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miércoles, 17 de enero de 2018

LA BAJADA AL INFIERNO DEL "PÚJIL BAILARÍN"



El campeón prohibido

Dario Fo

Traducción de Carlos Gumpert

Ediciones Siruela, Madrid, 2017, 176 páginas.



   

    Con esta historia en la que desde la ficción Dario Fo recrea la aciaga vida de Johann Trollmann, (1907-1943), Rukeli para los gitanos sinti, campeón de los pesos semipesados, un título del que fue desposeído por el régimen nazi, queda patente que no todo está dicho sobre la barbarie del nazismo y de la Segunda Guerra Mundial. Una época tan accidentada y explosiva sigue guardando tremendas historias, historias de maldades e injusticias que muestran la ambivalencia de nuestra especie, capaz de lo mejor y de lo peor.

   Razza di zíngaro, traducida al español para Siruela por Carlos Gumpert, es la última novela publicada en vida por el Nobel italiano fallecido en 1916. Y de nuevo, como ya ocurrió con Lucia Borgia, la hija del Papa y Hay un rey loco en Dinamarca, Dario Fo llega al lector con una novela verdad, en la que,  a los acontecimientos reales, meticulosamente investigados, se les inyectó el marcador semántico de la ficción, mas sin alterar los hechos, ni su valor de verdad. La ficción en este caso explica los elementos históricos, a los que además ilustra bellamente.

   Dario Fo escribe este libro “para remover conciencias”, como ya lo había hecho con sus monólogos recuperados del personaje del bufón medieval, o con los diálogos de Muerte accidental de un anarquista, en los que denunciaba los abusos del poder en Italia. Esa fue una de las razones por las que le fue otorgado el Nobel: “mofarse del poder y restaurar la dignidad  a los oprimidos en la más pura tradición de la juglaría medieval”. Es el otro lado de la historia personalizada en personajes que son víctimas de sus avatares y que al mismo tiempo revelan la dignidad del ser humano. Y bajo esa dimensión Johann Trollmann es una figura paradigmática.

   Dario Fo, en efecto, revisa la vida de Trollmann, llamado Rukeli (árbol) por la etnia a la que pertenecía, los gitanos sinti. Y la ilustra con una hermosa colección de bocetos reproducidos en las páginas finales de la publicación. En la vida real, Johann fue un boxeador alemán perteneciente a la etnia gitana sinti. Desde los ocho años mostró un gran amor por el boxeo; tras un breve entrenamiento, noqueó a un compañero con experiencia profesional. Su técnica -el baile de piernas heredado de las danzas sinti- la recibió con sus genes. Con su piel ambarina y cuerpo de elegancia escultural, fue el fan de las chicas alemanas que veían en él la reencarnación de un dios griego. Mereció ser seleccionado para las Olimpiadas de 1928, pero, en un país que rendía tributo a la raza aria, Alemania no podía estar representada por un gitano. Posteriormente será desposeído del título del peso semipesado que había obtenido venciendo a Adolf Witt. Una desposesión caprichosa, basada aparentemente en la técnica del baile de piernas impropio del estilo alemán, pero en realidad fueron motivos racistas los que la provocaron. No podían aceptar que un miembro, según ellos, de una raza inferior fuera campeón de Alemania. Y el acoso continuó: a riesgo de perder la licencia, se vio forzado a pelear en ferias y espectáculos circenses apara alimentar a su familia.

   Posteriormente le obligaron a divorciarse para proteger a su mujer y a su hija, ya que una mujer alemana no podía estar casada con un gitano. En 1939, cuando el Tercer Reich  inicia la guerra, fue llamado a filas junto con miles de gitanos. Los judíos en cambio fueron excluidos. Enviado a combatir a Polonia y posteriormente a Francia, en 1943 como consecuencia del “Decreto de Auschwitz”, fue arrestado, esterilizado junto con cientos de miles de gitanos e internado en el campo de concentración de Neugamme. Allí realizó su último acto de dignidad: fue obligado a pelear contra un kapo y no se dejó vencer. Una victoria que le costaría la vida. Entre las distintas versiones sobre su muerte, Dario Fo se decanta por la que parece más obvia: una venganza del kapo vencido y humillado.

   Dario Fo recupera una historia verdadera y olvidada gracias a las investigaciones de Paolo Cagna Ninchi y Jana Pavlović, activistas de los derechos de los gitanos. En sus investigaciones se asienta el esqueleto de la novela, una reconstrucción narrativa, con la que indirectamente nos habla de un presente que nos negamos a ver y que sigue atormentando a muchos seres humanos: el racismo que está vivo y presente en nuestros días.

