Jane Austen
Traducción de Marta Salis
Alba Editorial, Barcelona, 424
páginas
(Libros de fondo)
No resulta fácil encuadrar a Jane Austen
(1775-1817) en alguna escuela literaria o incluirla en un determinado período
literario puesto que ningunos de los términos que suelen emplearse (“18th
Century”, “Romantic”, “Victorian”) resulta apropiado para describir la obra
literaria de esta gran escritora. Jane Austen es la excepción que convierte en
semánticamente insuficientes a todas estas categorías. Y en buena medida
porque, como ya había remarcado Virginia Woolf, Jane Austen nunca intentó
escribir como un hombre.
Orgullo
y prejuicio (1813) no es posiblemente la mejor novela de Jane Austen, pero
sí la más conocida. Un clásico de la narrativa inglesa. Junto con La abadía de Northanger y Sentido y sensibilidad forma parte de
las obras de la primera época de la escritora, la de mayor espontaneidad y
brillo argumental. Son las novelas en las que, ajena a la agitada situación
política del momento, Jane Austen retrata
con sutil ironía a la pequeña burguesía rural de la Inglaterra de su
época. Hilvana estampas que reflejan la intimidad del hogar, de la vida
familiar, olvidándose de la vida profesional de sus personajes, ya que lo que a
ella le interesa es contar su faceta más personal.
En esa existencia de la clase media
provinciana, la máxima aspiración de las mujeres consistía en hallar un buen
consorte. Será este el tema nuclear de la mayor parte de las obras de la
escritora. En la búsqueda del matrimonio apropiado, las protagonistas van
superando errores y obstáculos a la vez que alcanzan la plena madurez. Es el
perfeccionamiento en la “profesión” del matrimonio, tan presente como tema de
fondo en Orgullo y prejuicio, novela
en la que la escritora nos hace saber cómo las hermanas Bennet buscan el marido
más conveniente, única meta real de sus vidas.
Portada de la primera edición de Orgullo y prejuicio |
En la Inglaterra finisecular del siglo XVIII
y en una sociedad muy conservadora y tradicional, una pareja y sus cinco hijas
cavilan que lo más importante es “casarse bien”. Un buen matrimonio supón ante
todo lograr un marido con una buena posición social y económica. Lo que menos
importa es su educación, su moral, su
inteligencia. Ni siquiera el despertar del amor. Un hombre con haberes será
considerado por las familias vecinas propiedad legítima de alguna de sus hijas
en edad de merecer.
La novela denuncia con gran claridad esta situación. Y lo hace además con
maestría, elegancia y abundantes pinceladas de inteligente ironía. La trama
novelesca se desenvuelve alrededor de
con quién y cómo casan las hijas y las reacciones de las familias delante de
los escándalos y ocurrencias de las mismas. Y a través de esta trama, Jane
Austen persigue una meta: enfrentar a la sociedad de su tiempo con la realidad
una especie de espejo mágico en los que se puedan percibir todos los defectos y
horrores de una clase social sin antifaces ni maquillajes. Su propósito,
exteriorizado ya en el título de la novela, es oponer el orgullo al prejuicio,
rompiendo así con los esquemas que aprisionaban el mundo que la autora conoce.
Y justamente esa ruptura, esa ironía, esa denuncia que en definitiva realiza la
novela, es lo que hace que Orgullo y prejuicio
sea hoy considerada como una aportación importante dentro de la literatura feminista
y progresista. Una exposición crítica de la situación de la mujer de la clase media
alta en el conjunto del sistema patriarcal de inicios del siglo XIX.
La escritora muestra un gran dominio de la psicología
en la descripción matizada y profunda de sus personajes, de forma especial, la de
los miembros de la burguesía inglesa a la que retrata con gran fidelidad. Un estilo
único, cimentado en una excepcional capacidad de percepción, una sutileza que en
ocasiones desconcierta al lector y un gran dominio de la ironía hacen de esta “alta
comedia” uno de los grandes títulos de la literatura universal.
Francisco
Martínez Bouzas
Jane Austen |
Fragmento
“Jane se
encontraba todavía muy mal, y Elizabeth no la dejaría hasta más tarde, cuando
se quedó tranquila al ver que estaba dormida, y entonces le pareció que debía
ir abajo, aunque no le apeteciese nada. Al entrar en el salón los encontró a
todos jugando al loo, e inmediatamente la invitaron a que les acompañase. Pero
ella, temiendo que estuviesen jugando fuerte, no aceptó, y, utilizando a su
hermana como excusa, dijo que se entretendría con un libro durante el poco
tiempo que podría permanecer abajo. El señor Hurst la miró con asombro.
-¿Prefieres
leer a jugar? -le dijo-. Es muy extraño.
-La señorita
Elizabeth Bennet -dijo la señorita Bingley- desprecia las cartas. Es una gran lectora y no
encuentra placer en nada más.
-No merezco
ni ese elogio ni esa censura exclamó Elizabeth- No soy una gran lectora y encuentro placer en
muchas cosas.
-Como, por ejemplo,
en cuidar a su hermana -intervino Bingley-, y espero que ese placer aumente
cuando la vea completamente repuesta.
Elizabeth se
lo agradeció de corazón y se dirigió a una mesa donde había varios libros. Él
se ofreció al instante para ir a buscar otros, todos los que hubiese en su
biblioteca.
-Desearía que
mi colección fuese mayor para beneficio suyo y para mi propio prestigio; pero
soy un hombre perezoso, y aunque no tengo muchos libros, tengo más de los que
pueda llegar a leer.
Elizabeth le
aseguró que con los que había en la habitación tenía de sobra.”
(Jane Austen, Orgullo y prejuicio)
Una de mis novelas favoritas, yo creo que porque tiene muchas lecturas. Por un lado puedes quedarte con la ironía, por el otro puedes quedarte con la historia de amor. En cualquier caso, es un placer leerla. Tengo curiosidad ¿Cuál es la mejor novela de Austen en su opinión?
ResponderEliminarHola Alejandra: gracias por leer mi reseña. Respondiendo a tu pregunta, te diré que quizás "Sentido y sensibilidad", aunque la verdad es que "Orgullo y prejuicio" es igualmente una gran novela. Felices lecturas!
EliminarRealmente interesante...una gran descripción de aquellas costumbres...
ResponderEliminarSaludos