Sara Torres
Kriller71 Ediciones, Barcelona, 2016, 77 páginas
Si es verdad, tal como se ha escrito, que la
economía feminista va más allá de la igualdad entre hombres y mujeres, lo mismo
puede afirmarse de los diversos niveles literarios feministas, especialmente de
aquellos textos LGBT, privados de visibilidad por los poderes ideológicos
heterosexuales que han impulsado desde siempre homofobia, misoginia frente a la
creatividad que consideraron o consideran contraria al sistema de poder. Dudo
mucho que una discriminación positiva, especialmente de la literatura lésbica,
sea capaz de arrancar este cerco. Sara Torres (Gijón, 1991) lo ha intentado en La otra genealogía (2014) y, hace unos
meses, con Conjuros y cantos. Ambos
libros son muestras rompedoras de una escritura poética, de una feminidad
contundentemente combativa, aunque
alejada tanto de la algarada fácil como de las palabras golosas, pero como ella
dice, citando a Monique Wittig, con otra “otra manera de habitar y pensar el
propio cuerpo y el de las amantes”. Sara Torres se ha propuesto deconstruir del poder, tal como
lo entiende Michel Foucault, estrategias como la negación, el silenciamiento
para neutralizar la autonomía sexual de las mujeres. Una autonomía edificada no
a partir del propio deseo, sino desde el deseo del otro o desde el deseo de ser
deseada.
Parafraseando a Audre Lorde, cabe
preguntarse, ¿es posible crear una
poesía feminista desde modelos heterocentrados -heteropatriarcales en su gran
mayoría- utilizando los métodos y las formas del lenguaje heredado de los amos?
Consciente de que “las herramientas del amo nunca desmontarán su casa” (Marta
Segarra y Angels Carabí), y de que el
lenguaje -que es un acto con consecuencias, como señala el texto-poema que abre
Conjuros y cantos, Sara Torres
pretende romper los pilares y leyes de la estructura patriarcal. Consolidar “la
matriz universal” (Judith Butler), subvirtiendo, aunque más en el primer libro,
los grandes relatos de la mayoría de los textos sagrados y sus narrativas
fundacionales. Sin olvidar que los estudios de bioantropología (Lévi Straus,
Serge Moscovici, Edgar Morin, entre otros) han puesto de manifiesto que, en el
inicio de la sociogénesis, la casta dominante de primates machos se transforma
en la clase dominante de hombres. Una dominación política sobre mujeres y
jóvenes que más tarde arraigó con fuerza en la infraestructura de las
sociedades históricas y que aún hoy día no ha dejado de ser ejercitada.
Conjuros
y cantos es una exploración de nuevos terrenos, ajenos en gran medida
incluso a la poesía homosexual, centrada casi siempre en lo masculino. La
autora entiende los textos-poemas del libro como “un recorrido a través de
aquello que conecta la escritura poética y el deseo lésbico, entendido como
polimorfo y escurridizo a la norma”. Si en la
otra genealogía contraponía la “ciudad” a una “isla” habitada exclusivamente por mujeres, y en la que todo,
incluso las divinidades, es femenino; un espacio cercado primordial que da
inicio a una nueva genealogía, en Conjuros
y cantos se rompen los parapetos de esa sociedad utópica y las amigas han
de lidiar en la “ciudad”, en el mundo, el mundo de la arbitrariedad y de los
atropellos que se quieren superar. Para ello deberán resistir a lo dado, a la
cultura heterosexual-patriarcal heredada. Ellas tendrán que inventar su propio
ordenamiento para oponerse a esa ideología, siendo conscientes de que, a pesar
de la fuerza del cuerpo, del deseo y del erotismo, nada saben que pueda
explicarse. Sin embargo diseñan sus vidas estando juntas y desde la amistad,
desde “una ética y una erótica basadas en el cuidar y en el desear el bienestar
de la/s persona/s junto a las que caminamos”, señala la autora.
