Páginas

domingo, 28 de diciembre de 2014

RELATOS PENSINSULARES E INSULARES




Angelica archangelica y otros relatos

Ramón L. Fernández  Suárez

Opera prima, Madrid, 2013, 129 páginas.



   A través de una mano amiga, puedo leer esta colectánea de relatos de Ramón L. Fernández  Suárez, profesor jubilado de la Universidad Politécnica de Madrid, tras haber impartido igualmente docencia en la Universidad Politécnica de Mikkeli (Finlandia).

   Angelica archangelica y otros relatos es su debut, no en campo de la escritura -ha publicado varios estudios relacionados con su especialidad académica y profesional-, pero sí en el ámbito de la narrativa ficcional. Un debut para el que el autor reúne doce relatos rotulados con el título de uno de ellos: “Angelica anchangelica”. Presenta Ramón Fernández y Suárez su primer empeño en el terreno narrativo dividido, desde el punto de vista editorial en tres grandes secciones, tomando como criterio, en las dos primeras, la espacialización  de las historias: “Peninsulares”, “Insulares” y “Otros relatos”.

   Si algo, en mi opinión, caracteriza esta primera incursión narrativa del autor en el campo de la ficción de formato breve, es la disparidad de temas, de marcos escénicos, de formatos -al lado de relatos de quince o más  páginas, conviven otros que consumen su carga diegética en una o dos. Y por supuesto, también la calidad. Desde el punto de vista diegético o del significado esencial de los mismos, derivado de las historias narradas, son relatos, reconoce el autor, que recogen vivencias y experiencias de épocas y escenarios disímiles, y muchos de ellos se mecen en un claro transfondo histórico, y también en el presente, en la cotidianeidad complicada en la que se mueven algunos protagonistas y que en ciertos casos (“Memorias del conde Mijail”, por ejemplo) lo que predomina no es la ficción sino “memorias adobadas con un toque de fantasía” (página 112).

   La espacialización de los relatos de la primera parte (“Peninsulares”) tiene que ver con España. Es este país su marco escénico. El primero de ellos, “Angelica archangelica” es un relato de solidariedad con un joven desconocido por parte de una misteriosa mujer, que da comienzo con la preparación de una infusión -el título sugiere que con hierbas del Espíritu Santo, la angelica archagelica-, que le proporciona al joven herido, preso más tarde en las cárceles franquistas y posteriormente exiliado en Francia. “El pan bendito”, el relato que le sigue, es un reflejo de cómo la actual crisis actúa sobre una pareja y sobre su hijo de cortos meses. Una escena familiar y ruptura de una pareja por culpa de la lacra del desempleo en el que se ve sumido el protagonista masculino. Relato doliente provocado por las inclemencias de nuestro tiempo. En “Herodiano” somos testigos, a través de la voz vicaria de una mujer en feliz armonía con su pareja, de las atrocidades de todo tipo incluidos los abusos sexuales, que otra pareja comete con sus propios hijos menores. Un relato que ahuyenta cualquier optimismo, inteligentemente desarrollado a través de la presentación de facetas antagónicas: la felicidad de una pareja y la sevicia de otra. “Kale borroka” es un encuentro con la dura realidad  que se abre ante los ojos de un joven vasco condenado en Francia y que, en prisión se entera un día de que la mujer que le había amado, decide olvidarlo. Finalmente en “Tres episodios musicales” la prosa de de Ramón L. Fernández presenta el mundo de las emociones que un día brotaron de la audición de tres conciertos, recuperados ahora con un poso de nostalgia y como contrapunto, un presente con el veintiséis por ciento de parados.

   En los tres relatos de la sección “Insulares”, la acción se traslada a Cuba. La Isla caribeña sirve como marco referencial de los mismos. Es interesante el subtitulado “Cuba y Merced” por el buen retrato de Cuba cuando ya se sienten los aires independentistas, promovidos por terratenientes criollos y por sus esclavos liberados. Así como la historia de amor entre la devota terrateniente española y su confesor. Por el contrario, en las otras dos historias de la calle Cuba, el autor abandona el mundo ficticio y su discurso se centra en reflejar una visión  de la isla en 1961 con la persecución de los disidentes, y en una relación de agravios achacables al régimen castrista en los primeros tiempos de la revolución. Esta misma visión negativa del régimen político imperante en la Isla antes de la revolución, es el telón de fondo del relato “Los felices 50”, en mi opinión, el más logrado de la colectánea. La prosa de Ramón Fernández  visibiliza de forma  inteligente y sugestiva los prejuicios racistas de una mujer viuda americana que se enamora en Cuba de un hombre casado y con dos hijos -circunstancias que no le importan-, pero sí, en cambio el miedo a una sociedad que le hará el vacío, tras el conocimiento, sobrevenido al enamoramiento, de que el hombre que la estaba haciendo feliz, también en la cama, era descendiente de esclavos negros llevados a la Isla. Por último, en “Memorias del conde de Mijail. Biografía fragmentaria de un libertino tropical”, el lector se “divertirá” con la historia patética de un casanova especialista en reenamorar en vano  a antiguas amantes o amigas.

   De la sección “Otros relatos”, destaco “Indianos y moriscos”, una buena historia de los tiempos de la conquista/colonización en Perú, con trata de esclavos, relaciones sentimentales, infidelidades y abusos cometidos en los cuerpos y en las almas de jóvenes indígenas.

  
Plantación de Angelica archangelica
Una colección interesante de relatos en los que prima la variedad diegética y de marcos escénicos y temporales, como ya se ha indicado. En el debe de algunos de estos relatos figura, en mi personal lectura, un ritmo demasiado lento. El cuento o el relato no admite divagaciones, pinceladas largas, perderse en detalles o descripciones prolijas, porque es fundamentalmente síntesis  y concisión. Por eso mismo considero que algunos de los relatos de Ramón Fernández, más que cuentos, dan la impresión de ser esbozos inconclusos de novelas cortas. Así mismo, algunos desenlaces (“Cuba y Merced”, por ejemplo) se producen de una forma demasiado abrupta. Ganarían enteros con un mayor desarrollo porque en el desenlace está precisamente el clímax. También en mi particular óptica, alguno de estos relatos es abiertamente moralizante. No me refiero a las frecuentes críticas hacia el régimen castrista, sino a esa necesidad de arrepentimiento implícita en la parte final de “Kale borroca”, que sería más efectiva, desde el punto de vista narrativo, transmitida en un tono más sutil. Y en el haber de este debut narrativo, señalo una atractiva ambientación, especialmente en aquellos en los que el tiempo de la historia se sitúa en épocas pretéritas. El estilo de la prosa con la que Ramón Fernández nos acerca a sus historias, es sencillo y preciso, como demanda la misma naturaleza contística, pero, en ciertos momentos, nos impacta con artificios brillantes y muy logrados (“Nostalgia, esa especie de gasa incolora”, página 53). Considero por último muy válidos y eficaces el contrapunteado o la confrontación de facetas o conductas antagónicas que el autor emplea en algunos de los relatos, porque visibilizan de una forma poco menos que plástica la esencia de la trama.



Francisco Martínez Bouzas





Ramón L. Fernández y Suárez

Fragmentos



“-A ver…trae acá ese crío, que si no lo hago ahora, luego me dará pereza.

