Santiago Lopo
Traducción del autor
Mar Maior (sello de Editorial Galaxia), Vigo, 2015,
216 páginas
Si bien este ejercicio de ficción de
Santiago Lopo poco o nada tiene que ver con las propuestas metaliterarias, es
posible que su lectura haga surgir no pocos interrogantes en aquellos
lectores habituados a propuestas
narrativas convencionales, basadas, sobre todo, en discursos compactos y
lineales. Sin embargo, la arquitectura compositiva de Hora zulú da razón de su carácter posmoderno, un territorio poco
frecuentado en el sistema literario gallego, al que pertenece originalmente la
novela de Santiago Lopo, y en general en todas las narrativas. Por eso mismo, Hora zulú puede producir a veces ciertas
dosis de pasmo, pero su estructura compositiva y sus imputs, fueron reconocidos, hace ya muchos años. por escritores que
trabajaron desde el otro lado del espejo como Henry James, Borges o Walter
Benjamín, entre otros. Historias fragmentadas, ramificadas, las multiplicidades
o el libro rizoma que dirían Deleuze y Guattari.
Hoza
zulú fue galardonada en el año 2012 con el Premio de Novela García Barros,
cuyo jurado tuvo la intrepidez de premiar una novela cuya arquitectura
compositiva está basada en fragmentos, una opción que hoy tiene cabida en la
narrativa porque responde a nuestra forma de percibir el mundo, cada vez más
fragmentado, inconexo e incoherente.
Hora
zulú es en efecto una novela construida a base de fragmentos, de registros
de naturaleza muy diversa, pero eso no quiere decir que carezca de un centro
oculto para hacer cuadrar y coincidir las piezas de esta nove-puzzle. En su
ejerció narrativo, Santiago Lopo relata en efecto una historia de esos
fragmentos (poemas, informes hospitalarios, anexos de los mismos, correos
electrónicos entre dos psiquiatras y cinco textos rotulados con el título de la
novela). Mas todo ese material no denota un cajón de sastre, sino que remite a
una historia que un lector activo sabe apreciar.
Aparentemente la trama de la novela no
parece otra cosa que la búsqueda de identidad de una persona que aparece herida
al pie de un acantilado en la costa gallega. La amnesia que parece padecer,
hace que lo internen en un hospital psiquiátrico. La multitud de fragmentos, y
de forma especial los correos que una psiquiatra le hace llegar a un antiguo
compañero, y los cinco textos que se apropian del nombre de “Hora zulú”,
parecen remitir a la figura de un misterioso Profesor -el hombre desnudo y
herido hallado en la playa gallega-, cuya enigmática figura atrae la atención
del lector hasta el desenlace final. Mientras todo eso sucede, el texto nos
acerca al ambiente de un hospital psiquiátrico, por cierto muy humanizado, y a
temas e interrogantes ecológicos que tienen que ver con el desenlace.
Sin embargo, el tema de la novela, la
idea-eje subyacente y que además le confiere sentido a la historia, va mucho
más allá de la misma, y nos remite a las etiquetas espacio-temporales en las
que se mueve la humanidad. El tiempo, como las vidas humanas, no es lineal, no
existe, por mucho que lo etiquetemos en husos horarios para intentar
entenderlo. Somos pues esclavos de su medición. De ahí la razón de ser del
título: una “hora zulú”, alejada de cualquier meridiano. Será nuestro deseo de
liberarnos de ese sistema de referencia, de detener el tiempo, lo que induzca o
determine el desenlace del relato, y por lo tanto de la trama, la parte visible
del iceberg que esconde este artefacto narrativo, arriesgado sin duda, más cuya
calidad y hondura no me ofrecen dudas, considerando tanto su coherencia
compositiva como la línea de pensamiento que la sustenta.
Francisco
Martínez Bouzas
Fragmentos
“INFORME MÉDICO PIQUIÁTRICO Nº 4
FECHA: 1 DE FEBRERO DE 2000, 12:30 HORAS
Nº DE INTERNO: 222513
PSIQUIATRAS: Francisco Carballo y
Zacarías Penselas
DE
MANERA SOPRENDENTE, el sujeto decide hablar hoy por primera vez. Después de
sentarse, el interno repite insistentemente al doctor Penselas su habitual pregunta: «¿Qué hora es?»
La respuesta del doctor Penselas cito textualmente, es: «¡Ni lo sé ni me importa, coño!» El evaluador
se echa a reír y le dice:«Así me gusta». Ante nuestra expresión de incredulidad
el paciente continua:«No sé cómo me llamo, ni de dónde vengo. No recuerdo nada.
Pero no estoy loco». Le apreciamos un ligero acento cuando habla, casi
imperceptible y muy peculiar, pero no reconocemos su origen. Decidimos actuar
con cautela y no alterarlo con preguntas personales. Al interrogarlo sobre su
primer recuerdo, nos dice: «Estaba mojado y tenía la boca llena de arena».
Queremos descubrir si está a gusto en su celda de aislamiento, pero permanece
en silencio y empieza aponerse nervioso.
Optamos por terminar la entrevista a
las 12:50 horas.
DIAGNÓSTICO: Amnesia retrógrada.
Posible demencia.”
…..
“Por eso, queridos amigos, desgraciadamente
este reloj de sol nos recordará cada día que somos prisioneros de un sistema de
referencia. Nos recordará que nuestra sombra no es libre, nos recordará nuestra
cadena perpetua. Vaya faena, ¿eh? No, no os agitéis nerviosos, no pongáis cara de
angustia…No llores Faki. Yo sé cómo escapar. Yo lo he conseguido. He sido capaz
de contraerme en mí mismo para dejar fluir en mi mente el torrente del río sin prestarle
atención. Ahora veo con claridad las múltiples realidades que me rodean. Por eso
os animo, desde esta tribuna cuántica, a que encontraros con vosotros mismos. ¡Centraos
en lo más pequeño para conseguir lo más grande!”
(Santiago Lopo, Hora zulú, páginas 24, 193)
Muy interesante...
ResponderEliminarHola Francisco, me gustaría volver a contactarte. Soy Olga, me recuerdas?
ResponderEliminarCreo que sí, siempre que seas la Olga con la que me ocimuniqué hace 10 años (Olga Cristina Serrano). Si es así, me darías una gran alegría que, a través de este blog de crítica literaria,pueda recuperar a una amiga que tanto me ayudó. Si eres otra Olga, también. Sea como fuere, puedes escribirme a mi correo: fmbouzas@yahoo.es
EliminarOjalá podamos contactar de nuevo. Feliz Navidad!!
Gracias por tu reseña, como siempre es un gran trabajo que nos invita a leer. Interesante, aunque en lo particular el tema psiquiátrico no me atrapa, pero en el tema del tiempo me parece una invitación buena a leer al autor, ya que coincido que es sólo una consideración que no existe realmente. Gracias.Abrazos de luz.
ResponderEliminarGracias a ti por leerla. Una reseña y un libro además bastante árido. Pero eres una lectora empedernida, una gran lectora muy benevolente además, y siempre encuentras y resaltas lo positivo. Abrazos del mar cuyo perfume me impregna.
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