No será fácil porque, como se reitera en el
texto-poema “Ellos me dijeron”, una de las más destacables contribuciones de
este poemario, la presión de la ideología heteropatriarcal que semeja
tolerante, se hace inflexible cuando se pretende pasar de las palabras a los
hechos: “Me dijeron / el hombre y la mujer se buscan y se juntan por naturaleza
/ gozan el uno del otro / toda mujer se realiza en la crianza lo que tiene de
madre / la hace sagrada y distinta a nosotros” (página 64). La misma
convivencia entre las amigas está transitada por abusos, celos, caducidad del
deseo: “Todos los ríos del deseo conducen al mar muerto” (página 52), porque
las amigas son humanas, sujetos de contradicciones y la hipercomplejidad
cerebral se halla estrechamente ligada a la irrupción del desorden y a la ubris, la inestabilidad y desmesura
pulsional y a la hiperafectividad.
Un rodaje de desajustes en el que la
superación del desorden y de la inestabilidad, así como la resistencia a la
realidad dada del imaginario heteropatriarcal vendrá dada por el hechizo: el
desarrollo de las relaciones afectivas, la capacidad para amar, sexualidad,
erotismo, congelados e una síntesis sublime que será el amor. Mas el hechizo no
producirá efectos sobre la realidad, ya que “no depende únicamente del sujeto
que lo pronuncia”. Y suele demandar ciertos procedimientos como los conjuros.
Especialísima relevancia concede Sara Torres
a los textos-poemas que toman forma de conjuros, a los que siguiendo al
filósofo del lenguaje y del conocimiento John L Austin, otorga fuerza
perlocucionaria o performativa. Emisiones realizadas con poder hechizante,
propias de los conjuros poéticos, ajenas a las instituciones de poder, capaces
de hacer cosas con palabras, especialmente cuando el poema es completado por la
lectura o el recitado verbal.
La autora se resiste a considerar sus textos
como poemas. Ella piensa en libros-mundo. Una ruptura que hace suya la
transgresión posmoderna de los géneros literarios, dando así lugar a una
escritura lírica basada en unidades textuales, con amalgama de textos en prosa
-prosa poética-, versos alejados de las fórmulas métricas y rítmicas, e incluso
alguna página en blanco, el silencio para poder escuchar. Llama igualmente la
atención la presencia de un lenguaje propio, un lenguaje inventado, con
connotaciones chamanísticas que
pretender convertir en magia la propia palabra; y que tomo la licencia de
interpretar como material mítico-simbólico. Así como cierta vulneración de la
sintaxis, coherente sin embargo, con el propósito de la poeta de resistencia a
la realidad dada y de elaboración de un discurso indudablemente feminista que
exige una ruptura de esa sintaxis que es también una forma de poder. A pesar de
ello y de la ausencia de separadores, la lengua de Conjuros y cantos es diáfana
y clara, sin giros redichos ni palabras golosas. No obstante el lector
no hallará un libro fácil, un lametón o una golosina. Es preciso, para llegar a
su esencia, una cierta complicidad con los postulados teóricos en los que se
mueve la autora. Pero por eso mismo, Conjuros
y cantos estará a salvo de tantas huestes inquisitoriales que, en marchas
apoteósicas o amparados en los baluartes patriarcales religiosos, luchan contra
lo que llaman “ideología de género”, pero es solo misoginia y homofobia.