-Déjale dormir ahora hasta que despierte por su cena. Luego le coges en brazos hasta que se rinda.

-Entonces déjame que te coja yo a ti en brazos y te dé un buen magreo -respondió el marido mientras se acercaba para sobar sus posaderas.

Ella entonces dio un breve respingo, pero, reaccionando, buscó ansiosa con su diestra el paquete genital que le ofrecían. Media hora más tarde, aún en la cama, sintieron cómo Luisito despertaba moviendo sus pequeñas piernas fuera de mantillas y pañales. Esta vez no comenzó a llorar, pero en cambio, al ver asomar los rostros de sus padres, una minúscula sonrisa desdentada les dio la bienvenida.

Paco extrajo al crío de su cuna mientras Mamen ataba a su cintura el cordón de la bata de lana que había rodado al suelo al tumbarse afanosamente en pos de su marido. Fue un momento de tierna felicidad que bien podía compensar otros inconvenientes del presente.”



…..




“Si entre sus amigos alguien descubriese que tenía un amante, posiblemente se encogería de hombros y de seguro pensarían: «Bueno, siendo viuda, no hay derecho a criticarla» Pero si se conociese que dicho amante descendía de remotos esclavos africanos, entonces, seguramente, se le haría un vacío alrededor imposible de superar siendo, como era, una viuda respetable. Si fuera un hombre a quien se le supiese compartiendo lecho con una mujer del mismo origen, entonces todos lo comentarían irónicamente durante las partidas dominicales del country y mirarían displicentes a otro lado. Pero no era éste el caso y ella sabía que no la excusarían.

Pero, ¿y sus propios sentimientos? ¿No pertenecía ella misma a una raza secularmente maltratada y perseguida? ¿No sentía por aquel taxista negro un auténtico entusiasmo que pocos días antes le hiciera abordar el primer avión que le acercase a él? ¿Eran sus sentimientos realmente auténticos o sólo falsas ilusiones incapaces de sostenerse ante el prejuicio? Una vez más no halló respuestas. Quizás tampoco tenía fuerzas para ahondar en un intento por localizar el reducto racional de su intimidad. Debía tomar alguna decisión y así, tres semanas más tarde, compró un billete de ida a New York, desalquiló el apartamento y nunca regresó.”



(Ramón L. Fernández y Suárez, Angélica archangelica y otros relatos, páginas 36, 94)

viernes, 26 de diciembre de 2014

"TELÓN DE BOCA": LA IGUALDAD DE LOS MUERTOS COMO ÚNICA CERTEZA



 

Telón de boca

Juan Goytisolo

El Aleph Editores, Barcelona, 100 páginas

(LIBROS DE FONDO)



   Lo prometió y lo cumplió. El Premio Cervantes 2014 anunció en 2003 que Telón de boca sería su última pieza ficcional, sencillamente porque, confesó entonces, no tengo nada más que decir en este terreno. A partir de aquel momento Juan Goytisolo (Barcelona, 1931) se centró en otros géneros. En la poesía y en el ensayo literario: en el estudio, por ejemplo de la figura de Manuel Azaña (El Lucernario: la pasión crítica de Manuel Azaña). Y en la poesía. En 2008 publicó El exiliado de aquí y de allá, que es sin embargo otra cosa: media docena de textos independientes con el mismo personaje que nace en Señas de identidad, se transfigura en Reivindicación del conde don Julian y  en  Makbara, para ocupar finalmente el lugar central en Paisajes después de la batalla. Textos independiente de naturaleza ficcional pero que sin embargo no son islas. Intelectual crítico, Goitysolo sigue siendo uno de los autores españoles más influyentes en el extranjero.

   La obra ficcional de Juan Goitysolo atraviesa toda la segunda mitad del siglo XX. Sun inicios explosivos en la década de los cincuenta pusieron a disposición de los lectores cinco piezas narrativas (Juego de manos, Duelo en el paraíso y los volúmenes de la trilogía El mañana efímer). A inicios de los sesenta, publicaría La isla y Fin de fiesta títulos que clausuran una etapa narrativa. Después de años de reflexión, aparece de nuevo el  escritor fabulador e intelectual, aunque con notables cambios en su  concepción novelística. Si en otras etapas la escritura de Goitysolo pretendía mostrar sobre todo aspectos externos de la realidad, poco a poco sus obsesiones convergen en luchar contra los mitos imperantes de la sociedad patria y en la transformación de la lengua española. Es la época de sus libros más emblemáticos: Señas de identidad, Reivindicaciones del conde don Julián, Juan sin tierra o Makbara, obras que significan una verdadera peregrinación en la búsqueda de las propias raíces, en el sentido de la historia española y en un proceso imparable de racionalización que lo conducirá a romper con sus orígenes, con un pasado cultural  y, por último, con la propia lengua, que progresivamente se va transformando en caracteres árabes en las últimas páginas de Juan sin tierra.

   En 2003, como ya he dicho, el intelectual rebelde ante el franquismo y uno de los pocos supervivientes del espíritu crítico, como lo calificó Günter Grass, se despidió de la literatura de ficción  con este pequeño volumen, un libro extremadamente conciso, en el que nada queda a salvo y que se ciñe ciertamente a lo que dice su título: Telón de boca. El paño que esconde el escenario cuando termina una representación, pone de manifiesto la voluntad del escritor de poner silencio definitivamente a su labor ficcional.

   Telón de boca es una pequeña obra de arte, escrita de forma primorosa y muy concisa, que rezuma intimismo y, sobre todo, pesimismo en cada página. Tres personajes arrastran sus problemas existenciales por los episodios de la novela: una mujer indirectamente evocada (Monique Lange, fallecida en 1996), su viudo y un doble de este, un verdadero demiurgo que le interroga e increpa. En un paréntesis entre “la nada y la nada”, el viejo protagonista, alter ego del propio autor, desde una ciudad “ocrerrosada” -posiblemente Marrakech- nos proyecta una amarga y desolada reflexión sobre la existencia que tiene la seguridad que dejará muy pronto. Desde la frontera de la muerte, realiza un repaso de su vida con extrema clarividencia y con grandes dosis de pesimismo. Su hablar se transforma en un recuerdo de la esposa fallecida y en un reconocimiento del poder cruel de los vivos frente a la indefensión de los muertos. Un espécimen  de demiurgo, apodado “El desalmado” y confirmable su condición en la percepción pesimista de la especie humana, la especie más nociva del universo.

   Únicamente somos poseedores de una certeza: la igualdad de los muertos, pero esa igualdad no la veremos al morir. Novela pues que semeja que el manto de la noche pende sobre todos nosotros que también anochecemos sin darnos cuenta. Un símbolo extraído de Tolstoi y que aparece en el epígrafe, el cardo amputado, con flores ennegrecidas, se convierte en la gran metáfora del desvanecimiento de toda certeza y de la inevitabilidad del destino al que están condenados los descendientes de la Caverna: partir sin haber hallado el sentido de nuestra vida.



