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miércoles, 6 de febrero de 2013

"SISTER CARRIE", LA GRAN NOVELA DEL NATURALISMO NORTEAMERICANO


Nuestra Carrie
Theodore Dreiser
Tradución de Celia Montolío
Alba Editorial, Barcelona, 581 páginas
(LIBROS DE FONDO)


   Theodore Dreiser (1871-1945) es el gran representante del naturalismo en la literatura norteamericana. Sister Carrie supuso su inicio en la literatura (año 1900), aunque no fue editada de forma plenamente original hasta 1981. Ninguna de las lenguas peninsulares tradujo esta formidable novela hasta 2002. En efecto con casi un siglo de retraso la traducción de Alba Editorial nos permite leer en español este clásico del naturalismo. Prácticamente ausente de los manuales literarios de nuestro país, Theodore Dreiser está, sin embargo, considerado como una de las grandes figuras de la así llamada escuela naturalista.
   Periodista y crítico musical, su carrera se inició como ya señalé en 1900 con Sister Carrie. Publicada de muy mal grado por su editor (Hermanos Harper) que la consideraba inmoral, Sister Carrie fue retirada de las librerías debido  a las virulentas protestas del público que veía en la novela obscenidades debido al tratamiento realista de los temas sexuales. Al publicar su segunda novela, Jenny Gerhardt en 1911, su obra obtuvo  apoyos  influyentes, entre ellos los de los escritores británicos, H. G. Well  y Hugh Seymour y desde entonces Dreiser pudo dedicarse por entero a la literatura. Pero sus obras siguieron provocando encendidas controversias, lo mismo que su persona, ya que se hizo miembro del Partido Comunista  de Estados Unidos, visitó la unión Soviética y en el libro Una mirada de Dreiser a Rusia (1928), ofrece una visión muy favorable de este país.
   Nuestra Carrie -así es el título con el que aparece en la traducción española- está basada en la vida de la propia hermana de Dreiser, Emma, asidua practicante par aquel tiempo de transgresiones morales. En su propia vida y en sus escritos, Theodore Dreiser se guió siempre por el principio de que el primordial apetito del ser humano es la sexualidad, capaz muchas veces de mover montañas. Nuestra Carrie fue rechazada, como he dicho hace más de un siglo. Sin embargo los elogios  de Sinclair Lewis (“Sister Carrie es la primera novela libre de la influencia literaria inglesa”) y el paso de los años hicieron que fuese valorada como la gran novela naturalista norteamericana.
   Con un estilo de cadencia lenta y demorada y prestando gran atención a los minúsculos detalles, pero con gran rigor constructivo, Theodore Dreiser describe la completa carrera de su heroína que, bajo el nombre de Caroline Meeber, abandona su aldea natal y llegará a asombrar con el nuevo de Carrie Madenda a los espectadores de los teatros de Brodway. Dos ciudades soñadas, Chicago y Nueva York, que habían conocido miserias y fastuosidades, se acabarán rindiendo ante Carrie. E igualmente dos hombres se convertirán en marionetas de los deseos de Carrie Madenda. Porque en esta primera obra, libre del influjo literario inglés y sobre todo de la moral victoriana, se defiende que el ser humano, demasiado familiarizado con el lastre de fuerzas invisibles e inexplicables, no puede seguir dudando de que su mente se encuentra movida y empujada por cosas que ni piensan ni hablan. “No solamente en las aguas del mar influye la luna”, escribe el autor de esta magnífica pieza literaria que, a pesar del paso del tiempo, no envejece.

Francisco Martínez Bouzas


Theodore Dreiser


Fragmentos

“Cuando Caroline Meeber subió al tren de la tarde con rumbo a Chicago, sus avíos al completo consistían en un pequeño baúl, facturado en el vagón de equipajes; un barato maletín imitación piel de caimán con minucias varias para el aseo; un frugal almuerzo metido en una caja de cartón y un monedero de cuero amarillo que contenía su billete, un trozo de  papel con la dirección de su hermana en la calle Van Buren y un capital de cuatro dólares. Era agosto de 1889. Tenía dieciocho años y era una muchacha despierta y tímida, con todas las ilusiones de la ignorancia y de la juventud”

…..

Carrie nunca había albergado sentimientos hostiles a Hurstwood. Tan sólo un momento antes le había escuchado con cierta complacencia, recordando lo encariñada que había estado. Era tan apuesto, tan audaz…
Pero ahora había empezado a sentir rechazo, un rechazo que en vano iba aumentando y por un instante la dominó; poco después, mientras Hurstwood la estrechaba entre sus brazos, empezó a disminuir y fue otra parte de sí misma la que tomó la palabra. El hombre que la estaba estrechando contra su pecho era fuerte y apasionado, la amaba…y ella estaba sola. Si no acudía a él, si no aceptaba su amor, ¿adónde iba  air? Además, lo físico también tiene sus exigencias. Su resistencia empezaba a disolverse en el torrente de pasión de Hurstwood”

(Theodore Dreiser, Nuestra Carrie, páginas 11, 344)

1 comentario:

  1. Estoy con ella. La verdad, que poder descriptivo tan minucioso tuvo este hombre. Me interesa también, como documento histórico, saludos.

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