La barcelonesa Editorial Anagrama es uno de
los pocos sellos editores que saludan el nuevo año, 2016, poniendo a
disposición de los lectores una amplia variedad de títulos en todas sus
colecciones. Entre ellos, algunos de los mejores libros que hoy se pueden leer
en español, como lo ha estado haciendo en estos cuarenta y siete años desde su
fundación, en los que Anagrama se ha distinguido, por ofrecer, desde postulados
independientes, calidad no reñida con el éxito, aunque sí con el best
seller que solo busca ventas masivas.
Así en la colección “Panorama de
narrativas”, cada vez más cercana a los mil títulos, Anagrama nos brinda tres
títulos: Consumidos de David
Cronenberg, Eres como eres de Melania
G. Mazzucco y La lucecita de Antonio
Moresco. En “Narrativas hispánicas”, otros tres títulos: París- Austerlitz de Rafael Chirbes, El día de Watusi de Francisco Casavella y Érase una vez el fin de Pablo Rivero. La colección “Otra vuelta de
tuerca” nos permite recuperar la quinta novela de Jean Echenoz, Lago. Y en “Argumentos” podemos leer Salvar los medios de comunicación de
Julia Cagé. Finalmente en “Compactos”, la colección de bolsillo de Anagrama,
una amplia variedad de títulos: Canadá
de Richard Ford, La muerte del padre de
Karl Ove Knausgard, La vida sexual de
Catherine Millet de Catherine Millet, 13,99 euros de Frédéric Beigbeder; El sabotaje amoroso de Amélie Nothomb, Bonsai y la vida privada de los árboles
de Alejandro Zambra. Y dos nuevos títulos en la Biblioteca Patricia Highsmith: La máscara de Ripley y El temblor de la falsificación.
Entre esos libros que amalgaman éxito y calidad,
se encuentran estos tres títulos que he recibido estos días, y de los que ofrezco
una somera información, basada fundamentalmente en las respectivas presentaciones
editoriales. En su momento, tras una lectura, a la vez gozosa y reposada, ofreceré
el comentario crítico.
Antonio Moresco
Traducción de Francisco J. Ramos Mena
Editorial Anagrama, Barcelona, 2016, 170
páginas
“El narrador y protagonista de este relato
vive solo en una casa situada en un remoto pueblo deshabitado, y está
dispuesto, según nos confiesa desde la primera frase, a desaparecer. Durante su
espera, sólo una lucecita que se enciende cada noche, en algún lugar del lado
opuesto del valle, perturba su tranquilidad. Para resolver ese misterio tendrá
que romper su aislamiento y recorrer una vegetación espesa y hostil, poblada
por animales salvajes. Al llegar al origen de la luz, se encuentra con un niño
que parece salido de otra época, incluso de otro planeta. Los encuentros entre
el adulto y el niño supondrán la culminación de una búsqueda que habrá llevado
al protagonista a plantearse (y a plantearnos también, de la mano de la
literatura) el sentido de la existencia, el profundo misterio del universo.
Estamos ante una novela breve pero de gran intensidad, que nace de la zona más
oscura de nuestro dolor de seres vivos, de esa «caja negra» que cada uno de
nosotros lleva en su interior. Desarrollada con un estilo poético que bebe de
la trágica visión de la naturaleza leopardiana, con ecos del universo kafkiano
en algunos episodios, y que se desborda en un desenlace que está a la altura
del mejor Rulfo, la novela de Moresco (Premio Castiglioncello 2013) representa
una inmejorable oportunidad para acercarse a un escritor que día a día ha ido
haciéndose un lugar en la primera línea del panorama de la novela italiana de
nuestro siglo.
«El bosque descrito (y la propia novela) es en
definitiva un lugar de paso entre la vida y la muerte, entre civilización y
barbarie, entre infancia y edad adulta, tiempo presente y pasado, sueño y
vigilia. Se atraviesan inconscientemente esas fronteras que no están marcadas,
a través de una geografía exuberante como un viejo grabado de ruinas, ambigua
como una anamorfosis. Página tras página, el pequeño apólogo novelesco se
transforma en una ghost-story crepuscular, en la que
ya no se distingue a los muertos de los vivos» (Claudio Morandini,
La Revue littéraire).”