Francisco Martínez Bouzas



 
Juan Goitysolo

Fragmentos



“Su destino -el de ella, de él y todos los descendientes de la Caverna- sería el del cardo cuya imagen obsesionaba a Tolstoi, el mismo cardo tenaz que él buscó en las montañas del Cáucaso. Iba en una chatarra de automóvil por el camino enfangado a Shatoi y pudo atisbar, cuesta abajo, los tanques y vehículos calcinados en una emboscada similar a la tendida a los soldados del zar siglo y medio antes. Verificó una vez más la necia reiteración de la historia, su crueldad obtusa. En el valle de Argún había una magnífica variedad de flores. A través del intérprete, preguntó por la planta a uno de los reclutas que les detenía a mendigar cigarrillos. No supo darles respuesta y, aunque siguió escrutando entre retén y retén, no divisó ninguna. El trayecto a las ruinas aún recientes del pueblo le confirmó en su certeza de pertenecer a la especie más dañina del universo. El cardo amputado y sus flores ennegrecidas cobraban el valor de un símbolo. El carro ciego que las tronchó era el que segaba metódicamente sus vidas.”



…..



“Discurría el cariño del sol, con un ejemplar de La sonata en el regazo, cuando irrumpió la voz del que, entre risas, afirmaba ser a la vez creador y creado.

«¿Piensas que puede existir, no ya una mísera tribu, sino una sociedad de las que llamáis modernas o posmodernas sin alguna forma de creencia irracional y fantástica?¿Sin palio blanco, manto de brocado, clámide purpúrea, diadema de oro, cetro pontificio? Los pueblos, vuestros rebaños, no lo soportarían. ¡Mira en lo que fueron a parar las utopías y crisis místicas de tu mentor! Sus compatriotas pretendieron condenarme al olvido pero forjaron en seguida ídolos crueles como yo, aunque contingentes y efímeros: ¡el profeta arrengador de la perilla y el déspota con bigotes de cucaracha! Dime: ¿qué ha sido de ellos? No lograron suplantarme, fueron derribados de sus peanas mientras yo sigo ahí tan fresco, con los hechiceros que bendicen a la soldadesca e inciensan sus matanzas. Las botas aplastan de nuevo el cardo. ¿Merecerían la pena tantos esfuerzos, sacrificios y horrores para volver a la casilla del comienzo? No creas que soy megalómano si sostengo que, malvado o bueno, me necesitáis y no desapareceré  en un futuro probable. Sois una colonia de insectos en la que cada uno tira por su lado y busca el provecho inmediato a costa de los demás. La igualdad fraterna en la que algunos sueñan no pasa de quimera. Sólo tenéis una certeza, pero no queréis mirarla ala cara: es la igualdad de los muertos y, al morir, no serás tú quien la vea.”



(Juan Goitysolo, Telón de boca, páginas 29-30, 47-48)

martes, 23 de diciembre de 2014

"FUTURO IMPERFECTO": BRUTAL PERO HERMOSA HISTORIA DE AMOR, MUERTE Y SUPERACIÓN



Futuro imperfecto

Xulia Alonso Díaz

Traducción: Xulia Alonso Díaz

Mar Maior (Sello de editorial Galaxia), Vigo, 2014, 233 páginas



   La versión original gallega de este libro de Xulia Alonso fue publicada en el año 2010 y, como era de esperar, provocó en los lectores un gran estremecimiento, conmoción y al mismo tiempo un inmenso halo de fe y esperanza en la capacidad de los seres humanos para hacer germinar la vida cada día y transformar una verdadera bajada a todos los infiernos en una increíble  y hermosa superación. Me atrevo a apostar que la misma amalgama de sentimientos va a provocar la versión española de Futuro imperfecto, uno de los nueve productos editoriales con los que el sello editor Mar Maior  comienza a tener presencia en el mercado global y su lectura se hace más accesible para millones de potenciales lectores.

   Porque, esta por el momento única pieza narrativa de Xulia Alonso, es ciertamente literatura brutal -el relato de un “recorrido forzado hacia la muerte” página 191)- y, al mismo tiempo, un canto al amor, a la capacidad humana de renacer cada día de la desolación y alcanzar horizontes de esperanza. Y una radiografía en carne propia de la llamada “Generación perdida”, la juventud gallega que, en las décadas de los 80 y 90, víctima de la heroína y del SIDA, sembró de dramatismo, y sobre todo de muerte, los hogares de miles de familias. Todo eso lo hace Xulia Alonso en este su “testamento vital”, escrito a quemarropa, sin recatos, sin eufemismos para no olvidar. No olvidar ni siquiera el tacto, el olor, la sonrisa, el momento del ser amado, ni la secuencia temporal de los hechos y transmitirlos no solo a su hija, que ya conocía a grandes rasgos la historia, sino también a todos nosotros, igualmente herederos testamentarios de aquellos que se dejaron la vida en el camino.

   Aunque Futuro imperfecto aparezca en la colección literaria de Mar Maior, poco o nada tiene que ver con la ficción. Y si alguien se empeña en leer el libro como novela, se equivoca, porque, a pesar de que el debut literario de la autora es una simbiosis entre vida y literatura, también es un ajuste de cuentas personal y una recuperación de la memoria histórica de aquella Generación perdida, entre cuyas víctimas figuraron ella y Nico, el amor de su vida. Si es verdad, como escribió Borges que un hombre es su memoria, Xulia Alonso, por medio de su testimonio experiencial, pretende acercarnos, con intención de superadora catarsis, a la memoria de la generación gallega que alcanzó la pubertad y la juventud en las décadas de 1980 y 1990, y pagó un pavoroso tributo a aquel frenesí libertario de amor libre, sexo droga, seducida también por paridas publicitarias como aquel invento mediático “Madrid escríbese con V de Vigo”. Pero lo hace en carne propia, como privilegiada y azarosa superviviente de aquel abismo de dependencias de la heroína y de la pandemia del SIDA.

   El relato da comienzo con los primeros síntomas de la enfermedad de su compañero sentimental, del amor de su vida -la autora, ajena a cualquier pudor, no ahorra expresiones amorosas-. Narra el avanzar imparable del mal, el coraje de ambos para afrontarlo. Y repasa su propia experiencia vital anclada en la memoria. Con diecisiete años, estudiante universitaria en Santiago de Compostela en un momento (1978) de efervescencia y frenesí, sobre todo entre la juventud tras décadas de dictadura y con un único deseo de ser transgresores. El gusto incontrolable por todo lo hasta entonces prohibido. Y en medio, como ella misma declara, se infiltró el gran negocio moderno: la heroína, que penetró de forma masiva y virulenta en apenas unos años. Ella y Nico, su gran amor, víctimas incautas de ese infierno, y tras haber salido del mismo con inmenso coraje, positivos en VIH, de la que solo se sabía que su final era la muerte. La decisión, entre un mar de incertidumbres y quizás de forma irresponsable, de tener un hijo juntos. El agravamiento de Nico,  con la seguridad de cual va  a ser el final, el puto punto y final y de que llegará muy pronto. La valiente determinación de exprimir el presente hasta el fatídico desenlace, sin renunciar a nada, tampoco al íntimo acercamiento físico.

