martes, 17 de noviembre de 2020

CUANDO LOS MUROS DEJAN DE SER MTEÁFORAS

  

 

El Muro

John Lanchester

Traducción de Inga Pelissa

Editorial Anagrama, Barcelona, 2020, 277 páginas.

 

     

   Los problemas existenciales que afloran hoy día, hallan en la distopía una válvula de escape. El ser humano, mucho más a partir  de la pandemia global en la que parecemos poco menos que seres destinados a la extinción; los miedos se acrecientan y las grandes preguntas que, a lo largo de la historia, han atenazado la existencia humana, tales como ¿quiénes somos? ¿hacia dónde nos dirigimos tanto como individuos como  sociedad?, nos acucian en estos momentos con mayor intensidad. Por eso mismo, las obras literarias distópicas que reflexionan, y a veces elucubran, sobre la naturaleza humana, basadas en la tecnología, son más populares que nunca.

   En ese estado de opinión generalizado se basa el periodista y escritor John  Lanchester (Hamburgo, 1962), para ofrecernos esta inquietante distopía, en la que combina hábilmente la ciencia ficción y el relato de aventuras. Su propósito no es otro que plantear, de forma ambiciosa, temas muy actuales, como pueden ser el miedo al futuro, la precaución y el rechazo ante el diferente. Y sobre todo, el miedo a uno mismo. Por eso, como escribió Jake Kerridge en The Tlelegraph, la novela distópica de Lanchester logra plasmar las ansiedades del mundo actual.

   El Muro es una buena novela de género, una novela de aventuras, narrada con brío, emoción y tensión poco frecuentes. Y a la vez, como vengo diciendo, una inquietante distopía que actúan como potente alegoría del mundo actual, rebosante además de talento narrativo.

   La historia, estructurada en tres partes, se desarrolla en una atmósfera social claustrofóbica: la de una sociedad que se entusiasmó con la caída del muro de Berlín, a la vez que yergue nuevos diques de contención por parte de muchos países. Una muestra, sin ir muy lejos, los muros y las concertinas barbadas que España levantó y colocó en Ceuta y Melilla.

   Esa es la atmósfera social que actúa de telón de fondo en la historia de John Lanchester: una muralla que protege a las Islas Británicas, tras la elevación de las aguas debido al cambio climático, y la consiguiente afluencia de subsaharianos. A evitar que entren en territorio británico se dedican las patrullas de defensores que custodian el muro. Una clara alegoría de lo que sucede en nuestros días: una sociedad encastillada frente a los otros, que además se sienten culpables generacionalmente y aceptan la norma de no traer más niños a este mundo. Solamente aquellos imprescindibles para garantizar el reemplazo de los vigilantes. Las normas son muy estrictas: por cada uno que logra colarse, uno de los nuestros pasa a ser otro y es arrojado al mar. Algo todavía peor que las devoluciones en caliente que practican varios países, España entre ellos.

   A este muro llega Kavanagh para formar parte de las patrullas de vigilantes. Su obligación es cumplir dos años de servicio, mas en sus manos está la posibilidad de evitarlo. Convertirse en reproductor y engendrar un hijo. Poco a poco, y con esa finalidad, Kavanagh inicia una relación con una de las mujeres de dentro, Hifa, vigilante como él. Pero pasan los días y las noches y un miedo difuso y penetrante hace acto de presencia. Finalmente, cuando se produce la invasión nada será como se esperaba: los papeles de invasores y defensores acaban por redefinirse.

   Una distopía tan envolvente como turbadora, con aires de fábula moderna, pero que desgraciadamente supera la fábula para convertirse en realidad en un mundo donde los nacionalismos excluyentes mueven a muchos seres humanos a ver al  otro como un enemigo.

   

 

                                   John Lanchester

                                        

 El autor rechaza que lo que cuenta sea distópico. En su opinión lo que sucede es la consecuencia del camino que hemos emprendido y que alegremente recorremos; especialmente la conducta irresponsable ante el cambio climático, un cambio a escala planetaria que lo transformará todo y reestructurará por completo la vida humana.

   La idea central de la novela es la de frontera. Vivimos en un mundo de muros y poco importa que haya caído el muro de Berlín, porque otros lo han reemplazado; y la mitad de ellos se han construido en este siglo. Y no solamente la fantasía ridícula y megalómana de Trump. A la era de la creciente movilidad, de la apertura y globalización le está sucediendo un período de división, fortificaciones y alejamiento del otro. Poco importa que el Mediterráneo sea el gran cementerio de esta locura aislacionista. Existen además los muros mentales, cada día más peligrosos entre formaciones políticas o personas individuales: o eres uno de los nuestros o perteneces a otra cosa y debes estar fuera. En definitiva, una novela que es una inquietante  distopía que funciona como reflejo del mundo actual y aborda el miedo al diferente, al otro; el miedo al futuro y el miedo a uno mismo.

 

Francisco Martínez Bouzas

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