Rafael Chirbes
Editorial Anagrama, Barcelona,
2016, 153 páginas
Anagrama, tal como lo había prometido tras el fallecimiento
de uno de los mejores escritores españoles contemporáneo, nos brinda las últimas
páginas que escribió Rafael Chirbes.
“El narrador de esta historia, un joven pintor
madrileño de familia acomodada y afiliado al Partido Comunista, rememora, a
modo de urgente confesión que posiblemente se deba a sí mismo, y en la que a
ratos parece justificarse, los pasos que le han llevado al último trayecto de
su relación con Michel. Michel, el hombre maduro, de cincuenta y tantos, obrero
especializado, con la solidez de un cuerpo de campesino normando; el hombre que
lo acogió en su casa, en su cama, en su vida cuando el joven pintor se quedó
sin techo en París; Michel, cuya entrega sin fisuras le devolvió el orgullo y
lo libró del desamparo, hoy agoniza en el hospital de Saint-Louis, atrapado por
la plaga, la enfermedad temida y vergonzante. En el principio fueron los días
felices, los paseos por las calles de París, las copas en el café-tabac
mientras duraba el sueldo, el alcohol y el deseo, el placer de amarse sin más
ambición que la de saberse amados. Pero, pronto, los lienzos arrinconados en el
modesto apartamento de Michel le señalan al joven que sus aspiraciones están
muy lejos de esa habitación sin luz, de una relación de patio trasero que
comienza a quebrarse a la vez que se acentúan los efectos de las procedencias
desiguales, las diferencias de clase, de edad y de formación, pese a la firme
convicción de Michel de anteponer a todo un amor indestructible y eterno...
aunque también posesivo y asfixiante.
Rafael Chirbes dio por terminada Paris-Austerlitz
en mayo de 2015, meses antes de su fallecimiento, tras veinte años de escritura
abandonada y retomada intermitentemente. A ese riguroso y exigente empeño
debemos una historia que indaga en las razones del corazón, tan espurias en
ocasiones como irrenunciables, sin asumir como cierta la naturaleza consoladora
del amor o su fuerza redentora, enfrentándose con valentía a la posibilidad de
que, aunque nos pese, el amor no lo venza todo.”
Jean Echenoz
Traducción de Josep Escué
Editorial Anagrama, Barcelona, 2016, 181
páginas
“Galardonada con el Premio Europa de
Literatura, Lago (1989), la cuarta obra de Jean Echenoz, es una
diabólica novela de espionaje que al mismo tiempo puede leerse como una
sutilísima parodia del género. Franck Chopin, de profesión entomólogo y agente
secreto a tiempo parcial, reparte sus intereses entre el estudio de las moscas
y las mujeres de su vida. Entre éstas ocupa un sitio privilegiado la bella y
enigmática Susy Clair, cuyo esposo Oswald, diplomático francés, desapareció
misteriosamente seis años atrás sin que el caso llegara a resolverse. Vital
Veber, alto dignatario extranjero que acaba de llegar a Francia, se aloja en el
suntuoso Parc Palace du Lac, protegido por dos gorilas infranqueables: la
pulposa Perla Pommeck y el brutal Rodion Rathenau. El coronel Seck, superior
jerárquico de Chopin, le encomienda la vigilancia de Veber, sospechoso de
infamias sin cuento. Seck tiene en alta estima el desempeño de Chopin, cuya
especialidad consiste en colocar minúsculos micrófonos en sus moscas para así
escuchar las conversaciones de los sujetos vigilados. El miope y flemático
Chopin se instala, pues, con sus artilugios en el Palace, donde los diversos
hilos de la trama se atan y desatan vertiginosamente. En resumen, una novela
tan trepidante como divertida, poblada por una galería de personajes
sorprendentes, que atrapa al lector en una trama seductora, sutilmente
entretejida y magistralmente resuelta.
«Lago
es el arte de la frontera, de la ambigüedad, de lo real y lo fantástico, de la
tragedia y del absurdo. También de una distancia que el novelista conquista
gracias al humor. Las dulces violencias de Jean Echenoz con la lengua y la
gramática son actos de amor, signos vitales de esas pequeñas revoluciones que
conforman la gran literatura» (Michèle Gazier).”
Francisco
Martínez Bouzas
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