   La memoria que según la autora -y constata una gran verdad- guía la escritura de este libro, lo convierte una pieza probablemente única o de las pocas que existen en su género, escrita sin recato, sin retóricas vacías, sin eufemismos, rebosante de verdades y de una gran sensibilidad. Libro demoledor, pero al mismo tiempo henchido por las certezas de los sentimientos amorosos. Pocas veces se ha escrito con tanta fuerza y verdad una historia de amor y de apuesta por la vida, en una colosal batalla contra la muerte, encarándola y haciéndole frente. Literatura de intensísimo dolor que ser introduce directamente en la médula de las emociones. Pero a pesar de que la narración de Xulia Alonso cala en lo más profundo de la sensibilidad, no hay en ella una sola brizna melodramática, ni ninguna excitación sensiblera y victimista. No obstante, a más de un lector le brotaron lágrimas de emoción ante este friso de amor/dolor y de permanente lucha con la muerte.

   Con no pocos valores añadidos, como el reflejo de una época con luces y sombras; el testimonio de la solidariedad de amigos y familiares, solidariedad salvadora de las dependencias de los dos protagonistas, de la cercanía afectiva a una pareja de “malditos sidosos”. Y la fascinante inmersión en la memoria familiar.

   Esta explosión, casi paralizante y a la vez muy profunda de emociones y sentimientos, no exime en una lectura crítica, de la atención a otros aspectos formales del libro o que tienen algo que ver con su narratividad. Considero, en primer lugar, un acierto de la autora, los saltos en el tiempo, alternando el discurso de la adicción y enfermedad con el relato de su propia vida y el buceo en la historia y perfiles del clan familiar. Se trata de una arquitectura compositiva que favorece la comprensión de muchas cosas en la lucha titánica por la vida -la recuperación, por ejemplo de la abuela Rosa que, después de muerta, sigue siendo un manantial de respuestas-, del perfil humano de ese hombre de mirada atlántica y de la mujer de la Galicia profunda que, a su lado, libró con él, para él y para el fruto de su amor, una lucha gigantesca. La acción o historia narrada en este libro de difícil catalogación es absolutamente verosímil porque su plasmación en la escritura nació con el propósito de ser un testamento vital. Considero además que se desarrolla dentro de la lógica interna de la narración autobiográfica.

   En este tipo de literatura del yo se hacía necesaria la presencia de un narrador omnisciente al que le corresponde  la voz narradora, que cuenta todo lo que los personajes hacen, comenzando por ella misma. Narradora omnisciente que justifica además por qué conoce todos los datos. Una espacialización altamente plausible, no solo porque se privilegian ciertos espacios gallegos, sino porque son en si mismas excelentes descripciones que permiten convertir el espacio de la historia en un verdadero espacio verbal. Bien seleccionados los epígrafes del inicio de la mayoría de los capítulos, especialmente los fragmentos poéticos de Lois Pereiro, otra víctima de la misma Generación perdida. Mas, no solamente los de este poeta monfortino: las voces de Rosalía de Castro, Celso Emilio Ferreiro, Carlos Fontes, Manuel Rivas o Gioconda Belli, entre otros, cumplen su función de pequeñas cápsulas narrativas que resumen y comentan la esencia del texto. Oportunas así mismo las notas del paratexto, sobre todo muy útiles para los lectores no gallegos. Un estilo de prosa explosivo a veces, pero sensillo, directo, reiterativo, escritura a bocajarro, como ya se ha indicado; sin eufemismos, dotado de una gran fuerza denotativa; no abundante en metáforas, pero muy logradas aquellas que representan las secuencias más abisales de la historia. Cierta anisicronía o remansamiento del ritmo que la autora introduce cuando se sumerge y explora la saga familiar, mas sin que actúe como ralentí ni en el tiempo de la historia ni en el del discurso.

   Libro pues altamente recomendable -es la primera ocasión en la que en este cuaderno tiene cabida tal juicio valorativo-; recomendable para todos los públicos, sin excluir consiguientemente al juvenil. Pero aconsejable sobre todo para aquellas y aquellos que aceptan ser penetradas/os intelectual y emocionalmente por esta brutal pero hermosa historia de lucha y superación.



Francisco Martínez Bouzas



                                                    
Xulia Alonso Díaz

Fragmentos



Me preparé, pues para salvarte, y así empezó el último capítulo de nuestra vida juntos, un capítulo que sería de tal intensidad, autenticidad, sencillez y complejidad, que, a pesar de fracasar en mi propósito de salvarte, dio sentido a toda mi existencia, la pasada, la presente y la futura, y eso, amor mío, no te salvó a ti, pero sí a mi. Así, cuando finalmente dejaste de respirar para descansar como merecías, no me sentí vacía, aunque era consciente de lo irreparable de tu pérdida, porque te incorporaste  ami genoma y a mi flujo sanguíneo, porque a tu lado aprendí las lecciones más importantes y eso me mejoró, me hizo consciente y fuerte, aprendí a encajar el fracaso, aprendí a esperar pacientemente, aprendí que la ley natural no tiene nada que ver con la justicia, que los buenos no siempre ganan, aprendí que solo se pierde aquello de lo que uno se desprende y se conserva lo que se retiene y que, después del duelo, del llanto incontenible, de la pena infinita y de la rabia por lo irremediable, se puede convivir con las presencias que se mantienen vivas en la memoria, ¿o debería decir el corazón? Eso se convirtió en quien definitivamente sé que soy: frágil y fuerte, sensible y racional, inquieta pero ¡por fin! paciente, lenta pero segura y, sobre todo, leal, imperfecta y pluscuaperfecta, torpe  pero capaz.”



…..



“Llegabas a casa. La mesa puesta. Adela, eficiente y discreta, se despedía:

-hasta mañana.

Y tú me recibías invariablemente con tu media sonrisa y tus ojos llenos de acogida, cálida, tierna, un poco triste:

-No puedo sonreír mejor que ayer, lo siento.

¡Ah! Tus ojos, tus ojos…cuanta fuerza me daban, cuanta fuerza me sigue dando tu mirada atlántica. Yo besaba tu boca hemipléjica  como si nada pasara y empezábamos nuestra jornada de tarde llena de normalidad.”



…..



“Un día, no recuerdo dónde ni quién, alguien me invitó a un chute de caballo. Es curioso que no recuerdo el momento ni el ritual que lo rodea. Mi primer recuerdo me traslada a mi cama, en aquella pensión, en mi primer año en Santiago. Había vomitado, pues ese es el primer efecto de la heroína al entrar en el cauce sanguíneo: vomitas. No es aparatoso, es un acto automático, mecánico y rápido, lleno de simbología: la heroína te vacía y, luego, te ocupa. En aquella cama estaba despierta pero sentía mi entorno como si estuviera en un sueño, una sensación como la de flotar en un fluido denso que me sostenía y me permitía trasladarme por un espacio desconocido hasta el momento para mí. El primer encuentro fue suave como un arrullo, fue dulce como una nana, fue cálido como un abrazo, trasladándome  aun espacio que identifiqué como «mi interior». Me dormía en sus brazos y me desperté serena y despejada. Nada hacía presagiar ningún tipo de amenaza. ¡¡Atención!! No dejó de ser un encuentro más, una novedad más. Había tantas cosas nuevas en mi vida en aquel momento que no pasó de ahí durante algún tiempo.”



