Lorenzo Silva y Noemí Trujillo
Menoscuarto Ediciones, Palencia, 2016, 147 páginas.
El lado
oscuro
Andreu Martín
Menoscuarto
Ediciones, Palencia, 2017, 182 páginas.
La palentina Menoscuarto Ediciones puso a
andar a finales del pasado año la serie SeisDoble.
Una colección de narrativa detectivesca con no pocos elementos de novela negra,
y que nada siguiendo el modelo de la serie editorial francesa Le pouple. Una colección basada en las
aventuras detectivescas de una mujer joven y atractiva, Sonia Ruiz. SeisDoble aparece en la arena literaria
como un proyecto muy ambicioso: distintos autores, de importante relevancia en
la novela de investigación, irán ofreciendo diferentes casos y peripecias en
las que participa Sonia Ruiz, con la “obligación” de enriquecer el perfil de la
detective privada y el de otros personajes, mas respetando lo que ya hayan
aportado las obras de escritores precedentes, partícipes así mismo en la serie.
Un juego literario muy interesante, inaugurado por los escritores Lorenzo Silva
y Noemí Trujillo que, en Nada sucio
perfilan el primer caso de la detective Sonia Ruiz. En el pasado mes de mayo,
otro primer espada de la novela negra española, Andreu Martín, prosiguió con El lado oscuro el juego literario de SeisDoble, que será desarrollado, por
consiguiente, por una pluralidad de manos.
En Nada
sucio, Lorenzo Silva y Noemí Trujillo nos acercan, en efecto a Sonia Ruiz,
con el primer caso de esta experiencia pionera en España. Una joven madrileña
de Getafe, con la hipoteca de un piso por pagar y una ruptura sentimental -su
novio la ha dejado- que le provoca una fuerte depresión, agravada por la
imposibilidad de encontrar un trabajo remunerado, decide que, como nada tenía
que perder, es un buen momento para inventarse un trabajo, montando una agencia
de detectives al margen de la legalidad porque ella carece de la titulación de
detective privado. Se anuncia en “el lado oscuro de la red” y pronto se le
presenta el primer caso: una mujer que se siente víctima del acoso de su jefe,
se convierte en su primera cliente. Con la ayuda de su vecino Pau, experto en
ordenadores y nuevas tecnologías, hace que el cerdo acosador la deje en paz.
Alejar al moscón. Eso sabemos hacerlo todas las mujeres, piensa Sonia. El éxito
en este primer caso no le resultará fácil: se verá en la obligación de tener
sexo con el erótico acosador, lo que no le desagrada porque llevaba tiempo sin
hacerlo. Será así mismo víctima de otras agresiones, estas verdaderas y no tan placenteras.
Mas con ayuda de las nuevas tecnologías, Sonia y Pau completan su trabajo y logran
que el acosador canalla sea detenido, aunque Sonia nunca llegará a enterarse de
los que pasó después. Eso simplemente cayó en las garras del olvido.
Con El
lado oscuro, Andreu Martín pone la segunda piedra de la serie. Es otra
mujer la que acude a Sonia Ruiz, a la que contrata para que demuestre la
infidelidad de su marido. Lo hará, pero descubre además que está sumergido en
la ciénaga de actividades ilegales. Con esta historia confluye otra de Pau al
que ya en la conclusión exitosa de Nada
sucio pudimos leer que lo ficha el CNI, el organismo de espionaje español.
El amigo y colaborador de Sonia se ve atrapado en una sucia y peligrosa trama
de la que forman parte sus propios jefes.
Ambas novelas se mueven por dos territorios
emparentados: el de la novela detectivesca y la narrativa negra. El esquema
detectivesco (orden-desorden-orden restaurado) es el hilo conductor de las dos
entregas de la serie SeisDoble. La
investigación y resolución del hecho delictivo, independientemente del método
empleado, es el elemento estructurador de las tres historias. La novela de
detectives no se adentra más allá. Sin embargo, tanto en Nada sucio como en El lado
oscuro, el lector se encuentra no solo con una máquina de pensar, sino
también con el retrato psicológico de los personajes, la delineación crítica de la sociedad y la
introspección psicológica, tanto en relación con el, o los investigadores en
este caso, como en correlación también con el delincuente. El ingenio, pues no
tiene un fin en sí mismo.
Las dos novelas están escritas con voluntad
de intriga. Cada capítulo conduce a los lectores, a base de no decaer en el
ritmo, a la conclusión final. La estructura de los personajes aparece representada
mediante el empleo de caracteres opuestos. La detective, protagonista de ambas
obras, con aquellos rasgos y comportamientos con los que se identifica el
lector, a pesar de que no siempre juega limpio. Su antagonista, el delincuente,
actúa con los procedimientos de los bajos fondos. Una prosa que en ambas
novelas huye de preciosismos literarios y
busca sobre todo la claridad, viste los dos relatos.
