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domingo, 21 de abril de 2013

"100 % BASQUE", DESDE EL QUESO A LA IDENTIDAD DE UN PUEBLO



100 % Basque

Itxaro Borda

Tradución de Bego Montorio

Meettok, Donostia-San Sebastián, 2012, 229 páginas.





   Sin principio ni fin, sin presentación ni desenlace, pero una novela tan moderna como poco convencional, tejida de fragmentos con un nexo de unión: la identidad vasca  representada en esta novela por el oro blanco, el queso de oveja que supuestamente convertía a los vascos del Norte y del Sur en 100 % Basque. Es la senda por la que discurre esta novela / ensayo de Itxaro Borda (Baiona 1959), una de las escritoras más notables de la literatura en euskera en Iparralde (País vasco del Norte). Su compromiso con la literatura y con la animación cultural nació en ella desde muy joven. La poesía fue su camino de entrada en la literatura y, en efecto, varios poemarios figuran en su haber. Participó así mismo en la creación de la revista literaria  Maiatz que se sigue publicando en la zona francesa del país vasco. En 1985 publica su primera novela, Basilika. Una trilogía policíaca, cuya protagonista es una detective sentimental, admiradora de Lenin y con inclinaciones lésbicas, la seguirá en los años siguientes.

%100 Basque – título original- es del año 2001 y con ella una escritora vascofrancesa obtuvo por primera vez el Premio Euskadi de Literatura, el principal galardón del gobierno autonómico vasco. Ahora aparece traducida al español por Bego Montorio para la Editorial Meettok.

   Como ya señalé, 100 % Basque  es lo más alejado de una novela convencional, tanto en el contenido como en la forma. Una novela cargada de hondura ensayística, de ironía, de múltiples historias fragmentadas, tejidas sobre la marcha y sin reorganizar el material narrativo, porque la autora no solo desafía la arquitectura de la novela tradicional, sino que además no guía las travesías del lector.

   Itxaro Borda busca la esencia de la vasquidad en la ruta del queso, ese oro blanco, así llamado porque hace veinte o treinta años el queso aparecía así resaltado en los lemas publicitarios. Y al hablar del queso surgen espontáneos los rebaños de ovejas y la comparación con los rebaños humanos. Comportamientos similares. Ellos, los rebaños de ovejas, nos simbolizan. Al sacrificarse las ovejas, se precipitan unas tras otras en el precipicio, como nosotros nos inmolamos en el altar de las ideologías y de las políticas culturales. Hemos vivido la misma evolución que las ovejas de este siglo: atenazados por el miedo a la soledad o al deshonor, acudimos en manadas al trabajo, a los supermercados, a las reuniones…carentes de ideas propias.

   La autora se fija así mismo en cientos de contradicciones: los vascos han estado acorralados entre dos muros: la superioridad de quienes tienen la piel demasiado pegada a la tierra, o una profunda cólera que denuncia sin cesar la cerrazón, la envidia, la violencia, lo retrógrado de una minoría activista. Acorralados entre estas dos corrientes, se pregunta la autora: ¿será el queso la última boya de salvación?

   Itxaro Borda también denuncia el parasitismo cultural con ejemplos paradigmáticos, como el del académico Joanes Pittun, que nunca había denunciado la sistemática tendencia de los estados y de los investigadores a su servicio de conducir al euskera a la tumba y que, sin embargo, recibe un homenaje que agradece con un breve discurso en un idioma que en nada se parece al vasco. Por eso mismo, la autora se reconoce heredera de los solares de una tierra cuya lengua está destinada a la desaparición. Registra que no se puede construir un país basado en la negación. Ni con corderos transformados por identidades impuestas. Es similar su denuncia contra aquellos que llaman universalidad a la uniformidad del pensamiento y en el país vasco construyen un tipo de universalidad que menosprecia el diálogo y favorece la fuerza y las acciones violentas, marginando a todo aquel que habla de pluralidad.

   Por eso, en el fondo 100 % Basque es una novela que, desde la ironía sarcástica, esta trenzada de sutiles denuncias y que al final opta por la soledad, por la “helada soledad que padecía en este mundo”. Pero tampoco está huérfana de historias. Por eso mismo, junto a la identidad vasca labrada a fuerza de comer queso, conviven muchas historias. Historias de gente que en las conversaciones del tren desahogan verbalmente sus frustraciones sexuales, la de Maddalen Erreka que se va de este mundo en una nevada o la de Joanes Azatxun, pastor y cantante, ensalzador de la cultura pastorial, que llevaba siempre consigo un tufo  a cuadra y que asustaba a las señoras que asistían a eventos culturales en los que participaba, que cantaba a cambio de queso y que se dejó de morir de tristeza en la chabola del monte.

   Relato complejo, apto para lectores capaces de ir más allá de la novela convencional, compuesto de múltiples elementos y vivencias de distinta índole, en el que la reflexión sobre el poder psicológico del queso y su base socio-cultural entre los vascos es un excelente pretexto para cavilar sobre la identidad de un pueblo, sus negaciones y contradicciones.



Francisco Martínez Bouzas






Itxaro Borda

Fragmentos



“El poder psicológico del queso tenía una sólida base socio-cultural. El País Vasco producía cantidades inmensas de ese oro blanco, y en la mayoría de los muros podían leerse a la luz de los faros del coche carteles en los que se proclamaba que tal o tal marca de queso nos convertía en 100% Basque. Una gran quesería adquiría enormes espacios publicitarios para alabar un queso que, supuestamente, era Basque de Caractère, es decir, un producto desconfiado, violento y mimado por la naturaleza, como somos los vascos. Durante los últimos meses había descubierto, sorprendida, que existía un tipo de queso Qui Parle Basque, y que hacía despertar en las moléculas el auténtico tarareo de la lengua. ¿Cómo se declinaba el DNI de ese fantástico queso? ¿Cumpliría las normas sanitarias europeas? ¿Y qué decir del artículo 2º de la constitución francesa? En un momento en que se nos negaba la vasquidad, el queso, infiltrándose por los sinuosos recovecos del mercado, nos ofrecía el último marchamo autorizado de nuestra identidad.”



…..





“- Si pones en duda el verdadero valor del queso Onetik, ¿Por qué no cuestionas los dogmas de la Santísima Trinidad, la infalibilidad del Papa y que María fuera virgen y madre? Y pasando a cuestiones más pragmáticas: ¿acaso no estás de acuerdo en que es imprescindible actuar en pro del desarrollo de una economía local 100 % basque? ¿ y qué me dices de la lucha de clases? ¿Acaso pretendes construir la nación vasca del futuro, la que reunirá bajo una misma mística a todos los territorios, sin pastores y sin el Queso que tan bien protege la identidad vasca? Y hablando de la corteza del queso, ¿por qué no empezamos ya, ahora mismo, a discutir la forma jurídica concreta de esa nación vasca? Viéndote a ti, me pregunto si no tendrá la estructura de un estado gestionado por la oligarquía militar burguesa. ¡Venga, contesta a eso!”



(Itxaro Borda, 100 % Basque, páginas 8-9, 158)

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