…..



Tú compartías conmigo el asombro y disfrutabas junto a mi de aquellos días, plácidos, por fin tranquilos, parecía que definitivamente tranquilos. Observabas asombrado cómo mi minúsculo cuerpo mutaba para convertirse en el contenedor, el portador de una nueva vida, portador de vida y no de ninguna otra cosa. Tus dientes aparecerían enmarcados por tus magníficos labios cada vez que me mirabas, dibujando una y otra vez esa sonrisa tuya tan abierta, poderosa, que incrementaba el nivel de ácido fólico, de hierro y oxígeno en mi flujo sanguíneo, que subía mi hemoglobina, que despertaba mis neuronas y todas las terminaciones nerviosas de mi cuerpo para poder sentir con mayor intensidad, si es que era posible, la afinada armonía que habíamos compuesto y que sonaba en nuestros oídos aquellos días. Acariciabas mi vientre, besabas mi boca, abarcabas mi contorno con tus brazos y respirabas en mi oreja para que escuchara claramente el sonido de tu felicidad, perfectamente acompasada con la mía. Te sumergías entre mis tetas transformadas en grandes y hermosos pechos como si allí estuviera el centro del universo. Era el centro del universo, creo que sí que lo era, el centro de nuestro universo.”



…..



“A ellos, como a mí, amor mío, los atraías tú, tu fortaleza, tu valor, tu dignidad, tu sentido del humor, tu risa, ya fuera de media luna o de cuarto menguante, tu esfuerzo por hablar aunque la lengua no te obedeciera, tu empeño por andar aunque tuvieras que arrastrar las piernas, tu tozudez por vivir aunque la vida se empeñara en abandonarte. Compartías con nosotros tus logros y tus fracasos, siempre con el mejor semblante, regalándonos en cada instante lo mejor de ti, tu voz, tu risa, tu mirada atlántica, esa que se mantuvo aún cuando perdiste la capacidad de hablar, de reír, de moverte, y tuviste que rendirte.

Tu mirada atlántica, amor mío, ni ella ni nuestra guerrilla aliada me han abandonado nunca desde entonces.”



(Xulia Alonso Díaz, Futuro imperfecto, páginas 15, 58, 90, 162, 181)

domingo, 21 de diciembre de 2014

"ANTICHRISTA": UNA VIDA EXPROPIADA



Antichrista

Amélie Nothomb

Traducción de Sergi Pàmies

Editorial Anagrama, Barcelona, 131 páginas

(LIBROS DE FONDO)



    Ningún lector de Amélie Nothomb desconoce que la escritora belga (Etterbeek, 1966) es una verdadera grafómana. La novela que comento, es la doceava de una serie que en este momento alcanza las veintitres. Treinta y ocho contabilizando novela breve y relato. Antéchrista, en la versión original editada en Francia, es su novela anual correspondiente al año 2003. Dos años después, Anagrama nos la permitía leer en español. Su empeño narrativo ya ha sobrepasado su propósito de publicar veinte novelas en otros veinte años y posteriormente alejarse de la escritura y vivir de las rentas.

   La amplia nómina de la narrativa en formato novela de la escritora dio comienzo en 1992 con Hygiène de l’assassin y prosiguió cada año con absoluta puntualidad -suele escribir cuatro novelas cada año, de las que publica una, dos en los últimos tiempos-,  asegurándose sobre todo un público juvenil. El gran éxito le llegó con la novela que hizo el número octavo Stupeur et tremblements (1999), con la que logró  el Gran Premio de Novela de la Academia Francesa; una novela  que vendió más de un millón de ejemplares. En agosto de 2014 publicó su, por ahora, última obra, Petronille, en la que se adentra claramente en la autoficción.

   La prosa de Amélie Nothomb no solamente seduce en Francia a un público joven. En 2003, por ejemplo, los alumnos gallegos de bachillerato le otorgaron el Premio Arzebispo Juan de San Clemente a Metafísica de los tubos, de la autoría de esta escritora, uno de los fenómenos literarios más llamativos de las últimas décadas. Porque Amélie Nothomb sabe responder con inaudita complicidad a los interrogantes de nuestra época, interrogantes que modela y traduce en novelas y ficciones breves, pero muy  contundentes, “tan alejadas de lo  insubstancial como del academicismo”.

   Antichrista pertenece a la línea narrativa en la que Amélie Nothomb se basa en temáticas autobiográficas, sumergiéndose en sus propios fantasmas, en su pubertad anoréxica, por ejemplo. La novela ofrece un retrato gélido, crudo y despiadado de la adolescencia y de sus difíciles equilibrios; de sus pesadillas, turbulencias y terrores. Todo ello escenificado mediante dos protagonistas. Una de ellas es Blanche, que  ejerce al mismo tiempo de voz narrativa, temerosa, torpe, sumisa (“gato sumiso” es su propia autodefinición). La otra es su antítesis, Christa, un personaje seductor, asombroso, narcisista y mitómano. Y como fondo, una historia: la de una vampirización sin sangre y sin colmillos. Blanche tiene dieciocho años, no se acepta a si misma, piensa que tiene un cuerpo horripilante  y considera que es muy normal que ninguna chica quiera ser su amiga. Estudia en la Universidad de Bruselas, igual que Christa a la que admira y con cuya amistad sueña a todas horas. Hasta que un día se produce el gran milagro: la chica dotada de inmenso poder de seducción la saluda y habla con Blanche, que deja así de ser invisible.

   Es entonces cuando da comienzo una historia de sumisión, de expropiación, de destrucción de la propia personalidad. La autora la visibiliza recurriendo a una figura clásica del cine y de la literatura de suspense: el intruso. Christa vampiriza a Blanche apoderándose de su habitación de su cuerpo, de sus libros, incluso de sus padres. Sin embargo la víctima consigue poco a poco romper la destructiva inercia del dominio psicológico y reacciona. Decide rebelarse y lo hará de verdad cuando descubre que Christa es el mal, un metafórico anticristo.

   Como en obras anteriores, el lector hallará en Antichrista todos los ingredientes de la escritura de Amélie Nothomb y también sus fórmulas narrativas: una escritura ligera, dialogada casi siempre, y un estilo inconfundible, construido a base de miradas incisivas, frecuentemente crueles e impávidas, llenas de ironía y cinismo espontáneo, nunca premeditado. Escritura directa que no se pierde en adornos superfluos pero que bucea y profundiza en la trayectoria psicológica de los personajes.



Francisco Martínez Bouzas



Amélie Nothomb


Fragmentos



“Dieciséis años de soledad, de odio a uno mismo, de miedos no formulados, de deseos nunca alcanzados, de dolores inútiles, de  enfados que no conducen a nada y de energía por explotar estaban contenidos en aquel cuerpo.

Los cuerpos tienen tres posibilidades de belleza: la fuerza, la gracia y la plenitud. Algunos cuerpos milagrosos consiguen reunir estas tres características. El mío, en cambio, no poseía ni un solo gramo de aquellas tres maravillas. La ausencia era su divisa: era la expresión de una ausencia de fuerza, de una ausencia de gracia y de una ausencia de plenitud. Parecía el grito de un hambriento.

