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domingo, 15 de diciembre de 2019

POEMAS VITALISTAS QUE HACEN PENSAR


Todo se hará público
Nuria Ruiz de Viñaspre
Prólogo de Ángeles Mora
Ediciones Trea, Somonte- Cenero, Gijón, 2019, 90 páginas


    

   Promocionado por la prologuista como libro que no se nos cae de las manos porque no se parece a ninguno, aunque es un libro con sentido y consentido. Nuria Ruiz de Viñaspre hace su enésima incursión en la poesía, en ese arte de crear belleza con palabras, palabras que dicen más de lo que dicen. Un poemario aparentemente breve  pero lleno de hondura explicitada en las dos partes en las que se divide, y que la prologuista, en un agudo trabajo de análisis, desentraña: Extimidad  e Intimidad.
   La palabra Extimidad proviene del psicoanálisis y viene a confirmar que es muy difícil separar lo que es el mundo interno del externo. Un poema que inaugura la primera parte lo aborda. “¿tú nunca estás triste? / -preguntó la extimidad a la asombrada intimidad- / ¿nunca? / continuó la extimidad / y dos sílabas negras cayeron de mi boca / -ser yobscuro-“
   Poemas los de esta primera parte ligados así mismo a las dicotomías burguesas, a las falsas dicotomías (lo privado para la mujer y lo público para el hombre), porque ambos siempre aparecen entrelazados. Claramente pues este es un libro escrito por una mujer, con cánones ajenos al patriarcado. Una muestra más de la reinvención de la mujer como mujer que afecta no solo al campo literario, pero también.
   La segunda parte de Todo se hará público se rotula como ya quedó indicado, con la palabra Intimidad. Y atesora sobre todo paisajes. Pero, para ello, siguiendo la cita de Viktor Frankl que lo encabeza, el yo debe relegarse a sí mismo, “postergarme, pasarme por alto (…) porque existir significa salirse de sí mismo y  enfrentarse consigo mismo. ¡Cómo nos suenan estas palabras a las de Agustín de Hipona? “Vuelve a ti mismo porque en el interior del hombre habita la verdad”. Por eso lo que importa en este libro son los paisajes interiores, construidos desde la reflexión poética.
   Un libro pues que es una cavilación sobre lo que somos, sobre la realidad que nos habita y que a veces es oscuridad: la nube que se asienta en nosotros… somos cuerpos perecederos, como el pájaro estrellado en los azulejos de la piscina (página 99). La tristeza que nos atosiga, la intimidad limitada por una frontera virtual, la vida como un centrifugado: el número de vueltas que da el motor de la existencia en un instante. Vivir  en un mundo plegable, porque siempre hay un lado donde todo se junta, y así lo desunido se une.
   Y como estos, docenas de poemas que nos hacen pensar, reflexionar  sobre el hecho de que venimos de las ruinas, aunque todavía no estemos en estado de ruina, con el alma calcificada, en oportuna cita e Juan Carlos Mestre (La tumba de Keats).
   

                                               
Nuria Ruiz de Viñaspre

 Poesía sin títulos en muchos de los poemas; sin rimas porque las rimas parecerían artificiales, como el maquillaje, para sumergirnos y alzarnos contra el sinsentido que con frecuencia nos atenaza y gobierna nuestras vidas. No obstante, la poeta corretea con el lenguaje, dominándolo para remodelar lo existente. Para ello juega metafóricamente con aspectos simbólicos de nuestro mundo, amalgamados entre la historia y el mito. Merecen especial relieve los siete poemas dedicados a la Atlántida. Enigmáticos poemas vitalistas que nos obligan a pensar Y sin que en el poemario exitan intertextualiades  visibles, es notable el número de autores, de pensadores citados (Jacques Lacan, Maurice Blanchot,  J. F Lyotard, Louise Burgeois, Rosa Luxenburgo, Virgina Woolf, etc). Citas que se puede decir que no solo acompañan estos poemas de Nuria Ruiz de Viñambre, forman parte de ellos como se ha escrito. Aportan parte de su fuerza y de su emoción o de su denuncia.

Francisco Martínez Bouzas

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