Xosé Ramón Pena
Traducción de Estela Villar
Pulp Books, Cangas do Morrazo (Pontevedra), 2017, 247
páginas.
Pulp Books, un sello de la canguesa
Rinoceronte Editora, acostumbra traducir
al español algunos de los títulos que en narrativa han alcanzado mayor éxito en
la reciente literatura gallega. Lo hace estos días con Apoteosis de las perchas de Xesús Constela y con La Batalla del Paraíso Triste de Xosé
Ramón Pena, el libro que comento en esta entrada. Xosé Ramón Pena (Betanzos,
1956) es uno de los más relevantes investigadores de la historia de la
literatura gallega, y un autor consolidado en la narrativa de ficción, con
varias de sus obras traducidas al español.
Cuenta el autor que, al investigar el
espacio y el tiempo en el que contextualizar esta novela, descubrió que
Saint-Exupéry había estado en Lisboa con anterioridad a su partida hacia
América. En la capital portuguesa descubrió que, a pesar de los falsos oropeles
con los que la dictadura salazarista intentaba ocultar la realidad de Portugal,
Lisboa era un paraíso, mas no un edén dichoso, sino un paraíso triste. De este
juicio del escritor francés tomó Xosé Ramón Pena el título para rotular su
novela que ahora nos ofrece en español Bulp Books. Lisboa, la cenicienta,
ambigua y a la vez brillante y hermosa capital de un país nido de espías e
intrigas internacionales durante la Segunda Guerra Mundial, le sirve al
escritor para ambientar y situar la
acción de una buena novela que desde la primera línea tira del lector.
Cuando el fragmentarismo o experimentos metaficionales mal resueltos comienzan
a empacharnos, Xosé Ramón Pena vuelve a la senda de la novela de siempre y le
transmite al lector una excelente historia. Una historia que rompe con las
fronteras genéricas y sutura, en dosis equilibradas, elementos de la novela de
acción, de la novela negra, de espionaje y el thriller sentimental, actuando la
intriga como hilo conductor que tiene constantemente en vilo la atención lectora.
La trama argumental nos conduce, como ya
quedó señalado, a la Lisboa de los años 1940 y 1941. Son tiempos difíciles y
turbios en una ciudad nido del espionaje internacional, mientras Europa arde
bajo las llamas de la Guerra. A la ciudad regresa el principal protagonista,
Fernando Freitas, oficial portugués, para embarcar hacia América. Y de
inmediato se encuentra con sus antagonista, el mayor Pimenta que muy pronto
descubre su verdadera identidad y su relación con la antigua amante, la actriz
de revista, Catarina Gusmão, una femme fatale,
y sobre todo sus contactos con una organización que controla el oro que los
alemanes estaban robando a los judíos. El relato concluye con un final
inesperado a las orillas del río Miño, en el que el “salvador de Portugal”, el
dictador Oliveira Salazar está a punto de ahogarse en las aguas fronterizas.
El autor conjuga con habilidad elementos históricos, entre ellos, la
presencia de los seguidores del movimiento ultrafascista portugués Rolão Preto,
que había pretendido anexionarse Galicia durante la Guerra Civil Española, con
una red narrativa íntegramente ficcional. En la novela, la ficción es el gran
marcador semántico que somete a sus leyes acontecimientos y personajes
históricamente verificables. Es esa la razón que convierte a La Batalla del Paraíso Triste en pura
ficción que ilustra hermosamente una porción importante de la historia
portuguesa. Con un estilo ágil, limpio y natural y un ritmo fluido, el narrador
logra de forma eficaz sus objetivos: contar una verdadera historia que, como ya
quedó señalado, desgaja los géneros.
Atendiendo a la arquitectura de la novela, llama la atención que en la
misma se complementan dos voces narrativas: un narrador protagonista que cuenta
las peripecias individuales de Fernando Freitas y su antagonista, pero que no
tuvo acceso a una cierta cantidad de datos, dejando la historia inconclusa. Y
un historiador que, con su narración completa la visión de los hechos, aunque
sea a posteriori. La Batalla del Paraíso
Triste es además una novela intensamente documentada aunque no renuncia a
su naturaleza ficcional.