Francisco
Martínez Bouzas
Selección de
textos-poemas
“YO ABRO TU
PECHO CON MIS DIEZ DEDOS
Yo retiro la
presión de las costillas
Hasta que tus
pulmones se hinchan con gozo
Aumenten en
tres su volumen
El aire que
incorporas te hace levitar
Sobre las
sábanas
Con la
obstinación del corcho
Abandonas el
fondo
Te impulsas
hacia la superficie
Yo insuflo
más aire desde tu ombligo
No cesa esa
sed
Algunas
burbujas de oxígeno se forman
Desatan tu
risa
Ríes voces
Rastreo la
genealogía de tus cantos
Yo te
pregunto
Tú contestas:
Sobre las
voces nada sé que pueda explicarse
Tómalo así
por cierto
Tú me recoges
y me llamas junto a ti
Diriges mi
barbilla e introduces tu lengua
En esta boca
de labios entreabiertos
Tú hablas
dentro
Tú gimoteas y
cantas dentro
Tú contestas:
Sobre las
voces nada sé que pueda explicarse
Tómalo así
por cierto”
…..
MANAH
TIARA APORAH VÍVIRA ANIMARA enseñó a sus hermanas cómo tallar la madera y hacer
una canoa Manah tiara aporah por eso la
recuerdan con canciones porque desapareció en el río sobre una brillante
embarcación verde y roja Aporah tiara
manah oh mao mana había cortado sus cabellos dejando un mechón que le
llegaba a la cintura Eh badi odah ma maliba Badi: nombre que recibe
el alma de las viajeras Aporah vívira animarah – da omao badi porque enseñó a
sus hermanas cómo viajar sobre el agua su alma aún vive en las oraciones Manah
tiara la que murió mientras protegía su barca verde y roja”
…..
“Cúbreme los
ojos con las manos
(se repite
seis veces en el canto)
Vengo a morir a ti
Como el río al mar”
…..
CONJURO DE AUSENCIAS
“Ah si tú
sabes Yo tengo la bendición del mediodía
El campo
rojo El campo rojo
Los brazos
conjuradores de la Mantis
Ah si tú
sabes Todo lo tengo dispuesto
Las flores
del Naranjo
La lentitud
de una tarde calurosa ed Agosto
Cuando ya se
desploma
Cuando caen
rendidas
Cuando Ah querida
Todo está tan
a punto
Todo está
para que no vengas
Para que no
Para nombrar
siempre el jugo
Sin saber si
hubo carne en la fruta”
…..
ELLOS ME
DIJERON:
puedes contar tu historia aquí pero no le hables a
las
niñas
puedes amar a
nuestras mujeres pero sólo durante el
verano y no
has de insistir amando a la misma
demasiado
tiempo
te irás con la caída de Agosto el invierno es para las
familias
Me dijeron:
el hombre y la mujer se buscan y se juntan por
naturaleza
gozan el uno
del otro
toda mujer se
realiza en la crianza lo que tiene de madre
la hace
sagrada
Dijeron:
nuestras
compañeras son fuertes y libres
nos eligen
libremente como padres de su prole
puedes dormir
junto a ellas una noche pero no la
confundas no escribas fantasías no la seduzcas
inventando
otros mundos
Dijeron:
ella
pertenece a aquí
Luego
encendieron las montañas con fuego iluminaron
la noche para
ir a buscarme prepararon una pira con
músicas llamaron a sus músicas «cantos de liberación»
Entonaron:
somos de entre los hombres los justos
Cuidamos de
nuestros animales amamos a nuestras
mujeres
Mientras sola
en el costado del río donde antes nadamos
juntas mis
brazos se entregaban al aire magenta flexibles
como cañas de
bambú muy fino pasé la noche en el río
y ellos no me
encontraron Mientras yo sonreía bulto
caliente en
el amanecer tranquilo ellos dijeron: la bruja
Había entrado
Septiembre y yo todavía estaba allí iba
Mirando los
charcos de lluvia iba germinando
palabras
Ellos
dijeron: no vuelvas has hablado a las
niñas
les has
contado tus visiones y has buscado con ella la
cuarta noche
no debiste
más de tres te advertimos
Mafdet busto
de pantera olor lavanda azucarado
la frondosidad me guarda
me vela la lechuza
Mafdet
la bruja conoce y encuentra
regresa siempre”
(Sara Torres, Conjuros
y cantos, paginas 12, 18, 29, 44, 64-65)