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domingo, 26 de marzo de 2017

LA ESTÉTICA ESENCIALISTA DE "VIAJERO INMÓVIL"



Viajero inmóvil
Javier Dámaso
Ediciones Enkuadres, Alcira (Valencia), 2017, 94 páginas.

   Cobijado por un título, Viajero inmóvil, que al menos aparentemente tiene mucho de oxímoron, la personalidad poética y más íntima de Javier Dámaso publica en Enkuadres una parte importante de su obra poética inédita (periodo 1992-2001). Como Dámaso Javier Vicente Blanco renuncia a ser un poeta en “contexto y silencio”, y ejerce como profesor de Derecho en la Universidad de Valladolid. Otros tres poemarios reúnen la obra lírica de un escritor intensamente comprometido con la cultura desde los años ochenta.
   Una cita de Fernando Pessoa -“Yo no evoluciono, viajo”- actúa como marco epigráfico de una poesía que nos llega servida en cuatro grandes secciones, todas ellas relativas al viaje en distintas modalidades: viajes por las geografías de la cultura y del tiempo, pero también viajes físicos, armado el poeta con “las sandalias del viento de otras audaces aventuras de la palabra” como reza un fragmento de las palabras del Prólogo de Alfredo Pita.
   Un largo poema, “Extraño equipaje (en la Estación del Norte)” inaugura el viaje, aquellos viajes en tren de la juventud del poeta, partiendo de la Estación del Norte o Campo Grande vallisoletana. Un viaje al mar, al norte, hogar de los que pueblan las viejas fotografías, llenas de sentimientos. Un poema de despedida (tras la ventanilla, la madre, el padre sujetando la mano que parte). Atrás queda la urbe provinciana, el colegio de pago, los curas…todo lo gris. Pero el viaje también es un adiós, un alejarse de la presencia amorosa: “Y aquel adiós desde el tren era el definitivo” El viaje pues como aventura iniciática, como desgarro en la partida y como quiebra del amor y sus errantes promesas.
   Una intensa experiencia amorosa nutre los poemas y versos de la segunda parte, “Tiempo de guerra furtivo”: el sujeto amoroso acaso es la serpiente, la fruta prohibida, pero la voz poética cae rendida ante la serena belleza, ante la mirada azul, ante una boca que es ese láudano que todo lo cura. El amor ejecuta el milagro de transportar al poeta a desiertos oníricos como el Sahel, a visitar célebres caudillos como Tamorlán o a ciudades legendarias como Estambul hacia donde ha partido el sujeto amado, dejando al poeta en un largo otoño de indolencia, enfrentado al inmenso dislate que es su vida (página 38).
   Una amalgama de poemas, en la tercera sección, que evocan seguramente viajes reales a países como Portugal, Rumania, el país oscuro y lejano del Conducator, a territorios balcánicos en guerra, con prófugos solicitantes de visados; a Cuzco, con la visión angustiosa de un muchacho desdentado, y el olor amargo de sus piedras centenarias “que hablan, pero ya / no entiendo su quejido” (página 60).
   Finalmente “Aquí y ahora”, con reflexiones sobre la identidad, recreaciones de una burda manipulación pseudoreligiosa, una confrontación de Diógenes el cínico con Platón, y cuatro poemas con diseños tipográficos y figuras gráficas originales, propias del experimentalismo vanguardista  y de otras corrientes innovadoras que determinan un especial ritmo visual. Y un dilatado poema que recorre las tortuosas y accidentadas vías de Nicaragua, hasta desembocar en el “orden virginal” de la Laguna de Apoyo, “…como un cuenco / como un regazo / de madre” (página 90).
   Poemas  heterogéneos, aunque en su mayoría son fieles a la función pragmático-informativa del indicador fundamental del paratexto, ese título Viajero inmóvil, que hacen referencia a vivencias, a estados anímicos, a actitudes de la afectividad, a viajes soñados y a viajes reales, con distintos topemas. Impregnados de un claro monoteísmo del amor, una inequívoca representación del tiempo atormentado del presente, diálogo del hablante poético con su propia interioridad y con las conmociones y dramas que azotan al mundo de nuestros días.
   Poemas y versos que participan en buena medida de la estética esencialista. Poesía esencial, desnuda, pero fundamentalmente impura, como se ha escrito sobre la obra lírica de Javier Dámaso, porque apuesta por el sentimiento, más que por la razón. Ajena a retóricas, barroquismos y vanos artificios. Erguida con formas desnudas, con el gusto por la palabra exacta, sin acumulación de “estorbos” como moralidades y fines monitorios. Alejada así mismo de un orden formal prefijado, mas con un constante fluir de sugerencias que afectan al plano referencial y al compositivo, y que por eso nos incitan a una lectura meditativa o intuitiva, sugerida por el tiempo y sazón anímicos o la tonalidad de sentimiento de cada poema.

Francisco Martínez Bouzas

                                                 
Javier Dámaso

Selección de poemas

“Promesa errante,
templo y palacio de la
despedida,
albergue del adiós,
siempre el desgarro
en la partida”
(página 27)

…..

“Tu mirada es azul.
Viene de lejos.
Tu mirada es azul
Con resonancias ancestrales.

Sueño tus ojos
y un deseo me invade de explorar
los parajes de luz que conformaron
la inquieta serenidad de tu belleza.

Tu mirada es azul
y no lo sabes,
nadie lo sabe.
Pero es azul,
como la laguna
bajo el inmenso
cielo
en el universo de Ureña”
(página 33)

…..

Las llaves del Perú

“Tengo las llaves
del Perú.
Me las dieron
Al marcharme.

Te ofrecen su amistad,
La inmensa generosidad
--“Vuelve
 cuando quieras”—
y te llevas las llaves
de su casa.
Torres de Limatambo
distrito de San Borja.

No son sólo
las llaves de una casa,
son las llaves, sí,
las llaves del Perú”
(página 62)

…..

Ojos de un icono

A la santa Ana, en su ermita de piedra y adobe
de Pozuelo de la Orden (Valladolid)

“Bajo los ojos
de aquel icono
no había teología
ni escolástica alguna.
Ni Yahveh-Dios
Ni Belcebú.

A lo más,
-si acaso-
el bullir de la
teogonía:
cada estío,
bajo el manto de
una fiesta con
su misa y procesión
danzaba la orgía
en honor a
Dionisos.”
(página 72)

4 comentarios:

  1. Me gustan estos poemas de aliento breve y profundo a la vez, que invitan a la lectura y abren puertas a la imaginación lectora. Abrazos, amigo.

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  2. Un lujo de arte poético libre encierra el libro, profundos versos con mucha belleza estructurados, felicidades al autor y a ti Fran, por exponernos tan brillante reseña, te abrazo.

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  3. Gracias una vez más por la reseña de un poemario que promete intensidades

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