La novela es una pieza literaria de acción y espionaje que conjuga
además un relato de amor, ilusiones y desengaños, amistades y traiciones, y que
así mismo hace aflorar las contradicciones en las que caemos los seres humanos
y la necesidad de escoger en la batalla de nuestros propios sentimientos. Un
trabajo que amalgama documentación y ficción y consolida a un buen narrador; un
narrador que sabe resistir a las urgencias de publicar cada año y que, en mi
opinión, no está siendo valorado como demanda la “justicia literaria”. El
aparato promocional de los agentes más importantes del sistema literario
gallego (editoriales, premios literarios teledirigidos, cierta crítica…)
decidió apostar, bien por la cuota de la discriminación positiva, bien por el
puro y simple marketing o por otras caras más nuevas y relucientes. Pero la ni
la novedad ni la hermosura, en el terreno literario son sinónimos de calidad, y
las modas son siempre efímeras y pasajeras.
Francisco Martínez Bouzas
Fragmentos
“Pero habitaba ahora a finales del mes
de octubre de 1940. Europa crepitaba entre las llamas de la guerra y él se
había venido a la capital de Portugal con un pasaporte suizo… De nuevo un breve
escalofrío fue capaz de ponerlo en alerta. Decidió desandar sus pasos y volvió
a buscar la complicidad del Bairro Alto. Pensó en subir a su habitación y coger
el paraguas; sin embargo, parecía que escampaba cuando se aproximó a los yermos
que rodeaban la Rúa do Século. Antes de dejarse llevar cuesta abajo, hacia el
río, Fernando Freitas se dijo a si mismo que estaba claro que tenía que salir
de una vez de allí, fuese como fuese, ya no podía soportar más la espera. Aquella
misma noche tenía concertada una cita
con un tal Antonio Boullosa, antiguo contrabandista y, ahora, por lo visto,
aplicado proveedor de documentos falsos de calidad para quien no reparase en
gastos; no obstante, si aquello no resultaba una solución concreta, había
decidido abandonar Portugal y volver a probar fortuna en Espala; al fin y al
cabo, se le mostraba con nitidez que había sido un completo error decidirse por
Lisboa…Tal vez Vigo, o incluso A Coruña, resultasen ser lugares más fáciles
para poner rumbo a América…”
…..
“- Rolão Preto - me explicó Mário-
viene a ser una especie de equivalente de…quien te diría yo, acaso de vuestro
Onésimo Redondo, aunque los orígenes de Preto están en el Integralismo Lusitano
y, además, defendió varias veces la monarquía como forma de gobierno, a lo
largo de los años. Supongo que lo que le habría gustado de veras es que en
Portugal hubiese un rey y él actuar de Mussolini lusitano…En fin; tuvo la mala
suerte, por una parte, de que Salazar fuese su coetáneo; aunque también tuvo la
fortuna de que fuese Salazar quien lo alejase del poder.
-No entiendo.
-Salazar era Salazar, pero como
nosotros no tuvimos guerra civil y la pena de muerte fue abolida en Portugal ya
a mediados del siglo XIX -en 1916 fue reintroducida pero sólo para el delito de
traición en tiempo de guerra-, el caso es que ni lo fusilaron ni tuvo que pasar
por un exilio largo, sólo algún tiempo en España y, para que te asombres un
poco, en casa de José Antonio Primo de Rivera.”
…..
En su depoimento, Fernando
Freitas describe con trazos tan vivos como breves aquella tarde y todas las
demás que siguieron a esta, en Santarém, pero también en la propia Lisboa,
buscando complicidades y habitaciones clandestinas. A pesar del recato de las
palabras, es posible contemplar detrás de ellas los cuerpos desnudos, los besos
y las caricias; toda la fiebre del sexo estallando en quiebros inesperados…A
veces, empujados hacia el alboroto de meandros y despeñaderos; otras,
demorándose en los mil meandros de un río caudaloso antes de precipitarnos en
las mareas…Manos anudando las manos y la lengua mordiendo con dulce fiereza la
lengua; los corazones en loca carrera…”
(Xosé Ramón
Pena, La Batalla del Paraíso Triste,
páginas 18-19, 42-43, 139)