A pocas semanas de que Silvia Sesé
substituya a Jorge Herralde al frente de Editorial Anagrama, aunque el fundador
y director, desde hace cuarenta y siete años, de la editorial barcelonesa seguirá
colaborando, apoyando sin interferir, o dedicándose simplemente a leer a
Proust, el catálogo de ensueño de Anagrama sigue creciendo, sigue llenando de
buenas vibraciones el día a día de los lectores en español, y desde hace años
también los que leen en catalán.
En ese empeño y voluntad de editar “libros”
y desechar los “no libros”, han ido surgiendo colecciones que marcan la
historia literaria de este país y de otros de Latinoamérica: “Argumentos” en el
campo del ensayo, “Panorama de narrativas” y “Narrativas hispánicas” en el de
la ficción. “Otra vuelta de tuerca” y “Compactos” que nos permiten recuperar
obras de gran calidad, o “Anagrama compendium”, compilación de las mejores
novelas y relatos editados con anterioridad por Anagrama.
En este mes sobresalen los tres títulos de
la colección “Argumentos”: Estudios del
malestar. Palabras de autenticidad de las sociedades contemporáneas de José
Luis Pardo; Contra el tiempo. Filosofía práctica del instante de Luciano Concheiro y La hora de clase. Por una erótica de la enseñanza de Massimo
Recalcati.
En la colección “Panorama de narrativas”,
“la peste amarilla”, tal como la definió el patriarca de Planeta, José Manuel
Lara, y cada vez más cercana a los mil
títulos, cuatro piezas ficcionales importantes: El gigante enterrado de Kazuo Ishguro, La Esposa joven de Alessandro Baricco, El juego del revés de Antonio Tabucchi y Bravura de Emmanuel Carrère.
Entre esos libros que suturan
por igual éxito y calidad, se encuentra la nueva traducción con material
inédito en español de los cuentos de Antonio Tabucchi, editados por primera vez
en marzo de 1986 -fue entonces el número 77 de la colección- y Bravura de Emmanuel Carrere. Antonio
Tabucchi (Vecchiano,1943-Lisboa 2012), profesor universitario de literatura
portuguesa, ha sido conocido sobre todo por sus relatos, por sus novelas y
también por su producción ensayística. Enamorado de la literatura portuguesa,
hasta el punto de haberse nacionalizado portugués, traductor y comentador de
Fernando Pessoa, Tabucchi ha recogido en su narrativa la tendencia del poeta
portugués a multiplicar los planos de la realidad, a añadir constantemente
nuevas presencias, a extender las situaciones hasta el punto de hacerlas
inconmensurables. Si ha habido un escritor versátil, éste es por antonomasia
Antonio Tabucchi. Conocido sobre todo por Sostiene Pereira, el narrador
italiano es mucho más que ese paréntesis de novelas fáciles, populares,
epopeicas como la citada o La cabeza perdida de Damasceno Monteiro.
Tabucchi es sobre todo el delicado y exigente refinamiento de Dama de Porto
Pim, Nocturno hindú, Sueño de sueños & Los tres últimos días de Fernando
Pessoa. Así como su novela epistolar, Se está haciendo cada vez más
tarde y el monólogo desencantado de Tristano muere, seguramente su
novela más ambiciosa y en la que el maestro italiano, el mejor escritor de su
generación, trabajó doce años y que vio
la luz en la mayoría de las lenguas del mundo, incluidas las
minoritarias.
De Emmanuel Carrère, por su parte (París, 1957),
es un extraordinario escritor en los últimos tiempos de novelas de no ficción
como El adversario, De vidas ajenas,
Limónov o El Reino, y de novelas
de solo ficción de sus inicios como El
bigote, Una semana en la nieve, comentadas en este cuaderno de crítica
literaria. Y podemos leer ahora en
castellano Bravoure (París, 1984),
igualmente una pieza que mezcla la ficción, la realidad y personajes
históricos..
