Cosmopolitas domésticos
Javier Echeverría
Editorial Anagrama, Colección Argumentos, Barcelona, 200 páginas.
(Libros de siempre)
Dos hechos significativos avalan esta obra de Javier Echeverría. En primer lugar el haber logrado con ella, en su día, el Premio Anagrama de Ensayo. Y en segundo lugar el haber continuado las mismas maneras y la misma línea argumentativa de Telépolis, diagnóstico y pronóstico de la nueva forma de organización social que es la ciudad en la distancia. De esta forma, la originalidad analítica que le proporcionó a Telépolis un gran éxito de ventas, es una buena garantía para este estudio sobre las transformaciones radicales que, en las últimas décadas, están experimentando los ámbitos domésticos debido a las nuevas tecnologías mediáticas y telemáticas capaces de introducir el mundo en nuestros hogares.
Es este, sin duda, una verdadera revolución doméstica. La nueva casa que se comenzó a construir a finales del siglo XX, a la par de la ciudad en la distancia, es pues una telecasa, una cueva electrónica que ya dejó viejo, según los profetas de la “fogorótica”, el concepto de “caverna envejecida”, tal como se describían los ámbitos domésticos en los años sesenta.
La principal novedad de estos hogares en la distancia es la emergencia de un nuevo cosmopolitismo doméstico, en el que se confunden lo privado y lo público. Y otras dimensiones como el dinero, la ciencia, la memoria, la intimidad, el territorio… sufren modificaciones radicales.
Javier Echeverría
Javier Echeverría evita las connotaciones valorativas con relación a esta nueva revolución doméstica. Se limita a dar fe de que las líneas evolutivas de las sociedades modernas caminan en esta dirección, y señala la posibilidad, basándose en Popper, de que las telecasas sean casas abiertas, formas sociales abiertas al tiempo y al mundo, sin por eso alejarse totalmente del reino de las relaciones personalizadas. Son, a juicio del autor, los primeros pasos hacia un mundo que determinada razón tecnológica hace inevitable, y que solamente si logramos alejarlo de las tendencias estatales o imperialistas tendremos garantías de que la nueva variante de la humanidad -los cosmopolitas domésticos- podrán seguir propagándose.
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