Libros, lectores, editoriales. He aquí tres pilares básicos, imprescindibles, no sólo para la existencia de la industria del libro, sino también para que siga viviendo ese maravilloso producto de la mente humana, capaz de construir belleza con palabras. Inauguro hoy este Cuaderno de lectura y crítica literaria trayendo a escena al más olvidado , las editoriales. Y entre ellas homenajeo, como no podía ser de otra manera, a las editoriales independientes, esas que siguen resistiendo con más heroicidad que beneficios económicos, el imperialismo de los grandes consorcios, que no editan libros; los fabrican o venden como supermercados. Como símbolo y personificación de la edición independiente en lengua española, traigo a la cita a Editorial Anagrama y a su timón, el último mohicano de la edición, Jorge Herralde que defiende por encima de cualquier otro elemento, la calidad en la narrativa o en el ensayo. Abril de 1969, puesta en marcha de una editorial minúscula y unipersonal. Con la censura franquista acechando, Anagrama publicó 15 títulos en ese primer año, en tres colecciones, sin duda, ya míticas: "Argumentos", "Documentos" y "Textos". Títulos extraordinariamente significativos como declaración de intenciones: indagar y reflejar las inquietudes y ebullición de aquellos tiempos. Al comienzo de la década de los 80, después de imponerse el mapa de la realidad política y el desencanto y fin de las esperanzas revolucionarias, la literatura cobra un papel predominante y aparecen "Panorama de narrativas" ( 1981 ), dedicada a la literatura extranjera. En el día de hoy, la colección ha puesto en la calle más de 765 títulos. Son años de bonanza que permiten la puesta en marcha en 1983 de otro experimento, la colección: "Narrativas hispánicas". Sus títulos sobrepasan los 480 y en ambas colecciones, Jorge Herralde edita a aquellos autores a los que alguien ha llamado "escritores de culto".
Estos fueron y siguen siendo los caminos de un editor independiente, anómalo editor independiente, como gusta definirse. Más de cuarenta años trabajando de manera incansable e insumisa en el mundo de la edición, buscando siempre la excelencia literaria. Miles de libros en la calle. Todo un aval para que podamos considerar a Jorge Herralde el primer editor independiente en lengua española. Y a Anagrama, una garantía de la libertad de creación y expresión frente a la censura del mercado y los delirios macroempresariales del consumo rápido que nada arriesga, como el mismo editor escribía en octubre de 1996.
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