Te di ojos y miraste las tinieblas
Irene Solà
Editorial Anagrama, Barcelona, 2023, 168 páginas.
Te di ojos y miraste las tinieblas es la tercera incursión de Irene Solà en la narrativa de formato largo. Publicada a la vez en catalán y castellano. En esta novela nos aproxima la autora a una ascendencia genealógica de mujeres que habitan en Mas Clavell, un lugar remoto de las Guilleries. Sobre Joana, la matriarca recae el convencimiento de haber creado en su descendencia la maldición, por haber entregado su alma al diablo a cambio de un hombre.
Hago propia la sinopsis que de la novela nos ofrece Anagrama, debido a su perfección: “Escondida entre riscos lejanos, en algún remoto lugar de las Guilleries transitado por cazadores de lobos, bandoleros, emboscados, carlistas, hechiceras, maquis, pilotos de rally, fantasmas, bestias y demonios, el Mas Clavell se agarra al suelo como una garrapata. Es una casa, sobre todo, habitada por mujeres, y donde un solo día contiene siglos de recuerdos. Los de Joana, que para encontrar marido hizo un pacto que inauguró una progenie aparentemente maldita. Los de Bernadeta, a quien le faltan las pestañas, y que, de tanta agua de tomillo que le vertieron en los ojos de niña, acabó por ver lo que no debía. Los de Margarida, que en vez de un corazón entero tiene uno de tres cuartos, rabioso. O los de Blanca, que nació sin lengua, con la boca como un nido vacío, y no habla, solo observa. Estas mujeres, y más, hoy preparan una fiesta:”
Una “cascada de historias”, cuya idea principal, en palabras de la autora, tiene mucho que ver con el folclore regional, el imaginario visual y la tradición oral que se generan en torno al pacto con el demonio. Pero no sólo con este pacto: en la novela, la autora ahonda en el pacto narrativo, en ese contrato implícito que se establece entre el emisor de un mensaje narrativo (el autor) y cada uno de sus receptores, mediante el cual, como lectores, aceptamos determinadas normas para una cabal comprensión del mismo. En efecto, mientras dura nuestra lectura de la historia, como receptores, apagamos las alarmas de la incredulidad.
La novela es efectivamente un torrente de historias, un afluente incontenible de personajes malditos que viven o vegetan en un lugar remoto, escondido entre los riscos abruptos de las Guilleries, territorio de cazadores de lobos, bandidos, emboscados, hechiceros, maquis, fantasmas, bestias y demonios. La novela, como apunta la sinopsis, nos pone delante de una curiosa saga familiar, cuyas protagonistas son mujeres.
Un pacto con el demonio marca y regula esa saga femenina. Todas las mujeres están muertas, pero a pesar de ello, siguen habitando Mas Clavell, la masía aislada, llevando una vida normal, y sobre todo recordando épocas anteriores en las que vivían rodeadas de lobos, bandoleros o maquis, y creyéndose ellas mismas fantasmas. Por eso, la voz narrativa las sitúa en la ultratumba, en el lado de los muertos. El espacio temporal en el que transcurren los hechos narrados es de un solo día, y en ese tiempo cohabitan vivos y muertos.
El libro tematiza muchas otras cosas, por ejemplo el placer de los cuerpos, la violencia y la tortura, olores, malos olores especialmente, texturas. Y constantes dualidades: suerte e infortunio, tener olfato y carecer de él… Sus protagonistas son todos mujeres que jamás interpretaron ninguna historia porque son viejas feas…muertas. En la novela predomina la muerte, aunque convive con la vida. Es otra dualidad. Se habla del placer de los cuerpos, pero también de lo contrario: de la violencia y la tortura; de las tinieblas que acaban convertidas en espacios de libertad.
Como una cascada, a borbotones llenos de palabras así es el estilo de esta novela, cercano al realismo mágico, en la que la autora se sirve de una arquitectura muy original: concentrado el relato en un solo espacio y en un solo día, pero con miles de recuerdos. Todo ello genera una encomiable cadencia rítmica con la que los lectores, amantes de tonalidades profundas, sin duda disfrutarán.
Francisco Martínez Bouzas