César
Aira
Editorial
Mansalva, Buenos Aires, 126 páginas
(Libros
de siempre)
El prolífico y perspicaz escritor argentino,
Cesar Aira (Coronel Pringles, 1949) reconoce que existe la falsa creencia de
que siempre acaba escribiendo una novela sobre todo lo que le acontece. Mas
César Aira niega tal premisa y afirma que detesta las novelas sobre algo,
porque un libro sobre algo debe de ser un ensayo o una crónica, no una ficción.
Así pues, Festival no sería, en su opinión, una novela en clave
sobre su participación como miembro del jurado del Festival de Cine
Independiente de Buenos Aires. Al contrario, todo lo que contiene la novela,
confiesa el mismo Aira, es fruto de su fantasía. Con todo, los conocedores de
la estética de vanguardia aireana (fuentes temáticas muy amplias,
frecuentemente extraídas de su propio trabajo, empleo, en dosis moderadas y
razonables, del método de la escritura automática de los surrealistas,
combinadas con las expresiones más populares de la cultura), y así mismo tienen
experiencia de la dinámica del funcionamiento de un festival de cine
independiente, estarán tentados de reconocer en las páginas de este
relato-novela, Festival, los
avatares, teniendo en cuenta la fauna polimorfa y tirando a cool de los participantes en un festival
cinematográfico independiente como el de la ciudad porteña. Aunque es preciso
reconocer que el libro de César Aira no habla de ese festival en concreto, ni
recrea, como si de una crónica periodística se tratara, las vivencias de
alguien perteneciente a la tribu de los cinéfilos.
La novela de César Aira, breve, como casi
todas las suyas, es algo más: una mirada ácida y corrosiva sobre cualquier
festival de cine independiente, un retrato de su mundo delirante, que revienta
de absurdos alucinantes. El libro de César Aira ha sido traducido a pocos
idiomas. Lo ha sido al gallego, en versión de Juan Tallón, un gran conocedor de
la obra de Aira. Existe una edición original del texto, impresa y distribuida
por Mansalva como parte del catálogo del Festival de Cine Independiente de
Buenos Aires del año 2012. Con posterioridad Festival fue igualmente traducido al alemán con ocasión del
cincuentenario de la Viennale.
Festival
es una pequeña obra maestra aireana
que le permite al autor reflexionar sobre el estado del cine moderno en su
obra, en su doble vertiente: cine comercial y cine de autor. Pero, a la vez,
César Aire nos agasaja con una delirante historia en la que el absurdo, la
parodia, las situaciones cómicas y el cinismo caminan en paralelo.
El punto de partida de la narración es la
llegada a una ciudad, que bien podría ser Buenos Aires si en la capital porteña
hubiera montañas, del prestigioso director de cine belga Alec Steryx para
presidir el jurado del Festival de Cine Independiente, y convertirse en la
máxima atracción del mismo. Steryx, director de films de ciencia ficción clase
B, se había convertido en un director de culto para los entendidos, y ese
endiosamiento ya se había hecho global. Sin embargo, en realidad, el cineasta
belga no pasaba de imitar con torpeza o con cinismo las producciones del género
de los años cincuenta. Así pues, un adelantado, “el Antonioni del espacio
exterior”.
La admiración de los organizadores se
transforma en asombro cuando lo ven bajarse del avión en compañía de su madre
nonagenaria. Comienza el Festival, y desde el primer momento empiezan a tener
lugar una serie de situaciones en las fronteras de lo absurdo y de lo lúdico,
derivadas del hecho sorprendente que de que un ser casi centenario, casi sordo,
casi ciego y con múltiples achaques y obsesiones asista a un festival de cine
independiente, dominado por un ambiente cool y juvenil. Y que además la
nonagenaria, quejica, remilgada y refunfuñadora en grado sumo, decida ir
siempre allí donde va su hijo.
Una lectura simplista de la novela no iría
más allá de alocado divertimento, pero la narración encierra un cúmulo de
reflexiones que transcienden este conjunto de enredos y disparates. Así pues,
es preciso leer Festival en clave alegórica,
como una denuncia jocosa de la festivalización de la cultura. Las digresiones
de Aira, preñadas de ironía sobre el cargado remolino de actividades de un festival
de cine, con los estereotipos que lo frecuentan, la cultura de la imagen, los esnobismos,
las formas sibilinas o directas de provocar el reconocimiento del público, los límites
del fanatismo…convierten el relato de César Aira en un verdadero artefacto que etnografía
con valencia brutal las contradicciones de las sensibilidades posmodernas. Nada
más apropiado que el escalpelo de César Aira para destripar esa turbulencia de actividades,
hoy transformadas en puro y simple festival. O al menos así llamadas.
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