Páginas

sábado, 10 de noviembre de 2018

ROMASANTA:EL MITO Y LA REALIDAD DEL HOMBRE LOBO


Cartel de la película Romasanta, la caza de la bestia
Romasanta, memorias inciertas del hombre lobo

Alfredo Conde

Editorial Destino, Barcelona, 192 páginas



    

   La reciente publicación en la narrativa gallega de una novela breve, Besta do seu sangue (2018), que revisa el mito del hombre lobo gallego desde una perspectiva de género e intenta reconstruir la realidad silenciada de una persona lastrada por la intersexualidad, vuelve a poner de actualidad este libro de Alfredo Conde publicado a la vez en varios idiomas y que sirvió de base para el guión de la película, Romasanta, la caza de la bestia, dirigida por Paco Plaza, que la considera como el primer psico-killer hispano en la Galicia del siglo XIX.

   ¿Quién fue el licántropo gallego del siglo XIX? ¿Un hombre lobo realmente, el execrable “home do unto”, el terrible y despiadado “sacamanteigas”, el espeluznante “home do saco? Si hay un objetivo claramente identificable en la novela de Alfredo Conde, este no es otro que el de acabar con las invenciones y patrañas pseudo científicas sobre los crímenes de Manuela/Manuel  Blanco Romasanta que la prensa de su tiempo se encargó de propagar y que convertirían a un calculador asesino en serie que mataba para enriquecerse, traficando con la grasa de sus víctimas, en un licántropo que asesinaba forzado por una maldición que lo compelía de forma determinística a realizar los crímenes y comer carne humana en los periodos en los que se convertía en lobo.

   No pocas creaciones literarias y cinematográficas inciden en esta visión de la que huye Alfredo Conde que reconstruye el mito a partir de la documentación del juicio y de la propia tradición oral y familiar. El tatarabuelo del escritor intervino como forense en la causa y jamás tragó la treta y el embuste de la licantropía. A muchos niños gallegos, al menos los que nacimos en las comarcas vecinas al teatro de los hechos, nunca nos metieron miedo con el “lobishome”, sino con “o home do unto”, con el “sacamanteigas” o con el hombre del saco, un hecho que refleja, ajustándose a los que realmente sucedió, las “hazañas” de Romasanta.

   Como ya señalé, es esta la primera novela que Alfredo Conde escribió por encargo, como soporte del guión de la película antes citada, y con edición conjunta  en gallego, español y ruso. No obstante el texto no se resiente del encargo y medró como una verdadera novela en las manos del escritor de Allariz, aunque sin comparación, sobre todo en cuanto a su rica complejidad con los grandes textos de ficción del escritor (Ya va el grifón en el viento, la trilogía inacabada sobre la saga de los Carou o Azul cobalto, entre otros).

   Varias son en mi opinión las bases en las que se sustenta  la novela de Alfredo Conde y las tres tienen que ver con el dictum cunqueiriano: contar algo, seguido y bien.

   En Romasanta halla el lector una verdadera historia, una historia que engancha desde la primera línea hasta la última. Solamente entran en el territorio de la ficción los pensamientos y sentimientos que el autor pone en la mente de Manuela/Manuel Blanco Romasanta. El relato sigue al protagonista desde su nacimiento hasta sus últimas reflexiones, confinado en el castillo de Santo Antón, pero feliz tras haber logrado convencer a la Audiencia  de Galicia, con la ayuda de la pseudo ciencia y de ciertos clérigos, de que era el hombre lobo y así librarse del garrote vil. Los aprendizajes de la ambigüedad y de la agilidad que lo convierten en un amadamado, condición que le facilita que no pocas mujeres le abran el corazón y también los lechos durante los meses en los que sus maridos se trasladan a Castilla a las labores de la siega. Su detención en Escalona (Toledo) fue debida únicamente al hecho de haber obtenido ganancias excesivas en el tráfico de la grasa humana. La condena a la pena de muerte, sus fingimientos de loco ignorante víctima de la licantropía configuran su personalidad. Un ambiente que busca explicaciones mágicas donde no las hay y un cientifismo foráneo pusieron de su parte a la reina Isabel II y así logra salvarse, contra la opinión de sus vecinos y del médico forense, don Vicente María Feijóo Montenegro.

   
                                                                         
Alfredo Conde


  
Los otros puntales de la novela tienen que ver con los factores formales. Alfredo Conde elige la misma estrategia narrativa de la que ya se había servido en sus últimas obras, en especial en Memoria de soldado. Una estrategia sin duda arriesgada, pero en la que el narrador se desenvuelve con maestría y comodidad: entrar en el interior de la personalidad de su personaje y hacerlo escribir sus propias memorias. De este modo el relato gana verosimilitud, a la vez que nos permite penetrar en la mentalidad asesina del personaje a través de continuas reflexiones de todo tipo que verbaliza su mente lúcida. Ya hace tiempo que la escritura de Alfredo Conde no se aliena en el lenguaje, uno de las trabas de cierta narrativa actual. La de Romasanta, memorias inciertas del hombre lobo es una prosa enflaquecida de largos periodos muy ramificados, que mantiene un ritmo ágil, sin renunciar a verdaderos hallazgos estilísticos, pero todo al servicio de la claridad. Así pues, tanto el contenido como la forma hacen del texto de Alfredo Conde una buena novela.



Francisco Martínez Bouzas

No hay comentarios:

Publicar un comentario