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martes, 21 de septiembre de 2021

PLACERES Y DESPLACERES DE LA LECTURA

Leer y dormir

Gonzalo Maier

Editorial Minúscula, Barcelona, 2021, 168 páginas.

 

    

 

 

   Gonzalo Maier (1981), escritor y columnista chileno es para muchos críticos el secreto mejor guardado de la literatura reciente chilena y su escritura ha sido descrita como un lugar de resistencia, de libertad, de un juego imposible. Entre sus libros destacan el que significó su debut, Leyendo a Vila-Matas (2011), una pieza narrativa sobre un escritor frustrado que prepara un libro sobre Vila-Matas; Material rodante (2015), un breve anecdotario sobre lo ínfimo, una pieza narrativa que amalgama sin recato ficción y no-ficción. Más tarde (2016) publicará, también en Editorial Minúcula, El libro de bolsillo, una celebración de la vida privada de ciertos objetos comunes. Una pieza  híbrida como la anterior entre novela y ensayo, destacando su “enorme flexibilidad narrativa” al ser capaz de entrelazar diversos registros genéricos. En la pureza solo hay fascismo, declara el autor, o una fantasía que lleva al fascismo. En otras de sus obras hace de la digresión un arte nuevo, o muestra fascinación por los proyectos  medio delirantes.

   En Leer y dormir nos acerca Gonzalo Maier a la pasión por el mundo del libro, por sus gozos y sus sombras. Es un libro breve que emplea un tono confesional y en el que el autor hace una recopilación de variados y diversos asuntos que con frecuencia brotan en la mente de los lectores.

   En la obra hacen acto de presencia los placeres del ocio y el universo agitado de los lectores. En el libro hay de todo: transita del ensayo a la crónica, de la columna a los apuntes de ocasión. Un libro sumamente versátil que revisa algunas de las aspiraciones domésticas, que convendría examinar en el tiempo que vivimos: inscribirse en una sociedad de observadores de nubes, siguiendo los consejos de una guía encontrada en una librería, mejor dicho, lo que se escribe en su solapa. Elogio de los saldos de las novelas pasadas de moda, liberándolas así de su cementerio. Se lee a destiempo, a contramano, como si se empleara una lente para mirar en perspectiva; dormir en el cine sin cargos de conciencia, debilidad que a veces ocurre con los libros; la perversión de lavar platos como forma barata de hidroterapia; la utilidad o el contrasentido de los marcapáginas; el derecho a que nadie conozca ni lea tus libros, un derecho que hay que ganarlo, no hacer gala de él por coquetería. Es lo que proclama la justicia literaria. El vicio y el placer de leer por leer, sin lápiz en la mano.

    

                                   

                                         Gonzalo Maeir

 

   Un alegato contra las obras completas porque pretender  entrar en el panteón de la literatura, siendo como suelen ser libros difíciles, objetos contundentes, con más páginas malas que buenas.

   Y como estas breves reflexiones, ensayos o crónicas sobre lecturas y lectores, otras veinte, muchas de ellas aparecidas en su día en la prensa. Temas, algunos interesantes, otros simples ocurrencias. Mas meritorias por como lo dice que por lo que dice. Con el recurso de las digresiones y frases pulidas al máximo que ayudan a que el lector lo pase bien.

 

Francisco Martínez Bouzas

 

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