Charles
Bukowski
Traducción
de Jorge Berlanga
Editorial
Anagrama, Barcelona, 19ª edición, 192 páginas.
(Libros
de siempre)
Post
Office, Cartero en la edición
española de Editorial Anagrama, fue la
primera novela de Charles Bukowski (1920-1994), escrita a los cincuenta años,
tras haber abandonado el servicio americano de correos, y publicada en 1971. Y
la primera en la que aparece su alter ego, Henry Chinaski . La novela, lo mismo
que las cinco que el escritor publicó después de esa fecha, tiene en efecto
como protagonista a Henry Chinaski, un verdadero antihéroe y que, como acabo de
anotar, representa al escritor nacido en Renania - Palatinado (Alemania).
Bukowski logra en esta primera novela darle vida a un gran tipo, un verdadero
antihéroe, con un estilo de prosa que es un verdadero paradigma del realismo
sucio, en el sentido literario y literal. El realismo sucio (“Dirty realism”)
es una forma de escribir que nada tiene que ver con la inmundicia, con la
grosería ni con personajes hediondos, sino con el empleo de una lengua
sencilla, usando los mínimos recursos (de ahí el nombre de minimalismo con el
que también es conocido) para contar historias cotidianas, sin el añadido de
adornos formales, huyendo del didactismo y dejando la trama argumental abierta.
Y aunque no fue Bukowski el creador del realismo sucio, es, junto con Raymond
Carver, Richard Ford o Tobias Wolff uno de sus grandes referentes
norteamericanos.
No deja de ser curioso y típico de la
burocracia estadounidense el origen de esta novela. En 1968, los supervisores
del servicio de correos advirtieron que Charles Bukowski era el autor de varios
artículos obscenos publicados en una revista. Y lo que hicieron de inmediato
fue interrogar a Bukowski, indagar en su vida y, dado que era un funcionario
del gobierno, informar al FBI, que abrió un expediente. Sin embargo, en su
conclusión definitiva, más que la baja
categoría moral, fue el absentismo el que terminó con el empleo de Bukowski en
la estafeta de correos. Fue entonces cuando su amigo John Martin, editor de
Black Sparrow Press, le propuso que, por un salario de cien dólares mensuales,
se dedicase solamente a escribir para su editorial. Fue así como el archivo
policial 140-35907 dio paso a la primera novela de Bukowski, Post Office.
Bukowski es un escritor eminentemente biográfico. Lo que relata en Cartero son los cerca de doce años que
sobrevivió a la jungla urbana como empleado en una sórdida oficina de correos
de Los Angeles. Henry Chinaski es un holgazán y borrachín que vive en Los
Angeles, de espaldas y alejado de cualquier trabajo. Pero un día, un compañero
de sus excursiones etílicas le comunica que están empleando a cualquiera que se
presente en la oficina de correos. Debido a las ganas de conseguir dinero y
pensando que se trataba de un oficio cómodo y fácil, y que además le permitiría
desahogar sus impulsos sexuales con
alguna de las mujeres que se imaginaba hallar en el reparto de la
correspondencia, se presentó y fue seleccionado.
La novela narra la historia de estos años en
los que Bukowski trabajó como cartero. Sus días de resaca, los exabruptos con
los jefes, su obsesión por las mujeres. Un retrato irónico, descarnado, la otra
cara del sueño americano que habla sobre borrachos, prostitutas, infelicidad y
desventuras. Un mundo del que formaba parte el mismo protagonista. Doce años
transitando por las calles de Los Angeles, por sus hipódromos, sorteando
calamidades, mujeres alocadas, lidiando con constantes trancas, curdas,
borracheras…
Una divertida y al mismo tiempo amarga
sátira sobre el sueño americano, en la que el escritor renuncia a todo aquello
que no le resulta imprescindible para la narración. Mínimas descripciones,
lenguaje natural y plano, con personajes que sobreviven como pueden a la
desesperanza y a la mediocridad. Bukowski logra, en esta su primera novela, no
perder el control sobre su antihéroe. Al contrario, nos agasaja con la figura de un gran tipo que nos descubre
toda la basura que se esconde debajo de la dorada alfombra de América. Charles
Bukowski, no solamente bebe todo cuanto puede, escribe todo cuanto piensa, sin
disfrazar nada, ni siquiera las posturas misóginas. Realismo sucio, desnudo,
descoronado de atavíos formales, con
historias rutinarias y vulgares. Y, sin embargo, alta literatura.
Fragmentos
“Yo estaba
liado con una tipa, pero ella a veces desaparecía durante unos días y yo
realmente me sentía solo. Solo y deseoso de aquel culo que tenía a mi lado.
Entonces, una
noche, Betty, mi amor, me lo soltó, después de la primera copa:
-¡Hank, ya no
puedo soportarlo!
-¿El qué no puedes
soportar, nena?
-La situación.
-¿Qué
situación, nena?
-El que yo
trabaje y tú te hagas el holgazán. Todos los vecinos piensan que yo te
mantengo.
-Coño, antes yo
trabajaba y tú holgazaneabas.
-Es diferente.
Tu eres un hombre, yo una mujer.
-Oh, no sabía
eso. Creía que las perras como tú andabais siempre pidiendo a gritos la
igualdad de derechos.