Con una finalidad divulgativa, reproduzco la
información que nos llega a través de las respectivas presentaciones
editoriales. En los próximos días o semanas, volveré sobre estas dos piezas de ficción
y ofreceré no solo información de tramas y contenidos, sino también mi valoración
personal.
Francisco
Martínez Bouzas
Traducción de
Carlos Gumpert
Editorial Anagrama,
Barcelona, 2016, 183 páginas.
«El
libro más hermoso de Tabucchi y uno de los más hermosos de la literatura de
estos tiempos»: así calificó el gran crítico italiano Pietro Citati El
juego del revés, el libro que supuso en 1981 la revelación de la
extraordinaria sabiduría narrativa de Antonio Tabucchi. Ahora volvemos a
presentarlo, con honores de estreno, traducido de nuevo, revisado y reordenado
siguiendo las últimas disposiciones del autor y con varios apetitosos añadidos:
dos nuevos cuentos, incluidos en su momento en la segunda edición, y un tercero
jamás traducido a ningún idioma, que sólo circuló en 1986 en edición limitada;
una tríada que prolonga la tonalidad de un volumen ya clásico, escrito bajo el
signo del temor y del asombro que produce el desvelamiento del reverso oscuro
de las cosas, del insondable laberinto de la existencia.
El relato homónimo que abre el libro puede ser
considerado la piedra angular de la obra de Tabucchi, quien nos ofrece ya aquí
muchos sus grandes temas: las máscaras que paradójicamente nos revelan, los
vericuetos del tiempo, las voces que nos acechan desde fuera y desde dentro, el
juego infinito de la literatura. Aunque todos los relatos rayan a gran altura,
cabría quizá destacar el bellísimo «Carta desde Casablanca», «Las tardes del
sábado», magistral cuento de fantasmas, o «El pequeño Gatsby», bajo el ala de
Scott Fitzgerald.”
Emmanuel Carrère
Traducción de Jaime Zulaika
Editorial Anagrama, Barcelona, 2016, 355 páginas.
“De 1816 se dijo que fue «el año sin verano».
La erupción de un volcán indonesio alteró la
meteorología incluso en lugares tan lejanos como Suiza. Allí, en la villa
Diodati, Lord Byron y sus invitados –su médico y secretario Polidori y los
Shelley, Percy B. y su esposa Mary– soportaban como podían la lluvia y el frío
del inexistente estío. Para combatir el aburrimiento, se retaron a escribir
cada uno una historia de terror. En aquella velada, que se conoce como «la
noche de los monstruos», nació el Frankenstein de Mary Shelley, y
también El vampiro de Polidori.
De los cuatro personajes, Emmanuel Carrère se
centra en el menos relevante, en el paria, en el fracasado: Polidori, al que
encontramos en el Soho londinense, adicto al láudano que le proporciona una
joven prostituta llamada Teresa, al borde del suicidio y carcomido por el
resentimiento porque cree que Byron se ha apropiado de El vampiro y
considera que Shelley le ha robado una idea para escribir Frankenstein.
Pero Polidori
acaso sea un personaje manejado por la pluma de otro escritor, el capitán
Walton, que está fraguando una versión alternativa de la historia de Victor
Frankenstein en la que su amada Elizabeth desempeña un papel relevante. Esta
versión la leerá Ann, que redacta libros para una colección de novela rosa y
visita a Walton en un extraño hotel regentado por chinos. Y así se despliega un
juego de muñecas rusas, una novela de novelas en la que el relato gótico da
paso a la novelita rosa y ésta a la narración detectivesca y a la ciencia
ficción, en una adictiva sucesión de sorpresas.
El título, Bravura, hace referencia a
una expresión francesa, un morceau de bravoure, que designa aquel
fragmento de una obra en la que el creador despliega todo su virtuosismo. Y la
novela es precisamente eso: una exploración de los mecanismos de la narración,
una sugestiva indagación en el papel del escritor y también del lector, y sobre
todo una propuesta literaria de una inventiva torrencial, que deslumbra y
atrapa.”