Páginas

sábado, 14 de agosto de 2021

UN ESCRITOR EXPERTO EN BIOGRAFÍA NOVELADA

María de las batallas

Alfredo Conde

RBA Libros, Barcelona, 2008, 304 páginas.

 

    

 

 

   Una suerte de “sapere aude” kantiano, puesto en la boca de Jesús Quintero, le da paso al pórtico de la última novela de Alfredo Conde, editada simultáneamente en gallego y español. El “¡Piensa, piensa! Si no piensas siempre habrá alguien que piense por ti”, quizás conjure a todos aquellos que ningunearon a Alfredo Conde a finales de los años 80. El caso es que, a pesar del escaso entusiasmo” del que hablaba algún diccionario y la “frialdad” con la que su coordinadora intento “resituar” la obra narrativa del escritor de Allariz, Alfredo Conde siguió publicando con regularidad, y, desde hace bastantes años, ya no es el intelectual orgánico de la Xunta de Galicia.

   El oropel del que hablaba la citada coordinadora se tradujo en un buen número de libros, publicados en las editoriales más conocidas y prestigiosas del país, tanto en gallego como en español. Posiblemente porque los lectores poseen criterio propio y saben elegir, y Alfredo Conde tiene la habilidad para darle popa al mar sin fondo de la literatura. Resultado: su novelas navegan sin sobresaltos tanto en gallego como en castellano y en la actualidad ya nadie se rompe las vestiduras por la doble versión, sino  que, el que puede, sigue el ejemplo de Alfredo Conde.

   Son lector de Alfredo Conde desde el año 84, en los días del Grifón, y crítico de su obra a partir de 1996 con aquellos relatos de Cubita la bella o O loro de Baracaldo. Y siempre intenté separar la obra literaria de la personalidad de su autor. Si algo puedo afirmar ante cualquier tribunal del canon, es que Alfredo Conde es hoy en día unos de los tres mejores autores de novela histórica en lengua gallega. Un verdadero maestro de la biografía novelada. Un ejemplo paradigmático de esta maestría fue Azul cobalto, quizás el definitivo pilar para levantar el edificio de la novela histórica gallega. El modelo se repite ahora con Maria de las batallas que el escritor editó hace años en gallego y español.

   Si en el caso de Lukumí, su anterior entrega narrativa, este comentarista reclamaba un lector desapasionado, ahora con la biografía novelada de María Pita y su valiente acción épica en defensa de A Coruña, lo que demanda es una lectura rebosante de fervores y frenesíes, pues la historia en la que se va a sumergir, merece que todos los sentimientos tengan vía libre. Ya en el prólogo de acotaciones, reconocimientos y aclaraciones pertinentes, Alfredo Conde sitúa perfectamente su trabajo. El libro contiene una novela, una historia que le acontece a alguien, pero no es historia.

   Así pues, con los que se va a encontrar el lector es con una historia contaminada de ficción. Las dificultades que fueron los periplos existenciales de Maria Pita y Francis Drake, es preciso entenderlas según los consejos que Álvaro Pombo recomienda en el caso de que se pretenda tratar asuntos históricos en términos novelescos. Así actúa Alfredo Conde. Elige datos rigurosamente históricos y les inyecta ficción. Así pues debe leerse Maria de las batallas como una ficción que ilustra la historia de una forma hermosa.

   Persiguiendo ese objetivo, Alfredo Conde hace hablar a un narrador que conoce todo los que nos proporcionan los hechos acontecidos en la ciudad herculina en el años 1589, durante el asedio de los soldados ingleses, y la resistencia épica de los coruñeses, liderados por María Pita. Otros personajes actúan  como referendarios de los que allí sucedió. Una hija de la heroína que comienza diciéndonos que su madre fue un poco puta (“lo suficiente, pero no más de los debido”) y que va contando las peripecias vitales de la principal protagonista de de la epopeya coruñesa. Y un pariente del vicealmirante inglés que relata la suya desde la nao “Defiance”, suturando así la perspectiva de los  defensores y la  visión de los atacantes.

   

                                 

                                           Alfredo Conde

 

 El principal adorno formal de esta María de las batallas es su estructura editorial (ternaria en el presente caso), ya repetida en anteriores entregas de Alfredo Conde, y la capacidad del escritor de sumergirse en el “alma” de sus personajes mediante una mirada muy perspicaz y un hermoso lenguaje con “un leve tono arcaizante” (Paz Gago). Deleitosa amalgama, así pues de realidades y mundos ficcionales sobre las que el comentarista comete el atropello de liquidarla en la  mínima brevedad de estas líneas.

 

Francisco Martínez Bouzas

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario