El artista de la cuchilla
Irvine Welsh
Traducción de Francisco González, Arturo Peral y Laura Salas Rodríguez
Editorial Anagrama, Barcelona, 2021, 263 páginas.
Tras un no prolongado silencio -Anagrama publicó su anterior novela, Un polvo en condiciones en 2018- regresa el autor de Trainspotting (1993), el escocés Irvive Welsh para hablar del mismo submundo desde la visual del pasado que nos persigue y acecha, con The Blade Artist que Anagrama traduce por El artista de la cuchilla, y en la que nos volvemos a encontrar con Begbie, el psicópata de la pandilla de inadaptados, si bien ahora vive en el litoral californiano, parece otro ser más adaptado y emplea otro nombre: Jim Francis, y se dedica a la escultura mutilando los bustos de rostros famosos. Se ha casado además con una nueva esposa, Melania con la que convive, juntamente con sus dos hijas.
Irvine Welsh es un escritor que en su existencia personal ha nadado, y no contra corriente, en el mundo que reflejan sus obras. Por eso, muchas de sus escenas y personajes son un calco de la realidad.
En El artista de la cuchilla, Welsh elige otro personaje de Trainspotting como alter ego: Jim Francis, que además parece haberse reformado. Es un tipo sociable, tranquilo, y lo único que lo une con su pasado en Trainspotting es su afición a mutilar bustos de personajes célebres. Además encauza la fuerza de su ira en exposiciones que cautivan a lo más selecto del público, debido a su firmeza y visceralidad. Se limita a ser el artista de la cuchilla, pero a los espectadores les parece un ejercicio creativo de primera magnitud.
A primera vista, El artista de la cuchilla, mantiene un estructura de intriga detectivesca, con un interrogante que recorre el libro desde el principio al final. Y esa intriga no es otra que saber si Begbie se ha rehabilitado de verdad o todo es un engaño con guiños a un pasado de violencia y psicopatía que pueden malograr su rehabilitación.
El escenario donde se desarrolla la acción de la novela es una Escocia obrera que no entiende el fracaso del sistema porque está mal concebido, porque además todos conspiran contra el protagonista, desde los vecinos de los barrios periféricos hasta el jefe del gobierno.
Retorno a la sinopsis de la novela sin revelar lo más sustancial de la misma: Begbie es ahora, como ya se dijo. Jim Francis. Se ha trasladado a vivir a California con su mujer a la que había conocido siendo ella arteterapeuta de la cárcel en la que estaba encerrado. También forman parte de la familia sus dos hijas. A primera vista, una familia idílica. Jim Francis es por el momento un hombre tranquilo, e incluso buen padre y marido. Su trabajo es ahora la escultura, tal como ya señalé más arriba. De pronto recibe una llamada que le informa del fallecimiento de uno de sus hijos a los que había abandonado. Y entonces regresa a Escocia para investigar los que había ocurrido, pero ya no se siente débil como antes. Ahora tiene control sobre sí mismo y sus impulsos vengativos.
Irvine Welsh
Mas todo es literatura y, como decía Bataille, y la literatura nos deja notar las cosas humanas en su perspectiva más violenta. Pero también es literatura la que nos permite ver lo peor y hacerle frente.
Irvine Welsh escribe en su dialecto nativo escocés, transcribiendo con frecuencia la ortografía tradicional. Inventivo en la forma, la lectura en el original inglés puede resultar dificultosa para los lectores que pretendan leer en el idioma original. En definitiva, una novela que pone en tela de juicio la idea de rehabilitación, aunque admite la posibilidad de que los seres humanos cambien de hecho sus patrones vitales.
Francisco Martínez Bouzas
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