Einar
Mar Gudmundsson
Traducción
de José Antonio Fernández Romero
Editorial
Siruela, Madrid, 184 páginas
(Libros
de siempre)
La madrileña Editorial Siruela ofrecía a los
lectores de habla española, ya en las puertas de este siglo, la posibilidad de
acercarse a la obra narrativa de un narrador muy alejado de nuestro entorno
geográfico y literario. Y cuyas obras, igualmente desconocidas entre nosotros,
son productos que nada tienen que ver con el best-seller, pero sí en cambio con
la calidad literaria. Me refiero a Ángeles
del universo del escritor islandés Einar Mar Gudmundsson (Reikiavik, 1954).
El autor de Ángeles del universo es uno de los más relevantes escritores de la
literatura islandesa y, sin duda, el narrador contemporáneo de su país más
traducido a otras lenguas. Y en especial la novela de su autoría que comento en
la que Gudmundsson tematiza un tema
delicado, e incluso tabú en nuestra cultura occidental: la enfermedad mental.
El autor escribió este relato incitado por un caso real: el de su propio
hermano que estuvo internado en un psiquiátrico de su país.
Gudmunsson teje la narración echando mano de
un artificio: escribe como si se tratase de la autobiografía de Páll, un joven
que recupera todas las sombras peregrinas de su existencia. Desde el momento de
su nacimiento con su madre esforzándose por echarlo al mundo en la clínica,
mientras el padre se dedica a hacer contrabando con sujetadores. Hasta que su
existencia desemboca en el suicidio, el lector va captando cómo la degeneración
mental se va apoderando de la personalidad del protagonista. Pierde poco a poco
sus capacidades cognitivas e incluso las relaciones con el entorno; rompe los
vínculos afectivos con la familia; se hace añicos su identidad; crea fantasías,
especialmente con los difuntos. Incluso se convierte en un ángel del universo,
metáfora con la que el escritor se refiere a los que no están bien de la
cabeza.
Ángeles
del universo es pues una novela sobre la enajenación y sobre las
dificultades de comunicarse. Pero también un análisis crítico sobre el
significado que en todas partes de nuestro mundo recibe el término locura. La
narración avanza entre sucesos políticos y familiares, entre acontecimientos
públicos y personales hasta el ingreso hospitalario del protagonista, donde
encuentra nuevos compañeros de viaje, y la sucesiva dimisión de sus funciones
por parte de la clínica, junto con la degeneración violenta de la enfermedad.
A pesar de ello Ángeles del universo que es sin duda una novela extremadamente
dura y estremecedora, no juzga de forma directa a la sociedad occidental, ni a la buena o mala
psiquiatría. Se limita hacer visible la realidad. Y esta es su denuncia. Así
pues, si en la novela existe algún mensaje no es otro que el de decirla a la
gente que intente por todos los medios ser feliz.
En este empeño, el narrador fusiona la
tragedia con el humor, y desarrolla el relato con una escritura sumamente
evocativa. Al mismo tiempo, ligera y profunda; con un estilo siempre directo y
cotidiano, sin excesivos artificios. Una escritura no exenta, sin embargo, de
lirismo cuando la narración demanda el empleo de imágenes poéticas para revelar
la delicada sensibilidad de los alienados. El narrador se convierte en fiel cronista
de su propia historia. En definitiva, la historia de un héroe moderno que lucha
contra los tranquilizantes y que terminará derrotado.
El trazado de la trama, tejida con suficiente
precisión para que nada arruine el desenlace final, sumerge al lector, con
aterradora e inédita lucidez, en los desvaríos de la mente humana y en el
hipócrita y egoísta rechazo por parte de la sociedad de aquellos que,
encerrados en asilos o internados en instituciones, procrean ideas que nada
tienen que ver con la realidad.
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