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miércoles, 17 de junio de 2020

ESCRITURA DEL PROPIO CUERPO


Tener un cuerpo

Brigitte Giraud

Traducción de María Teresa Gallego Urrutia

Editorial Contraseña, Zaragoza, 2019, 217 páginas.



    


   Recibida con división de pareceres tanto por parte de los lectores como de la crítica, Tener un cuerpo de Brigitte Giraud cuenta en primera persona muchos aspectos de la propia biografía de la autora, estructurándola en cinco partes que corresponden a cinco periodos  cruciales de la vida de una mujer. Esa voz en primera persona ilumina escenarios y secuencias. Pero, como he señalado, novela contradictoria en opinión de los lectores -no de la mía- Una novela que no acaba de cuajar, una narradora que “a mí por lo menos (me resultó) de lo más antipático, en opinión de la traductora. O bien, novela extraordinaria, original y brillante tanto en su planteamiento como en su ejecución. Un texto sobresaliente para otros lectores.

   La novela se desarrolla en cinco partes que, en buena medida, reconstruyen cinco periodos claves en la vida de una mujer: la infancia, la adolescencia, el amor, la maternidad y finalmente el duelo. En esas cinco etapas tenemos la oportunidad de descubrir las cicatrices en la existencia de la voz narrativa: la fiebre de la escarlatina con la que se inicia el relato, recibida por la paciente con dignidad que hace que se sienta una heroína. Una heroína con las nalgas al aire que le hacen tomar conciencia de que tiene un cuerpo que come, juega y duerme, prescindiendo de la condición femenina. La nueva realidad del hermano no intuido en el cuerpo de la madre. Y todos los intereses, gustos, pequeñas aventuras, dolores y emociones en la vida de una niña.

   Hasta que entra en el mundo de las mujeres, que es el mundo de las cifras, de los ciclos. Se abre el portal de la adolescencia: el primer beso que le sorprende pero no le desagrada; y comienza desear que su piel atraiga a otra piel. Y se vuelve callada y soñadora. Los primeros complejos disimulados con los maquillajes. Un cuerpo que entra plenamente en escena, un cuerpo cada vez más expresivo que siente la llamada de la carne. La primera experiencia sexual que apenas funcionó. Impera el silencio y el miedo al embarazo; y el cuerpo se convierte en enemigo. Pagará la factura con un aborto.

   Pero pronto descubre el amor sin miedo y con su chico se convierten en pareja y experimenta los sabores y sinsabores de la vida doméstica. Pasan los años y siente que vive en una repetición infinita de amaneceres y ocasos. Descubre las cremas que son “antiedad”. Pero también reajusta sus ideas sobre la maternidad y empieza la cuenta atrás para ser “vosotros” y sentirse feliz de que su cuerpo esté “habitado” por otro cuerpo.

   Aprende a ser madre, sin miedo de ser brusca, con el inicio de las noches en blanco. Pendiente, alerta. Y descubre que el padre siente que tiene un hijo, algo que la deja pasmada. El relato acompaña desde la mirada de la madre, quizás con excesivos detalles, el crecimiento del hijo.

   Finalmente el duelo: la muerte del chico, un cuerpo amado que desaparece. Pero ella, en su aturdimiento, sigue impermeable a cualquier sensación. Y vuelve a ser una sola persona, aunque su cuerpo necesita algo que prolongue a su pareja para no sentirse tan vacía, tan vulnerable, tan sola, sin ningún proyecto. Todo en su cuerpo parece en perfecto estado pero algún día estallará. Hasta que acepta inventarle a  cada día una razón de ser, “no dejar que gane la partida el vacío.”

    
                                             
Brigitte Giraud
 
   Tener un cuerpo es una suma de cuerpos de la misma persona, retenidos en la memoria, y que corresponden a distintas etapas vitales. La autora exprime sin piedad esos periodos vitales. Y lo hace con buena tonalidad y gradación literarias; en forma plástica algunas veces. Simbólica en muchas otras. Con multitud de temas tocados o analizados que brotan en cada momento de la etapa vital que describe. Plasmando en la novela la escritura de su propio cuerpo, interpreta la violencia que se ejerce contra los cuerpos femeninos, violencia ejercida en no pocas ocasiones por las propias mujeres.

   Novela fragmentaria, hecha de retazos, con un buen empleo de las elipsis. Retrato pues de una vida en sus diferentes etapas, contada desde la conciencia del propio cuerpo y que sin duda mueve a la empatía con la protagonista.



Francisco Martínez Bouzas

1 comentario:

  1. Un libro muy interesante según tu descripción. Gracias, esperaré más información tuya.
    Saludos sitio web Rabato

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