Milena Agus
Trducción de Celia Filipetto
Ediciones Sruela, Madrid, 119 páginas
(Libros de fondo)
Milena Agus (Génova, 1955) es una profesora de
lengua e historia en un instituto de Cágliari (Cerdeña). Se considera una
persona normal, pero sus amigos comenzaron a hacerle notar su “locura”. Fue
entonces, cuando para sanar, decidió escribir, porque la suya no era una
chifladura que exigiese medicamentos o internamientos psiquiátricos. Se
mostraba únicamente como una imperiosa
necesidad de crear. Así inició su ya amplia obra narrativa.
Mal de
piedras fue su segunda pieza
narrativa y confirma el éxito obtenido en su debut con Mentre dorme il pescacane. La fuerza de la escritura de ambas
novelas reside precisamente en la sencillez de su escritura a la hora de
narrar, en la frescura de sus descripciones, en la naturalidad con las que nos
aproxima a los personajes, en la fidelidad con la que retrata la atmósfera y
los ambientes de Cerdeña, potenciado todo con la fuerza de formas dialectales
que la traducción respeta en muchas ocasiones.
Seguramente no se trate de un relato biográfico,
como confiesa la autora; sin embargo se le asemeja. Milena Agus, haciendo uso
de la primera persona, desgrana con ternura y con una enorme complicidad, la
vida de la abuela. La mirada adulta de la nieta, que escribe mientras prepara
su boda, permite que nos introduzcamos en el particular universo de la abuela.
Treinta años, romántica, enamoradiza y en búsqueda del amor ideal. Mas los
pretendientes huyen de su lado porque les escribía ardientes poesías amorosas,
que incluso hacían referencia a ciertas guarradas. Increpa a Dios por ser tan
injusto como para negarle el amor. La casan con un hombre recogido en el hogar
por la familia tras los bombardeos de mayo de 1943. Pero no lo ama y duermen
como hermanos, arrinconados cada uno en una esquina de la cama. Y un día la
abuela tiene arrestos para decirle al abuelo que no gaste el dinero en las
mujeres de la casa de citas, puesto que ella está dispuesta y le va a hacer
todos esos servicios. Se convierte así en la puta del abuelo, jugando a la casa
de citas. Si lo amaba o no, no importa demasiado. Hasta que hacen un viaje a
las curas termales y allí encuentra al Veterano del que la abuela se enamora
perdidamente y sin miedo a ninguna condena, a ningún infierno. Y a partir de
entonces, su vida se divide en dos partes.
Así pues, la novela nos interna en la eterna
y desesperada búsqueda del amor con mayúsculas, esa obsesión que estará en las
raíces de todos los acontecimientos de la vida de esta majer, que incluso
provocará que la familia y los amigos la traten como una verdadera loca y que
pretendan internarla en un manicomio, circunstancia o condena de la que se
liberó gracias al hecho de que Italia entró en guerra.
Reconozco que Mal de piedras es una sencilla novela costumbrista, sin embargo no deja de ser cierto que, a medida que
avanza la trama, la autora nos va desvelando matices y ciertos claroscuros de
los personajes. Y el mismo relato gana en profundidad. Además la autora sabe
explotar con mano maestra la escenografía, el curioso y adorable entorno de la abuela,
la Cerdeña del viento mistral y del mar brillante, los rasgos de la sociedad semi-rural
sarda, en la que las relaciones todavía parecen las propias de los grupos primarios.
Un relato, en definitiva, quizás insubstancial para algunos lectores; para otros,
sin duda, un verdadero regalo para los sentidos. Y un claro mensaje: en las locuras
amorosas es preciso encomendarse a la magia, ya que no hay manera de aplicar reglas.
Muy interesante ...
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