Por lo menos aquel cuerpo nunca expuesto al sol hacía honor a su nombre: blanca era aquella cosa enclenque, blanca como el arma del mismo nombre, aunque mal afilada, con el filo dirigido hacia dentro.”



…..



“El año prosiguió tan mal como había empezado. Antichrista no dejaba de extender su reino. Nada se le resistía: en la universidad, en casa, los seres y las cosas veían en ella a su soberana.

Mi degradación parecía no tener límites. En mi habitación, Christa había tomado posesión de la casi totalidad del armario: mis cosas habían quedado relegadas al cajón de los calcetines, convertido en mi último bastión.

Aquello parecía no bastar a la necesidad de expansión territorial de mi verdugo: la cama plegable, que se había convertido ya en el lugar donde todavía tenía el derecho de dormir, estaba constantemente cubierta por un farrapo de ropas antichrísticas.”



(Amélie Nothomb, Antichrista, páginas 18, 94)

viernes, 19 de diciembre de 2014

"EL MARAVILLOSO REGRESO DE JACOB CERF" O LA AGUDA FANTASÍA DE REBECCA MILLER



El maravilloso regreso de Jacob Cerf
Rebecca Miller
Traducción de Clara Ministral
Ediciones Siruela, Madrid, 2014, 375 páginas

   En pocas ocasiones como en esta, antes de analizar el mundo ficticio en el que se sitúan y actúan los personajes y se desarrollan los acontecimientos que constituyen la historia narrada, resulta pertinente una cala informativa en la biografía y personalidad de su autora. Rebecca Miller es hija del gran dramaturgo americano Arthur Miller. Sí, el autor de Muerte de un viajante o Las brujas de Salem, más reconocible quizás para el gran público por haber estado casado con Marilyn Monroe. Su madre, con la que Arthur Miller se había casado tras el naufragio del matrimonio con Marilyn, fue Inge Morath, gran fotógrafa de origen austriaco, discípula de Cartier Bresson,  que trabajó para la agencia Magnum Photos. Por su parte, Rebecca Miller también está ligada al mundo del espectáculo. Daniel Day-Lewis es su marido. Y ella fue capaz de superar la bohemia que hubo en su vida y un desafortunado y poco ejemplar episodio en la vida familiar y, además de afamada escritora, es actriz, guionista y directora de cine. Adaptó a la gran pantalla su libro de relatos Velocidad personal, así como su primera novela, Las vidas privadas de Pippa Lee. Son las conexiones biográficas de Rebecca Miller que, como ella misma dice, se prestan al chismorreo, pero que supo y fue capaz de superar, hallando una voz propia como escritora y desarrollándose en el mundo cinematográfico.
   El libro que ahora nos ofrece Siruela, en traducción del inglés de Clara Ministral, titulado originalmente Jacob’s Folly, pertenece al subgénero de la recreación fantástica. Literatura de entretenimiento basada en una fecunda imaginación creativa. Creo que, junto con el título,  uno de los epígrafes del paratexto, en este caso una cita de Tenessee Williams (“Los seres salvajes dejan la piel tras de sí, dejan pieles limpias y dientes y huesos blancos tras de sí, que son símbolos que se pasan uno a otro, para que la especie fugitiva siempre pueda seguir a su casta…”) avanza la acción de la novela: la serie de sucesos que Rebecca Miller desarrolla a lo largo de su relato, un amplio abanico de historias en torno a Jacob Cerf, un joven judío que en el París del siglo XVIII se gana la vida vendiendo quincalla y utensilios domésticos. Pero en pleno siglo XXI se da cuenta de que ha regresado a la tierra, a un barrio residencial de Long Island mas metamorfoseado en una mosca. Y a partir de ahí empieza a influir en el devenir de numerosas familias y personas, especialmente en Masha, una joven judía ortodoxa de la que llegará a enamorarse. Al tomar conciencia de quien es, tras su extraña reencarnación, regresa a su memoria su personalidad en la anterior vida humana. La narración se traslada entonces al siglo XVIII y Jacob nos cuenta las peripecias de su anterior existencia. El desenlace se resuelve con un encuentro de las dos vidas de este singular personaje.
   La historia está poblada por cientos de historias que la autora transmite mediante un narrador-personaje que lo hace en primera persona, y que alterna el relato de la vida del protagonista como Jacob Cerf con las andanzas y aventuras de su nueva identidad como insecto volador en el actual Nueva York, en el que se ve sumergido en un tipo de vida que le resulta extraño e incomprensible, sobre todo cuando se enfrenta con los más actuales avances tecnológicos.
   Si de algo peca la novela, es precisamente del abuso de historias y subtramas. Rebecca Miller, sin embargo, realiza una buena caracterización de los personajes principales, Jacob y Masha Edelman especialmente. No ocurre lo mismo con la turbamulta  de personajes secundarios, carentes muchos de ellos de vida narrativa propia. En cambio, la autora describe con bastante verosimilitud el marco escénico: los ambientes físicos y temporales en los que se desarrolla la acción, tanto el parisino del siglo XVIII como el actual barrio residencial de Long Island, y  especialmente la atmósfera de la comunidad judía ortodoxa están correctamente perfilados. Los elementos de la acción novelesca son en general coherentes. Así mismo, la velocidad y cadencia con la que se suceden los hechos, se ajusta a este tipo de narrativa rebosante de fantasía y adornada con la viveza de ráfagas de humor e ironía. Un estilo de prosa sencillo y sin estridencias le sirve de soporte formal a esta singular aventura y a su entramado de historias que cumplen su cometido: entretenernos provocando en el lector plácidas sonrisas, pero nada más.

Francisco Martínez Bouzas


Rebecca Miller acompañada de su marido, Daniel Day-Lewis y su padre, Arthur Miller

Fragmentos
 
“La primera vez que vi a Solange tenía dieciséis años y llevaba mi caja de quincalla -cuchillos, saleros, cajitas de rape, martillos: cualquier cosa que pudiera vender- a cuestas por el barrio de Saint-Honoré, anunciando mi mercancía a pleno pulmón. La caja iba enganchada a una correa de cuero que llevaba colgada del cuello y que se me clavaba dolorosamente en la piel.
Una fornida criada con pinta de arpía, con un delantal salpicado de sangre, las manos rosadas y unas finas venas rojas que le recorrían la nariz como hilos, empezó a manosearme los cuchillos, comprobando las hojas y volviendo a tirarlos al cajón como si quisiera cortarme en rebanadas con ellos. Yo me quedé inmóvil, observando con calma cómo lo revolvía todo. Cuando por fin escogió un cuchillo y me preguntó el precio bruscamente, hice una ligera reverencia.
-Normalmente cobraría treinta sueldos, pero a vuestra merced, chère madame, se lo dejo por veinticinco.
A la señora pareció contrariarle que le ofreciera una ganga y dio un resoplido. Se le torció la boca con una sonrisa involuntaria mientras me ponía las monedas en la mano, con cuidado de no tocarme. Imagínense, ¡un judío ofreciéndole una ganga a alguien.”

…..


