William Shakespeare
Traducción de Luis Astrana Marín
Prólogo de Vicente Molina Foix
Alianza Editorial, Madrid, 192 páginas
El
rey Lear
William Shakespeare
Traducción: Instituto Shakespeare
Alianza Editorial, Madrid, 208 páginas
(Libros de siempre)
Referencia fundamental en la historia de la literatura universal, la
obra de William Shakespeare (Straford-upon-Avon 1564-1616) es con justicia
patrimonio de todas las culturas y de todos los pueblos. Por eso mismo, las
ediciones y traducciones se suceden unas tras otras. También por ello resulta
innecesario e incluso presuntuoso hablar en la insignificancia de estas líneas,
del escritor inglés, considerado desde siglos atrás uno de los grandes
dramaturgos de todos los tiempos. Sin embargo, hasta el siglo XVIII,
Shakespeare fue apreciado únicamente
como un genio difícil, y la llamada “Cuestión Shakespeare” hizo que
surgieran teorías según las cuales sus obras habrían sido escritas, no por un
actor de teatro, sino por alguien dotado de una educación superior, como por
ejemplo el filósofo Francis Bacon, el conde de Southampton, o incluso por el
mismo dramaturgo Christopher Marlowe.
A pesar
de tales controversias, las obras de Shakespeare, tanto poéticas como teatrales,
ya habían sido admiradas en su tiempo por Ben Jonson y otros autores que
percibieron en las mismas una brillantez y una profundidad que las desatinaba a
sobrevivir. Como dijo Ben Jonson, Shakespeare no era de una época, sino de
todas las épocas. Mas la apoteosis de Shakespeare llega con el juicio de Harold
Bloom: la obra dramática de Shakespeare, junto con Don Quijote de Cervantes son las únicas piezas literarias que
logran la universalidad. Pero para valorar a Shakespeare, continúa el crítico
americano, precisamos un término más borgiano que universalidad, ya que
“Shakespeare es el canon occidental”
La
mayoría de las treinta y ocho obras del dramaturgo se siguen representando hoy
en día, y son fuente de inspiración para numerosos experimentos teatrales,
porque destilan y comunican un profundo conocimiento de la naturaleza humana,
ejemplificado especialmente en la perfecta caracterización de sus personajes.
La habilidad de Shakespeare en el empleo del lenguaje poético y de los recursos
dramáticos, capaces de crear una unidad estética a partir de una multiplicidad
de expresiones y acciones, no tiene parangón dentro de la literatura universal.
De todas
estas características participan Romeo y
Julieta y El rey Lear. Se trata en el caso de la primera de las más
populares obras dramáticas del autor inglés, junto con Hamlet y Macbeth. Romeo y Julieta es la pasión que conduce
a la muerte. La pasión encerrada entre el deseo, el odio y el destino,
vinculados a los apellidos Montesco y Capuleto. Una historia de amor que nace
imposible y que concluye con la muerte de los amantes. Y también el paradigma
de toda tragedia amorosa, porque los dos adolescentes de Verona que reavivan el
odio entre las dos familias, y subvierten el orden de la ciudad, le dan cuerpo
a la pasión por excelencia, aquella que no se ajusta a las órdenes y consejos y
pretende configurar un mundo a medida de sus deseos. La densidad emotiva de la
obra, la potencia y hermosura de sus versos, con la incorporación de la moda
del soneto, hicieron que Shakespeare alcanzara una cumbre poética inigualada
dentro del género dramático. Pero Romeo y
Julieta no es solamente teatro de sentimientos, una pieza dramática sobre
las relaciones amorosas; es también como ya lo percibió W.H. Auden, el vivo
retrato de una sociedad en la que sus integrantes reglamentan la conducta según
el parámetro de la “bella y bruta figura”.
El rey
Lear fue escrito en el tercer período del dramaturgo inglés, el período en
el que compuso sus mejores tragedias. Es sin duda alguna la más radical y
estremecedora de las obras shakesperianas. La más profunda reflexión sobre los
abismos de la naturaleza humana que haya producido el teatro. Shakespeare
narra, con extrema crudeza, una experiencia extrema de locura, dolor y
destrucción. También, una reflexión sobre la verdad y la mentira y una denuncia
sobre la maquinación de las mentes por el poder. De ahí su contemporaneidad.
Una gran pieza dramática, considerada por Martin Amis como la más angustiosa y
a la vez la más inspirada de las obras de Shakespeare
Realmente bueno ...
ResponderEliminarSaludos
Mark de Zabaleta