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viernes, 12 de junio de 2020

MENTIRAS QUE PARECEN VERDADES Y VICEVERSA


Retrato de mi doble
Georgi Márkov
Traducción de Viktoria Leftérova y Enrique Gil-Delgado
Ediciones Siruela, Madrid, 2020, 93 páginas.

    

   
   Ediciones Siruela traduce por primera vez al español Retrato de mi doble de Georgi Márkov (Sofía 1927-Londres1978), famoso escritor en su país cuando abandonó Bulgaría y comenzó a trabajar para la BBC y otras emisoras, convertido en la voz más crítica de la disidencia búlgara. Pero en plena guerra fría, los que estaban detrás de sus críticas tras el telón de acero, se vengarán asesinándolo, al tercer intento, con aceite de ricino, después de haber recibido un pinchazo con un paraguas junto al puente de Waterloo.
   Posiblemente Márkov huyó de Bulgaria para verse libre de una patología que sufría él y muchos de sus compatriotas: la ketman, un desdoblamiento de la personalidad, inducida por el régimen, y consistente en manifestarse en público de un manera e interiorizar una angustia y una frustración insoportables hasta el punto de que el sujeto que la padece se convierte en un rebaño apático. La estrategia del fingimiento a la que también había aludido Todorov.
   Y ese desdoblamiento se muestra con sutil calidad en la novela Retrato de mi doble que concibe el tapete de juego como un escenario donde las verdades parecen mentiras y a las mentiras se las camufla como verdades. Todo ello lo revela, y a la vez intenta camuflar, Márkov con una partida de póquer. El jugador de póquer es un cínico periodista que estafa en su profesión y en su diversión.
   La novela, en efecto, narra en primera persona una partida de póquer clandestina, ya que son ilegales en la Bulgaria comunista. El narrador es un periodista  inseguro. En el ejercicio de su profesión se convirtió en un estafador  que goza con el proceso de falsificación. En las partidas de póquer tiene como socio a El-de-la-Derecha. Y está convencido de que esa noche va a ganar y desplumas al Hiena, porque su socio de juego es un jugador con mucha experiencia, un verdadero “campeón olímpico”. Y piensa ganarle a un enemigo despreciable para los dos.
   A la vez que juega, por su mente desfila un retrato de sí mismo  y la trayectoria de sus compañeros de mesa. También rumia en su intuición para transformar, en el ejercicio de su profesión, lo falso en verdadero y lo verdadero en falso. Incluso para él y para su socio las mujeres son un juego, un juego por supuesto más insípido que el póquer.
   Llega la hora de la gran jugada, del golpe definitivo, pero lo que sucede es un final inesperado y desdichado, quizás una traición de su propio socio. Y cuando llega a casa como perdedor y desea contarle su derrota a su mujer y obtener su perdón, lo único que encuentra es una habitación vacía.
   

                                         


 
   Con un desenlace previsible, la novela destaca, no tanto por la trama, sino por el fresco en clave satírica de los periodistas corruptos, fieles al régimen, que han renunciado a hacer visible la realidad. Se sienten a la vez felices, y algunos atormentados, camuflándola. Por eso la novela, en el fondo, revela las falsedades de la vida humana, una cadena interminable de maquinaciones de todos contra todos. El humor negro forma parte de los recursos de Márkov, una estrategia que los escritores y artistas del telón de acero exploraban para evadir la censura. Son así mismo reseñables los espléndidos dibujos psicológicos de los personajes, tanto o más sugerentes que la trama misma.

Francisco Martínez Bouzas

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