jaulas para que no se nos escapen.
La fantasía de María Elena Lorenzin se entretiene así mismo con realidades cotidianas. Son unos zapatos, un gato, una rana, una liebre que saltan de los microrrelatos de un joven escritor y le hacen soñar que pertenece a esas especies animales, pero hay días que se siente gata y eso le preocupa. O los consuelos de la mujer infeliz a la que el Espíritu Santo la gratifica con maltratos maritales solo los fines de semana y feriados.
María Elena Lorenzin |
Y así hasta la página final, derrochando imaginación, ingrávidas y agudas ocurrencias, juegos de palabras… porque la autora, aunque se alimenta de sueños, no se le escapan los manjares de la fantasía, ni precisa robarlos para vivir y no morir de anemia.
La brevedad, la concisión, el ingenio que fluye a borbotones, marcan la línea de esta antología de relatos breves, escritos con un personalísimo acento. María Elena Lorenzín, desde la brevedad, homenajea al idioma. Su dominio de la gramática del microrrelato (títulos que ejercen eficazmente su función orientadora, economía lingüística, núcleos diegéticos explícitos o implícitos altamente condensados) suscitan en el lector la sorpresa, la sonrisa, la placidez y el deseo de elaborar su propia historia a partir de las bellas condensaciones de esta perseguidora de sueños, contratada incluso para atrapar pesadillas.
Crestomatía de Microsueños
Atrapada
“La mujer intentó con mucho esmero construir un enorme cazador de sueños. El suyo sería diferente de todos los que había conocido en su larga vida. Consumió años en la búsqueda de sus preciados materiales, plumas de quetzal, de cacatúas, de kiwuis, pero le faltaba la imprescindible: la pluma de águila. Su cazasueños aguardaba ahí, en el centro, incompleto. Un día, debilitada, decidió terminarlo aún sin la pluma de águila. Desde entonces, en algunos de estos atrapasueños se puede vislumbrar en el fondo la silueta de la mujer”
El secreto de confesión
“Esto de ser mujer y encima virgen, es algo tremendo, te lo puedo asegurar, María Magdalena. No se lo deseo ni al más pintado. Fíjate que ni siquiera figuro en los diccionarios. En los altares soy segundota, primero está siempre el Hijo y los santos y demás beatos. La virginidad pasó a la historia. Tú sí que tienes posibilidades”
DefiSueños
“El sueño de Dios es un sueño eterno. El de los hombres un eterno sueño”
Allium ascanolicum
“La escogió con esmero, ni tan grande ni tan pequeña que no pudiera cumplir su función. Cuando llegó a casa, sin hablarle, la tomó con las dos manos y comenzó a quitarle el ajustado ropaje. Finalmente, después de mucho forcejeo, el hombre la cogió con voluptuosidad y la puso así desnuda como estaba, encima de una gran tabla en la mesa de la cocina. Ella no pudo hacer nada, sólo hacerlo llorar mientras la picaba con destreza de un chef”
Estatua
“Que hoy me caguen las palomas. Que hoy no me caguen las palomas. Que hoy no me caguen las p…”
Consecuencias
“Se casaron un lunes de luna llena. Ahora no saben qué hacer con tantos lunares.”
(María Elena Lorenzin, Microsueños, páginas 11, 28, 34, 47, 49, 57)
Parece que al transcribir los micros se han cometido errores, no creo que la autora los haya hecho: en algunos de estos atrapasueños se pueden vislumbrar en el fondo la silueta de la mujer. "Se pueden" debería ser " se puede"; y también: "Cuando llegó a casa, sin hablarle, las dos manos y comenzó a quitarle el ajustado ropaje." Me parece que le falta un verbo a esta oración. Salvo que el equivocado sea yo. Aparte de esto, los micros están muy buenos. Felicitaciones.
ResponderEliminarSi, fue un error mio a la hora de transcribir el texto de María Elena. Gracias por la advertencia
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