Tengo que decir
una cosa de aquella perra: sabía cocinar. Sabía cocinar mejor que cualquier
mujer que hubiera conocido antes. La comida es buena para los nervios y para el
espíritu. El coraje viene del estómago, todo lo demás es desesperación.
-Tenemos que
conseguir los dos trabajo-decía- para probarles que no vas detrás de su dinero,
para probarles que somos autosuficientes.
-Nena, eso es
parvulario. Cualquier imbécil puede tener un trabajo; vivir sin trabajar es
cosa de sabios. Por aquí lo llamamos chulear. A mí me gusta ser un buen chulo.”
…..
“Le señalé dónde tenía que
firmar y le di un bolígrafo. Miré sus tetas y el resto de su cuerpo y pensé,
qué pena que esté chiflada, qué pena, qué pena.
Me devolvió el bolígrafo y el papel firmado con un simple garabato.. Abrió la carta y empezó a leerla mientras yo me disponía a irme.
Entonces se cruzó delante mío en la puerta, con los brazos extendidos. La carta estaba en el suelo.
– ¡Obseso, obseso, obseso! ¡Ha venido aquí para violarme!
– Mire, señora, déjeme…
– ¡SE LE VE LA MALDAD ESCRITA EN LA CARA!
– ¿Cree que no lo sé? ¡Ahora déjeme salir!
Con una mano intenté apartarla a un lado. Me clavó las uñas en una de las mejillas. Solté la saca, se me cayó la gorra, y mientras me ponía un pañuelo para limpiarme la sangre, ella me lanzó otro zarpazo y me rasgó la otra mejilla.
– ¡TU, ZORRA! ¿¡QUÉ COÑO PASA CONTIGO!?
– ¿Lo ve? ¿Lo ve? ¡ES USTED UN MANIÁTICO!
Estaba pegada a mí. La agarré por el culo y pegué mi boca a la suya. Notaba sus tetas pegadas contra mi cuerpo. Ella apartó su cabeza hacia atrás.
– ¡Violador! ¡Violador! ¡Maníaco violador!
Bajé con mi boca y agarré una de sus tetas, luego pasé a la otra.
– ¡Violación! ¡Violación! ¡Me están violando!
Tenía razón. Le bajé las bragas, luego me desabroché la cremallera y se la metí, luego la llevé en volandas hasta el sofá. Caímos sobre él.
Levantó sus piernas bien alto.
– ¡VIOLACIÓN! -gritaba.
Acabé, me abroché la cremallera, recogí el correo y salí, dejándola mirando lánguidamente el techo.”
Me devolvió el bolígrafo y el papel firmado con un simple garabato.. Abrió la carta y empezó a leerla mientras yo me disponía a irme.
Entonces se cruzó delante mío en la puerta, con los brazos extendidos. La carta estaba en el suelo.
– ¡Obseso, obseso, obseso! ¡Ha venido aquí para violarme!
– Mire, señora, déjeme…
– ¡SE LE VE LA MALDAD ESCRITA EN LA CARA!
– ¿Cree que no lo sé? ¡Ahora déjeme salir!
Con una mano intenté apartarla a un lado. Me clavó las uñas en una de las mejillas. Solté la saca, se me cayó la gorra, y mientras me ponía un pañuelo para limpiarme la sangre, ella me lanzó otro zarpazo y me rasgó la otra mejilla.
– ¡TU, ZORRA! ¿¡QUÉ COÑO PASA CONTIGO!?
– ¿Lo ve? ¿Lo ve? ¡ES USTED UN MANIÁTICO!
Estaba pegada a mí. La agarré por el culo y pegué mi boca a la suya. Notaba sus tetas pegadas contra mi cuerpo. Ella apartó su cabeza hacia atrás.
– ¡Violador! ¡Violador! ¡Maníaco violador!
Bajé con mi boca y agarré una de sus tetas, luego pasé a la otra.
– ¡Violación! ¡Violación! ¡Me están violando!
Tenía razón. Le bajé las bragas, luego me desabroché la cremallera y se la metí, luego la llevé en volandas hasta el sofá. Caímos sobre él.
Levantó sus piernas bien alto.
– ¡VIOLACIÓN! -gritaba.
Acabé, me abroché la cremallera, recogí el correo y salí, dejándola mirando lánguidamente el techo.”
…..
“-Oiga, porqué no hace nada con la mujer del 45 c?
Betty Williams.
-Estamos haciendo todo lo que podemos, señor.
-Pero allí no hay nadie
-Hacemos nuestras rondas regulares, señor
-Señor, señor, olvídense de esa mierda, apuesto a que su estuviera ahí el presidente, o el gobernador, o el alcalde, o algún rico hijo de puta, esa habitación estaría llena de doctores haciendo algo. Por lo menos engáñeme y mande alguien con delantal blanco a la habitación.”
-Estamos haciendo todo lo que podemos, señor.
-Pero allí no hay nadie
-Hacemos nuestras rondas regulares, señor
-Señor, señor, olvídense de esa mierda, apuesto a que su estuviera ahí el presidente, o el gobernador, o el alcalde, o algún rico hijo de puta, esa habitación estaría llena de doctores haciendo algo. Por lo menos engáñeme y mande alguien con delantal blanco a la habitación.”
(Charles Bukowski,
Cartero)
Ciertamente bien expuesto ...
ResponderEliminarSaludos
Mark de Zabaleta