Páginas

sábado, 6 de julio de 2019

POEMAS ENTREVERADOS DE PENSAMIENTO


cauces del que teje

Eva Yárnoz

Ediciones Trea, Gijón, 2019,68 páginas.



    



   Por segunda vez y en el breve período de unos meses, me acerco y degusto la poesía de Eva Yárnoz. Degusto y reflexiono porque es imposible leer los poemas de la poeta nacida en Pamplona, pero aclimatada en Madrid, sin que sus versos no nos penetren muy dentro y nos hagan meditar. Fue primero Filiación (2017), también una colectánea de poemas con gran carga significativa y experiencial. Es ahora cauces del que teje, recientemente editado por Ediciones Trea; un libro que reúne más de cuarenta poemas y que, como los textos versales de Filiación tampoco transitan por contornos lingüísticos y sobre todo conceptuales sencillos. ¡Qué diferencia tener ante los ojos la simpleza poética, casi siempre de signo erótico, que transita por algunas redes sociales y este entramado de poemas en los que no hay concesiones ni a la galería ni a golosas sensualidades sensoriales!

   Poemas que no buscan agradar sino descorrer el velo de la realidad. Poemas en los que no se trabaja el efectismo, y están muy lejos de lo coloquial exteriorista, de aquello que, a primera vista, puede impulsar al lector, mas privándole de pensar. Por eso si a algo me suena esta selección de poemas es a poesía meditativa, con ciertos ramalazos de intuición, con fusiones quizás de lo poético, lo filosófico y lo teórico. Se acostumbra a calificar este tipo de poesía como esencialismo lírico, pero con una importante salvaguarda: en los poemas de Eva Yárnoz no hay una deshumanización de los elementos estéticos y de la literatura. Quizás a veces se trata de una poesía del conocimiento intelectualizado y con ciertos visos de hermetismo, al que se vinculan poetas como Jorge Guillén o Paul Valery.

   Una poética que promueve la relevancia del libro de poemas visto como macroestructura unitaria, en detrimento de una posible intención como colectánea de textos, rebosantes cada uno de distintos mensajes.

   En la sinopsis del libro de alguna manera se alude a todo esto: “(…) evoca un entramado de fuerzas invisibles que ordenan el universo, un cosmos al que solo podrá accederse transcendiendo el reino de la mente” Y todo ello desde el no saber socrático, ya presente en las raíces de Filiación. El no saber la realidad para poder llegar a comprenderla en puridad. Llegando para ello la voz poética a renunciar a entender intelectualmente lo que la rodea, asumiendo, en consecuencia, realidades emocionalmente dolorosas.

   Así, por ejemplo el poema “prisma” que nos acerca a los territorios del deseo y a lo que somos incapaces de ver y comprender cuando deseamos algo. No debe extrañar, por consiguiente, que el libro se inicie con un breve poema, “espiga sola”, un texto versal en el que el yo poético prácticamente reitera lo que vengo diciendo: convertirse en espiga sola mecida por el viento (…) sin apelación de nombres. “nadamos en la incertidumbre absoluta”. En otros poemas se nos habla de claustros encerrados, habitar entre las piedras, sin jamás tocar nada (…) “quedamos en el campo incierto de las costuras”; permitir que los significantes sean solamente eso (…) “permitir la vida sin nosotros” (…) estar sobre los bosques, “amado terror entre las hojas muertas”. Estar en la disolución sin nombre para perseguir la liberación de uno mismo, especialmente del sufrimiento interior.

   Habitar en la soledad, un motivo poético que se reitera en varios poemas. La soledad como una costura rota, de disoluciones próximas, disolución de los pulmones. Hasta la realidad  es inestable porque es un espacio que se deforma. Ausencia o negación de nombres, o nombres rebosantes o rebosados por la materia; nombres al sonido que se diluye. Y tras todo ello, la esencia de todo  lo que sufre. Mas siempre hay un intento de asumir esa negatividad y convertirla en luz difusa que nos permite ver solo los jardines, no la totalidad de lo que significa vivir y poder seguir procreando, no en lo feo, sino en lo bello como reza la cita de Diótima.

   Poesía tanto en prosa como en verso, alejada de lo volcánico. La poeta sabe contener la calma furiosa que podría aquejarla. No hay desenfreno ni desmesuras, pocos operadores poéticos formales. Pero casi todos los poemas de este libro son gritos que nos interpelan. La poeta alienta con aciertos la respiración lírica, por dolorosa que sea, usando además con acierto esas palabras menos afectivas que las de Filiación. Pero ese es su cometido: no inducirnos a gozar sensorialmente, sino a hacernos pensar. Poesía quizás no de hoy, poco novedosa. No rebosa cotidianeidad, ni humor y hondura sentimental, amorosa. Rebosa, eso sí, de incitaciones para hacernos reflexionar.



Francisco Martínez Bouzas





Eva Yárnoz






Cuatro poemas de “cauces del que teje”



espiga sola



“así hago tu voluntad torpemente, hasta donde puedo.

así me convierto en la espiga sola  mecida por el viento.

así congrego a mis amigos, sin apelación de nombres, y separo las formas incontables, y las destruyo.

Estoy en la apelación con los nombres, y silvo al viento que me circunda, y a las olas que son una. y a los dedos que nunca tocan.

sin apelación de nombres, nunca tocamos nada. Nadamos en la incertidumbre absoluta y no decimos sino amarillos en lo azul perenne que nada significa”

(página 11)



…..



partos



“reposa la mano ardiente, el deseo agota los términos que preguntan. quedas exhausta con las manos tendidas, sobre el cuerpo de hielo o sobre el llanto helado. quedas tendida sin nombres, sobre la masa inerme que anhelabas. todo era todo.   todo se disuelve. todo está enhebrado tiernamente por un orden de la calma, contemplamos sin sombres las auroras, y si nace un niño, el niño nace en tus ojos quieto. No estamos aquí para sistematizar los partos.”

(pagina 17)



…..



nieve



“la mente que sabe en su cubil del pensamiento cuestiona los tapices que cuelgan de sus paredes. y no sabe qué dicen las voces que gimen ahora en los profundo de la nieve. hay en la nieve sinfín de ritmos, sin el movimiento dulce y consistente del último que subyace.



Congelamos los mimbres. está próxima la hibernación de los organismos unicelulares. hay vida interestelar en la falda de los volcanes.”

(pagina 28)



…..



baile silencioso



“estoy en un baile silencioso con las algas y el coral. no espero nada entre las piedras disgregadas del agua. el agua respira bajo la arena. las aves marinas rezan en su lengua un saludo al sol o un sin morir ahora. no contamos más segundos. el universo se deforma en mis pupilas.



mis ojos constriñen la materia hasta que estalla. como dientes de león expandidos viajan en sus cuencas con sus miembros. y todo se contrae o se dilata.”

(pagina 32)



Eva Yárnoz, cauces del que teje)

No hay comentarios:

Publicar un comentario