   
                                                 
Fotografía real de Johann Trollmann

 La estructura narrativa que emplea el autor, parte de la narración del Rukeli que se aficiona al boxeo, los primeros puñetazos y entrenamientos en Hannover, hasta su muerte a los treinta y seis años en el campo de concentración. Y entre esas dos fechas, la adolescencia a la que el autor le dedica un amplio espacio. Años transcurridos en entrenamientos, con el recuerdo del abuelo violinista, los días transcurridos con los tíos, criadores de caballos, y con los primos artistas del circo. Son momentos narrativos que le permiten a Dario Fo revelar la cotidianidad de los gitanos sinti, sus danzas y ritos, muy útiles para permitirnos conocer orígenes y tradiciones, desacreditando prejuicios resistentes y peligrosos todavía en nuestros días. Más tarde, los títulos arrebatados; Trollmann se verá obligado a esconderse en el bosque; la llamada a las armas en 1939 en las filas del ejército alemán. Finalmente, la persecución, la esterilización por ser miembro de una raza degenerada en base a teorías genéticas absurdas; la deportación y el asesinato.

   Tanto esta, como las otras dos novelas que conocemos de Dario Fo, están escritas en un estilo señaladamente oral. Más que lectores de un relato, parecemos oyentes y espectadores que escuchan a Dario Fo contando una historia, con una tonalidad aparentemente ligera -frases cortas y contundentes-, pero rebosantes de recursos escénicos. Y sobre todo manteniendo un cierto equilibrio entre lo trágico y lo cómico. Así nos hace llegar Dario Fo la cotidianidad, a la vez brillante y trágica de Johann Trollmann. La bajada al infierno del púgil bailarín, muerto por venganza, pero jamás vencido.









Dario Fo


Fragmentos



“Por último, les planteó una cuestión que va más allá de las discusiones acerca de supuestos méritos deportivos. ¿Puede representar un sinti al gran Reich alemán en las Olimpiadas, los juegos que todo el mundo observa? Y si por casualidad -en el boxeo podría suceder- este representante nuestro llegara a alcanzar el máximo reconocimiento de la competición, ¿qué escribirían los grandes periódicos de las otras naciones? ¿«Alemania carece de campeones y ha de recurrir a  los gitanos»? Merece la pena que meditemos sobre este particular.

-Perdoné -prosigue el otro-, pero usted trata a este grupo étnico como si fuera una horda de bárbaros llegados de las estepas. Pues bien, me he informado, y no estoy de acuerdo. He averiguado que los sinti tienen reglas y comportamientos propios de notables civilizaciones. ¿Por qué discriminarlos? ¿Por qué discriminar a un buen púgil por ser sinti? No hay ninguna razón para hacerlo.”



…..



“Olga entra en la habitación en la que está sentado Johann.

-Zirzow viene hacia aquí. Vamos, sal de la cama, no puedes seguir ahí toda la vida. Tal vez venga a traerte buenas noticias.

- Olga, mi amor, ¿qué buenas noticias quieres que me traiga ¿Qué los gitanos han sido readmitidos en los combates nacionales, siempre y cuando se presenten con los tobillos atados el uno al otro, de modo que no puedan brincar como canguros en el ring? ¿Es que no entiendes que todo ha terminado para mí? He sido campeón. ¡Durante una semana! Una semana con la corona y la medalla y luego, de repente: «¡Nada de eso! ¡Esto no es para ti! Me han arrebatado el título sin una razón deportiva, solo porque soy de raza sinti, después de los judíos ahora nos toca a nosotros abandonar el pugilato. ¿Te acuerdas de Seelig? Era un gran campeón. Huyó el mismo día en el que tenía que disputar la pelea por el título. Huyó a París, al parecer. Para convencerlo de que hiciera las maletas, ¿qué crees que le habrán dicho?



…..



“Johann está realmente fuera de sí:

-¡Estos nazis son unos auténticos locos criminales! Primero me excluyen de los Juegos Olímpicos porque un gitano no puede representar a Alemania, después me quitan el título de campeón porque un gitano no puede convertirse en un campeón alemán, luego van y me obligan a divorciarme para salvar a mi esposa y a mi hija, porque una mujer alemana no puede estar casada con un gitano, ¡pero para ir a la guerra a defender a Alemania, un gitano vale perfectamente!”



(Dario Fo, El campeón prohibido, páginas 92-93, 129-130, 152)

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