Eduardo
Mendoza
Edición
e introducción de Javier Aparicio Maydeu
Epílogo
de Eduardo Méndoza
Ediciones
Cátedra, Madrid, 647 páginas.
Con una extensa introducción de más de cien
páginas, Javier Aparicio Maydeu ofrece en Ediciones Cátedra la edición crítica
de Una comedia ligera de Eduardo
Mendoza (Barcelona, 1943), perteneciente a una fértil generación de escritores,
tanto de autores que escriben en español, como en otros idiomas. Adscrito al
realismo, pero con huellas de vanguardirmo, porque, como señaló el crítico
Ignacio Echeverría ejerce “la tradición” -y la convención- en un sentido no
radical. Reverencia a la tradición sin someterse a ella.
Eduardo Mendoza es uno de esos escritores
que dejan huella en la literatura española y no solamente por La
verdad del caso Savolta, su novela más conocida, sino por el conjunto de su
producción que aglutina las tendencias estéticas y “los latidos anímicos” del
momento que le tocó vivir. Es pues un emblema de su generación. Un autor que
fundamentalmente suena a Eduardo
Mendoza, aunque son muchos los libros cuyo influjo se deja sentir en su obra.
Mestizaje literario ya que no es posible la creación “ex nihlo”.
La trama de Una comedia ligera se desarrolla
en una pequeña localidad de la costa catalana, y en su mayor parte en
Barcelona. Una Barcelona de finales de los años cuarenta, con todas las
connotaciones negativas de aquellos años: clases sin protección social, miseria
económica, corrupción, estraperlo entre las clases burguesas, altanería de los
personajes que ejercen el poder, escrupulosidades en las relaciones amorosas,
especialmente por parte femenina, un libre y despreocupado desparpajo entre el
lumpen que sobrevive como puede en el barrio chino o en sus alrededores. Y
sobre todo una tristeza tan pegajosa como la niebla o el calor húmedo de la
ciudad. La acción si sitúa una década tras el final de la Guerra Civil,
solamente recordada como una presencia fantasmal. Y da cuenta de los efectos de
una vida dura y llena de privaciones, pero desde la perspectiva amable de la
vida regalada de la burguesía.
Un renombrado comediógrafo, Carlos Prullas,
cuyas piezas teatrales empiezan a sonar a viejo, a algo pasado de moda, prepara
su último estreno: una comedia de enredo. Carlos Prullas es un superviviente de
la Guerra, un hombre sin voluntad y ajeno a cualquier compromiso. Pero posee la
habilidad de sortear la crudeza de la Postguerra. Adúltero, promiscuo, machista
y con bastantes galones de crápula. La comedia cómica ideada por Prullas se
titulará ¡Arrivederci pollo! Es un enredo vodevilesco y carente de
sustancia. A la vez que ensaya la obra, Prullas, sin pretenderlo se ve
sumergido hasta el cuello en una verdadera comedia muy semejante a la que él
pretende estrenar, pero, en vez del teatro, ahora los que está presente es la
realidad. Y en un triángulo amoroso con una joven actriz, un empresario se le presenta y, tras una
larga noche de juerga, y el empresario resulta asesinado. Prullas será el
primer sospechoso para la policía.
Eduardo Mendoza construye esta novela con
personajes que llevan su papel al extremo. Todos giran alrededor del
protagonista, especialmente los principales: Lorenzo Verdugones, un cargo
policial franquista hasta el tuétano que ya ha decidido que Prullas es
culpable; el director de la obra, Pepe Gandet, la primera actriz Mariquita
Pons, una vecina de la localidad de veraneo de la familia; Marichuli Mercadell,
con la que al autor teatral tiene un encuentro extramatrimonial; Martita, su
esposa, hija única de un rico empresario y que para que no interfiera en sus
infidelidades matrimoniales, la tiene veraneando en Masnou. Y junto a ellos una
amplia nómina de secundarios. La historia finaliza como cualquier comedia de
teatro costumbrista: Con todo más o menos arreglado, tras haber sorteado muchos
avatares.
No es sin duda Una comedia ligera la mejor
obra de Eduardo Mendoza, pero sí una buena novela, entretenida y salpicada de
guiños cómicos y cierta crítica al franquismo, a la burguesía catalana, a la
curia, pero dicho todo con comicidad elegante. Lenguaje claro, sencillo y
fluido; estilo libre indirecto, con el que Eduardo Mendoza traslada a la
Barcelona de finales de los años cuarenta, reproduciendo con fidelidad e
ironía, las costumbres de sus habitantes. Y lo mejor y más reseñable, la
edición crítica de esta novela, “lectura cómica de un período trágico” sobre un
texto base elegido junto con el autor de la última edición de 1916.
Francisco
Martínez Bouzas
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