Reseñar por último que Andreu Martín
enriquece en El lado oscuro el perfil
de Sonia Ruiz y el de su amigo y colaborador Pau, sin contradecir además los
que Lorenzo Silva y Noemí Trujillo habían adelantado en el primer relato de
esta saga detectivesca y negra. Y eso precisamente es el propósito que persigue
esta serie de Menoscuarto Ediciones.
Francisco
Martínez Bouzas
Fragmentos
de El lado oscuro
“Sonia,
iba a resolver este caso, su primer caso, el caso del supermercado, por
orgullo, por soberbia, porque era muy atrevida, porque quería hacerlo y porque
quería irse con Esther a Roma y perder de vista unos días a los estúpidos
peces. Hacía demasiado tiempo que no tenía vacaciones. Años, ya. Y Sonia estaba
cansada de formar parte del lado de los perdedores. Y ese tipo, Jesús, era un
capullo. Tenía nombre de Mesías, pero era un cretino. Y a Sonia no le caían
bien los idiotas ni los aprovechados ni los que van de listos. Aquel tipo,
Jesús, era un imbécil de talla mayor. Y alguien tenía que pararle los pies. Y
ella, de eso, sabía un rato. Tenía una talla cien de sujetador. Se había pasado
la vida parándole los pies a capullos integrales. Sabía cómo se hacía. Quizás
otra cosa no, pero a eso, modestamente, no la ganaba nadie.”
…..
“Así
que Sonia y Jesús terminaron en su coche. Jesús la llevó a un sitio apartado,
en la zona industrial del polígono de los Olivos, a las cuatro de la tarde, una
hora en la que casi no había nadie, ya debía saber él que a esa hora no había
un alma por la zona. Allí se escondieron y fue fácil subirle el vestido a Sonia
y consumar aquello, que era un vil desahogo para ambos, pero a Sonia le sentó
bien que la follaran mientras todas esas ridículas encuestas se caían al suelo
del coche y su plan seguía en marcha, con un polvo añadido, pero no pasaba
nada, era la primera vez y la primera cez uno puede perder un poco los papeles.
Mientras Sonia se subía encima de Jesús y le besaba con la lengua y jadeaba,
como si de verdad estuviera haciendo el amor con alguien que le importara,
podía ver enfrente el enorme cartel del Camping Alpha. Nunca se había sentido
tan expuesta, tan exhibicionista y, contrariamente a lo que hubiera imaginado,
aquella sensación le gustó. Sonia pensó en lo fácil que es fingir mientras se
practica sexo.”
(Lorenzo Silva y Noemí Trujillo, Nada sucio, paginas 25, 43-44)
Fragmentos
de El lado oscuro
“A
la nueva clienta no apreció que aquello la molestara ni la influyera lo más
mínimo. Ni siquiera parecía haberse fijado en nada, ni en los muebles, ni en la
casa, ni en el aspecto de Sonia. Era una mujer que justo había abandonado la
belleza de la juventud y parecía que no lo llevaba muy bien. Pechugona, altiva,
obesa, de mandíbula prominente y puntiaguda y mirada severa, con una
indumentaria cursi hasta la alergia, entró contoneándose, se sentó y dijo que
la enviaba el detective Méndez. Ella le había pedido que se ocupara de su caso
una mujer y él le había recomendado que hablara con Sonia.
Se
llamaba Diana Martínez. Y tenía bajo el ojo izquierdo los restos de un hematoma
de intenso color morado. Le faltaba uno de los incisivos. Puso una fotografía
sobre la mesa y dijo:
-Este
es mi marido, se llama Guillermo Corvado y me la pega con una mamarracha. -Estaba enfurecida. Si alguna vez tuvo
lágrimas, se le habían terminado las existencias- . Quiero que lo descubra y
que los fotografíe cuando estén haciéndolo.”
…..
“Esa
misma noche, su joven amigo Pau estaba participando en una operación de los
servicios secretos.
En
realidad, encerrado en una furgoneta negra de cristales tintados, era el último
mono de una operación sin importancia ni peligro.
Lo
habían captado un año atrás, como experto informático para que colaborase en un
proyecto internacional con el gobierno de Panamá. Se trataba de crear el
sistema informático más seguro del mundo para proteger el tránsito del canal.
Estuvo entusiasmado durante casi un día entero. Luego, un hijoputa lo atracó y
se llevó todo su dinero. Y, de una manera u otra, eso transcendió y la
superioridad del CNI decidió que tenía que madurar un poco antes de que pudiera
hacerse cargo de una misión de tanta importancia. Un veterano del Centro tenía
ganas de viajar a conocer Panamá y le quitó el sitio.
Entretanto
le dijeron que tenía que curtirse y lo destinaron a la Oficina Nacional de
Seguridad (ONS), bajo las órdenes del coronel Mariano Cardenal, que lo envió a
la unidad de Vedugo, en la calle Mataelpino.”
(Andreu Martín, El
lado oscuro, páginas 17-18, 25)