Misión Olvido
María Dueñas
Ediciones Temas de Hoy, Madrid, 2012, 511 páginas.
Con su “opera prima”, El tiempo entre costuras, María Dueñas consiguió un milagro editorial que no se recordaba desde Carlos Luis Zafón, al que incluso supera en número de ventas: dos millones de ejemplares en los tres últimos años y traducción de la novela a cerca de treinta idiomas. Su segunda incursión en la narrativa, Misión Olvido, sale a la calle con una tirada igualmente impresionante: trescientos cincuenta mil ejemplares. Sin duda alguna esta profesora universitaria, hoy en excedencia, está redefiniendo el concepto de libro best seller, al que, salvo honrosas excepciones, siempre se les ha catalogado como libros sin identidad, rozando a veces fronteras eróticas o el subgénero de las macronovelas históricas que en absoluto buscan confrontaciones con el lector o con acontecimientos históricos o sociales, y con la única misión de evadir al lector. Y de pronto nos encontramos con obras honestas, escritas con normalidad y sencillez, como las novelas de María Dueñas, que son capaces de desbancar de las listas de los libros más vendidos a engendros pseudo eróticos como la trilogía Ciencuenta sombras de Grey de E .L. James.
Vuelve pues María Dueñas y se la juega en este segundo intento, aunque, según ella misma confiesa, Misión Olvido, al menos fue pergeñada con anterioridad, en el 2005, en un viaje a las misiones franciscanas en la Alta California. Y lo primero que queda claro es que por mucho que la autora repita “esquemas narrativos útiles para exponer temas”, el lector no se va a encontrar con historias reiteradas ni con basura etiquetada como libro. María Dueñas arriesga de nuevo con un personaje femenino, lo cual no quiere decir que la autora sea una novelista que escribe para y sobre mujeres. La protagonista de su novela, Blanca Perea, opta por cambiar de rumbo para huir de sus demonios domésticos. Para recuperarse de una historia de tres en la que ella acabó sobrando, acepta un trabajo aparentemente poco estimulante en una imaginaria universidad de California: catalogar el legado de un antiguo profesor español, Andrés Fontana, estudioso de las misiones franciscanas en California y fallecido décadas atrás.
Allí, en California se desarrolla el núcleo más fuerte de la novela, una “narrativa de campus”. En efecto, para la protagonista transcurren sus meses de estancia en EE.UU entre el activismo y la melancolía, hasta que ella misma impone un giro en su trabajo y comprende cuál es el sentido del legado del profesor Fontana: hallar en el legado polvoriento de un muerto las huellas de las misiones españolas en California.
Pero Misión Olvido va mucho más allá. La novela está estructurada en tres ramas principales en las que se dejan oír dos voces. La primera de ellas, narrada en primera persona es la ya mencionada: la historia de la protagonista en América a pocos meses de finales del siglo pasado. A su lado y con saltos en el tiempo y en el espacio y numerosas elipses y fundidos y relatada por un narrador omnisciente, la trama con los avatares de la historia de Andrés Fontana en la España de la preguerra y la de un alumnos suyo, Daniel Carter, verdadero coprotagonista de la novela, en la España de la posguerra, documentándose para escribir sus tesis doctoral sobre Ramón J. Sender. Es esta quizás la parte de la novela en la que la autora rinde más claramente servidumbre a los tópicos (pensiones castizas, el Madrid de los cincuenta, la vida popular…) y a ardides poco creibles o incluso disparatados para hacer posible la boda del becario americano con la farmacéutica cartagenera española.
Las tres tramas se entrelazan y cruzan a lo largo de las más de 500 páginas con numerosas elipses, fundidos, pero con un efectivo encaje de sus piezas en la parte final en la que Misión Olvido se convierte en una trepidante novela de intriga.
Al final se completa el rompecabezas ajustando cada personaje cuentas con sus propios demonios, enfrentándose necesariamente a sus fantasmas. La novela así mismo en esta parte final entra en un “tour de force”, en una búsqueda detectivesca y casi desesperada del documento con el que se quiere paralizar la construcción de un centro comercial en una misión “olvidada”, situada en el campus de la imaginaria universidad de Santa Cecilia.
Tres vidas en líneas paralelas, con sus dramas, rencillas, celos profesionales, amores, desamores, silencios, luchas contra la adversidad, cobardías, deseos ocultos, que se transforman en historias que rozan el alma. María Dueñas, en efecto, a través de una larga trama, con distintos planos, variados escenarios y con un estilo narrativo sencillo, ajeno a la afectación, pero envolvente y no carente de bríos cuando la ocasión lo requiere, nos embarca en una de esas historias que tocan las fronteras del alma, historias de sentimientos, pero sin caer en el sentimentalismo ni en la mediocridad evasiva y emocional de empalagosos clichés.
Francisco Martínez Bouzas
María Dueñas |
Fragmento
“Una pasión muda, soterrada ante el mundo. Incluso para ella tal vez. Pero viva y real, poderosa. Andrés Fontana y Aurora Carter. El viejo profesor largamente expatriado y la mujer mediterránea que llegó de la mano de su discípulo a aquella tierra que no era de ninguno de ellos. Tan dispares en todo. Tan próximos en su fin.
Y, de pronto, extrañamente, el pulso del ayer se reactivó en mi presente y, en una conexión precipitada, intuí otra nueva luz. Nítida, clara, alumbrando mi propia vida y espejando por un momento la bruma que llevaba meses instalada sobre mí. Al asumir la pasión de Fontana por Aurora, en cierta manera comprendí a Alberto también. A través de ellos entendí algo tan simple, tan original y elemental como que la única causa que le guió para apartarse de mi lado fue la fuerza de un amor sobrevenido que se le cruza en encamino como tal vez se me habría podido cruzar a mi. Un sentimiento que le sobrepasó.”
(María Dueñas, Misión Olvido, páginas 433-434)