“Arrancado de una muerte que después de todo no estaba tan mal, ya que no tenía conciencia de ningún tipo, para convertirme en una mosca enferma de amor, me sentí engañado e insultado. Tras una vida de zafiedad y alegre despreocupación en los asuntos del cuerpo, ahora por fin me había enamorado, aunque fuera de una judía…, estaba muerto. Peor que muerto, ¡era un insecto! Odié a Dios, el muy bromista, y juré dedicar mi vida de mosca a causarle la ruina. «Ay, ¿dónde están los ángeles de las tinieblas?», pensé con altivez,  «¡pues quizá me una a ellos para destronar al viejo déspota!»

…..

“Mi noche de bodas fue un desastre. Aunque tenía catorce años, Hodel seguía con la mentalidad de una niña; su sumisión a mis torpes dedos parecía forzada de un modo obsceno por las manos ocultas de nuestros padres y de la tradición. Cuando intenté acariciarla, gimoteó y se apartó de mí. Su pelo, recién cortado, rapado después de la boda como dictaba nuestra tradición, la hacía parecer aún más joven y me llenó de enorme confusión. Perseveré, mascullando que enseguida habríamos acabado para animarla. No podía pensar en otra cosa que en el examen de nuestras sábanas que llevaría  a cabo madame Mendel a la mañana siguiente. Si no había sangre, el matrimonio no se consideraría verdadero y yo no sería un hombre. Al final tuve que pincharme mi propio dedo y pasarlo por la sábana por la mañana, después de haber desistido de mis ruegos al amanecer. Tras aquella primera noche, la novia tuvo una semana de descanso; la sangre de mi dedo fue aceptada como si fuera de Hodel, de modo que durante ese tiempo ella fue «impura» y tuvimos que dormir en camas separadas. Pero al octavo día retomé mis esfuerzos. En honor a la verdad, he de decir que Hodel quería convertirse en una mujer y cumplir su obligación, pero estaba muerta de miedo. Me costó un mes entero desvirgarla; era como si su rollizo cuerpecito no tuviera una vía de acceso natural.”

…..

“Masha fue caminando por la Sexta Avenida hasta la calle 23. Empezó a nevar. Los copos de nieve caían por el aire, gordos y aletargados, intercalados con refulgentes gotas de lluvia afiladas como agujas. Masha se paró en medio de la calle a observar atentamente  aquella extraña precipitación. Los copos de nieve que se posaron en sus pestañas, desdibujaron y agrandaron las luces intermitentes verdes, naranjas y amarillas de los letreros de las tiendas y los semáforos, que adquirieron el aspecto de resplandecientes piedras preciosas. La masa de gente pasaba a su lado con prisa, frunciendo el ceño, algunos mirándola con curiosidad: una joven con la cabeza descubierta y el abrigo desabrochado, de pie en medio de la calle con la cara empapada y el rimel corrido.”

(Rebecca Miller, El maravilloso regreso de Jacob Cerf, páginas 30, 61, 64, 199)

miércoles, 17 de diciembre de 2014

MAR MAIOR: LIBROS GALLEGOS PARA EL MUNDO



 No es la primera vez que una editorial gallega (es decir, que edita en gallego) explora territorios de la edición en español. Lo hizo esporádicamente Ediciós do Castro. Lo hacen con traducciones Faktoria K de libros (sello de Kalandraka), también Pulp Books, sello así mismo de Rinoceronte Editora. Y lo hace con edición directa en castellano Editorial Trifolium en la colección “Litterae”. Pero esta aventura que acaba de dar sus primeros pasos, parece, al menos como proyecto y en atención a su primera cosecha, mucho más ambiciosa. Mar Maior, un sello o marca de la decana de las editoriales gallegas, la ya histórica Editorial Galaxia.

   Mar Maior quiere ser una gran ventana gallega abierta al mundo a través de los libros, proyectando así la cultura gallega a otras lenguas y sociedades. Presente en España, Bruselas y Buenos Aires, y con el propósito de llegar muy pronto a Montevideo, México DF, Sâo Paulo y Salvador de Bahia. Mar Maior trabaja así mismo en proyectos de coediciones en francés, inglés y alemán, para navegar así en ese mar mayor que es el mercado global.

   Mar Maior acaba de presentarse en sociedad y solicita complicidades. Sin duda que, desde la modestia de este cuaderno centrado en el mundo del libro, las va a tener, porque siempre apoyaré una nueva iniciativa editorial, especialmente en tiempos tan dificultosos como los actuales. Pero, sobre todo, porque la literatura gallega es un riquísimo legado que se acrecienta cada día y que es preciso proyectar a otros lugares y mercados, para convertirlo en patrimonio común.  

   Para muestra, este botón: la esmerada selección de nueve títulos con los que Mar Maior inaugura su planificación editorial. Cuatro textos del maestro de la fabulación gallega, Álvaro Cunqueiro (Vida y fugas de Fanto Fantini della Gherardesca, Flores del año mil y pico de ave, El año del cometa con la batalla de los cuatro reyes, Tertulia de Boticas prodigiosas y escuela de curanderos); un inédito de Emilia Pardo Bazán (El vidrio roto. Cuentos para las Américas. Argentina); La Historia de Galicia de Ramón Villares. Y tres piezas de la actual narrativa gallega, avaladas por lectores y críticos (Circe o el placer del azul de Begoña Caamaño, Laura en el desierto de Antón Riveiro Coello y Futuro imperfecto de Xulia Alonso Díaz.

   Mi apoyo cómplice  a Mar Maior no puede pasar en este momento del mundo de los deseos: ¡todos los éxitos para Mar Maior! Y de la mera difusión divulgativa de estas nueve piezas, extractando buena parte de la información de las respectivas presentaciones editoriales. Mas sin renunciar a ofrecer más adelante una más cumplida reseña informativa y valorativa de algunas de ellas.



Francisco Martínez Bouzas






Vida y fugas de Fanto Fantini della Gherardesca

Álvaro Cunqueiro

Epílogo de Carlos. G. Reigosa

Mar Maior, Vigo, 2014, 176 páginas

  

   Libro escrito originariamente por Álvaro Cunqueiro en español y publicado en 1972. En él se dan cita mito, magia, fábula, aventura. Todo fundido en las historias del audaz  condottiero Fanto Fantini, un héroe que escapa de las más insólitas prisiones ayudado por personajes increíbles, como su caballo Liofante y su perro Remo, ambos humanizados, con el don de la palabra y protagonistas en gran medida de su propia leyenda. Novela escrita con prosa rebosante de encantamientos, característica de  de uno de los grandes fabuladores de las letras peninsulares. Un título fundamental del macrotexto cunqueiriano en su versión castellana.





Flores del año mil y pico de ave

Álvaro Cunqueiro

Epílogo de Xosé Antonio López Silva

Biblioteca Álvaro Cunqueiro

Mar Maior, Vigo, 2014, 280 páginas



   Publicado por primera vez en 1968 y escrito también en castellano por su autor. Es una colectánea que recoge narraciones de extensión variada escritas por Cunqueiro entre 1938 y 1943. Los textos   que van desde la viñeta fugaz a la novela corta, reflejan una de las grandes aficiones del autor: la hagiografía medieval, los mitos célticos, el aura bizantina… Todo ambientado en un paisaje en una luz maravillosa que realza la prosa de un orfebre del lenguaje que cuenta, según él mismo confiesa, vivo y seguido, como oficiante de la tradición oral.





El año del cometa con la batalla de los cuatro reyes

Álvaro Cunqueiro

Epílogo de César Cunqueiro

Biblioteca Álvaro Cunqueiro

Mar Maior, Vigo, 2014, 244 páginas



   El año del cometa, publicada  en 1974, es quizás la obra cumbre de la producción narrativa de Cunqueiro en español. El autor se inspira en las más antiguas tradiciones medievales, ciudades de significado maravilloso, con notable presencia en la mitología gallega. La memoria del cometa Halley, que tantas veces asombró al mundo, relampaguea en estas páginas. Metáfora o parábola de una ciudad que se transforma en una historia de historias que se entrecruzan entre sí. Un gran ejercicio de fantasía  en cuyo transfondo  subyace una meditación apasionada sobre la condición humana y sobre el arte de escribir. Una obra que, como advierte en el epílogo, César Cunqueiro, puede ser considerada como una autopoética personal del narrador.





Tertulia de boticas prodigiosas y escuela de curanderos

Álvaro Cunqueiro

Epílogo de  Víctor F. Freixanes

Biblioteca Álvaro Cunqueiro

Mar Maior, Vigo, 2014, 184 páginas.



   Pieza narrativa datada en el año 1976 y escrita, como las anteriores, en castellano. El mundo narrativo de Álvaro Cunqueiro conquista un nuevo ámbito, ya que reúne, como escribe el autor “mi ciencia boticaria, mi saber de farmacopea fantástica”, aprendidos quizás en la rebotica paterna, ya que su padre era boticario en la villa de Mondoñedo. Allí escuchó de niño, el autor las más variadas historias, noticias y fantasías que, andando el tiempo alimentarían su imaginación.

   Una colección pues de personajes, anécdotas e historias que combinan, como las pócimas en los matraces y redomas, para acabar elaborando una fórmula que genera un gran placer en el lector, porque la magia de los sueños se mezcla con la sabiduría antigua de las alquimias.





El vidrio roto

Cuentos para las Américas. Argentina

Emilia Pardo Bazán

Edición de José Manuel González Herranz

Colección literaria

Mar Maior, Vigo, 2014, 272 páginas



   La autora, Emilia Pardo Bazán, está considerada como uno de los pilares de la introducción del naturalismo y del realismo en las letras españolas. Además de sus novelas emblemáticas -Los pazos de Ulloa, la más conocida- escribió una gran cantidad de relatos breves. Por primera vez se reúnen en este volumen relatos dispersos publicados entre 1892 y 1921 en distintos medios de la prensa americana. Relatos breves, eficaces, de contenido muy diverso, inspirados en la condición humana y en los conflictos sociales y emocionales de la época.

   Este primer volumen recoge los relatos publicados en la prensa argentina y constituyen una muestra de la mejor narrativa breve de finales del siglo XIX y principios del XX.





Historia de Galicia

Ramón Villares

Colección ensayo

Mar Maior, Vigo, 2014, 520 páginas



   Esta Historia de Galicia de Ramón Villares, presidente del Consello da Cultura Galega y catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad de Santiago de Compostela, inaugura la colección ensayística de Mar Maior. La primera edición de esta obra se publicó en gallego en 1984 y fue traducida y actualizada posteriormente en ediciones en otras lenguas. La versión actual reformula algunas partes, documenta nuevos episodios y ofrece en su conjunto una visión moderna y abierta de la historia de un pueblo, de Galicia, una  nación-cultura, en palabras del autor.

   Esta Historia de Galicia, muestra a un pueblo que, con dinámica propia, participa activamente so solo en la construcción de España, sino también de Europa.





Circe o el placer del azul

Begoña Caamaño

Traducción de Xosé Antonio López Silva

Colección literaria

Mar Maior, Vigo, 2014, 288 páginas



   Circe o el placer del azul fue publicada originariamente en gallego en el año 2009. Su autora, Begoña Caamaño (Vigo, 1964), periodista de profesión, era una de las grandes realidades ya consolidadas de la narrativa gallega actual. Su fallecimiento en octubre de este año no ha privado a las letras gallegas de dos piezas narrativas de gran interés: Circe ou o pracer do azul y Morgana en Esmelle. La novela ahora publicada en español por Mar Maior relata una parte nunca antes contada de la historia de Circe, la hechicera, y de Penélope, la esposa. Dos mujeres poderosas que tejen a cuatro manos un relato epistolar imprevisible y a la vez apasionante. Y reescriben así su historia, que es la historia de la cultura europea y occidental.

   Lectura novedosa del mundo homérico realizada desde la perspectiva femenina,  a partir de un profundo conocimiento del universo clásico. Como telón de fondo, la Odisea: Ulises anuncia su retorno a Ítaca y lucha por desprenderse del magnetismo erótico de la hechicera.





Laura en el desierto

Antón Riveiro Coello

Traducción de Xosé Antonio Silva

Colección Literaria

Mar Maior, Vigo, 2014, 740 páginas.



   El autor, Antón Riveiro Coello (Xinzo de Limia, 1964), es un narrador de amplia trayectoria, reconocida con los más importantes premios del sistema literario gallego. La novela ahora traducida y editada en español fue publicada en gallego en el año 2011 y fue galardonada con distintos premio, entre ellos el Premio de la Crítica Española 2011.

   Laura en el desierto es una pieza narrativa de gran calado, una de las aportaciones más importantes a la narrativa gallega contemporánea.  La novela se inicia  en la primavera de 1982 en Barcelona, con el inesperado hallazgo de una carta y poco a poco va extendiendo su trama a Santiago de Compostela, Nueva York, Pobra do Caramiñal en la ría de Arousa y a una Europa convulsa durante la Segunda Guerra Mundial. Una historia sobre la memoria, la culpa, el amor y la libertad late bajo las páginas de este amplio texto narrativo.





Futuro imperfecto

Xulia Alonso Díaz

Traducción de la autora

Colección literaria

Mar Maior, Vigo, 2014, 236 páginas



   Esta obra profundamente vivencial supuso el debut en la narrativa de Xulia Alonso Díaz (A Rúa, 1961). La novela apareció publicada en gallego en el año 2010. Un libro escrito desde la madurez emocional, tal como lo describe la autora. Autoficción, relato de no ficción que amalgama vida y literatura. La autora narra en carne propia la experiencia brutal de una generación, la de muchos jóvenes que  durante los años 1980 y 1990 descubrieron el amor, el sexo y circularon por sendas peligrosas, llegando incluso al descubrimiento inesperado del infierno. Todo parecía posible en aquellos años con la irrupción de la heroína, del SIDA y el rechazo colectivo de los afectados, lo que castigó duramente a jóvenes como Nico, compañero sentimental de la autora y padre de su hija, que dejaron la vida en el camino.

   Este libro es un reencuentro con ese tiempo, con su presencia proyectada en el futuro. Un futuro imperfecto pero esperanzador. Literatura sin concesiones. El lector se adentra en un territorio difícil, con muchas marcas y cicatrices. Un texto, sin embargo, que cautiva, porque en el fondo es una profunda historia de amor, narrada con la pasión irrefrenable de la vida.