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domingo, 27 de diciembre de 2015

"CÓDIGO ROJO": UN THRILLER MILITAR PARA DENUNCIAR AL SISTEMA



Código rojo

Luis Gonzalo Segura

Ediciones Destino, Barcelona, 2015, 309 páginas



   Luis Gonzalo Segura saltó a la fama mediática en 2014 con su libro Un paso al frente, basado en las múltiples denuncias de corrupción en las Fuerzas Armadas españolas. Porque Luis Gonzalo Segura es, o era, oficial del Ejército español hasta el pasado junio, mes en el que le fue notificada oficialmente la pérdida de su condición militar. Luis Gonzalo Segura, según algún medio “ídolo favorito” de Podemos y en especial de Pablo Iglesias, fue expedientado precisamente por publicar esa novela. Previamente había sufrido varios arrestos por denunciar varios abusos de corrupción en el Ejército español, o por afirmar que no participaría en una eventual intervención armada en Cataluña. El pasado verano publicó una nueva novela, Código rojo, que hoy comento.

   Código rojo, echa a andar precisamente con una calificación semántica del título del libro, porque esas dos palabras constituyen un término militar que define el acoso extremo en el ámbito castrense; un castigo para los que se niegan a cumplir las órdenes de la cadena de mando, o simplemente no encajan. Esa etiqueta la emplea el autor para poner de manifiesto la reprobación del sistema que, a su juicio, impera dentro del Ejército, cuyos pilares básicos son el secretismo, la corrupción y los abusos. Desde la ficción, pues, prosigue el autor su lucha contra lo que él considera hechos criminales o delictivos, que no son infrecuentes en una institución jerarquizada como la de las Fuerzas Armadas. Y lo hace con un thriller en el que los actantes son tres personajes vinculados con la Guardia Civil o con el Ejército, y que desemboca, en su desenlace, en un ejercicio de cruda denuncia de no pocos acontecimientos o situaciones que, a diario, se producen en España y que sin duda reconocerá el lector, porque están protagonizadas por personajes públicos muy conocidos.

   Una ficción con visos detectivescos ambientada en una institución en la que, según Luis Gonzalo Segura, nunca  se ha producido la Transición, y mantiene ciertas estructuras de la dictadura franquista. Esos tres personajes  aludidos que forman un equipo especial, son Fernando, un cabo de la Guardia Civil; es un gay al que en el cuerpo tratan con cierto desprecio por su condición y porque pertenece a organizaciones reivindicativas dentro de la Benemérita; Sira del Rosal, teniente igualmente de la Guardia Civil, inteligente, buena conocedora de la historia y discriminada en su carrera por su condición de mujer. A ellos se unirá Guillermo Fernández, militar de carrera expulsado del Ejército por sus declaraciones en los medios de comunicación, un claro trasunto literario del autor, si bien él lo niega.

   Este equipo se va a enfrentar con una cadena de crimines. El primero de ellos no puede ser más macabro y escalofriante: la víctima aparece crucificada, con las cuencas de los ojos vacías, la lengua cercenada y con una nota en los pies del cadáver en la que el asesino avisaba que las víctimas serían cinco. El cabo Fernando se enfrenta a un asesino en serie, pero recibe órdenes de su coronel de cerrar el caso cuanto antes. Decidirá, sin embargo, seguir adelante con la ayuda de su jefa Sira del Rosal y de Guillermo Fernández. El siguiente caso es tan espeluznante como el primero. La víctima, despellejada viva, aparece encerrada en una urna de cristal, devorada por hormigas. La “cuna de Judas” será el instrumento del que se sirva el asesino para torturar a su tercera víctima.

   Estas macabras escenificaciones de los cadáveres y el avance de las investigaciones hacen derivar la novela hacia episodios de la historia de España, acontecidos hace más de cien años (la Guerra del Rif, en 1921, con el desastre de Annual) y miles de soldados muertos debido a la improvisación de sus mandos superiores). Avanza la investigación y se suceden los crímenes. Una vuelta de tuerca en el desenlace hará ver que la realidad no es lo que parece.

   La investigación detectivesca, entre dificultades y órdenes de la cadena de mando que pretenden silenciar lo que está ocurriendo, avanza incluyendo revelaciones ocultas pero reales de acontecimientos escandalosos producidos en el Ejército o en la Marina española; a la vez que se hace referencia y se denuncia las “puertas giratorias”: esas puertas doradas que se abren ante ex políticos de primer orden acomodados en consejos de administración de las hidroeléctricas. También la referencia al todavía ministro español de Defensa, ligado a en un pasado reciente a empresas armamentísticas

   Código rojo no es un gran ejercicio literario. Nunca estuvo eso entre las intenciones del autor. Su estructura constructiva es, no obstante, suficientemente sólida y bien arquitrabada. El estilo de la novela se define con dos palabras: explícito, claridad. Luis Gonzalo Segura no pretende otra cosa. Novela que entretiene, pero también nos revela las interioridades desconocidas de las Fuerzas Armadas españolas. Y no exenta de confrontaciones entre los principios éticos y la absoluta obediencia  que se exige en la vida castrense. Así como denuncias muy claras de las relaciones existentes entre el sistema político, el poder financiero y la cúpula militar. Ficción, pues, para entretener, informar de las interioridades de las instituciones castrenses y hacer pensar.



Francisco Martínez Bouzas



                                                       
Luis Gonzalo Segura

Fragmentos



La imagen que vio Fernando nada más cruzar el umbral le impactó como nada nunca lo había hecho antes en su dilatada carrera como guardia civil. El cuerpo estaba desnudo y crucificado sobre una cruz de madera de olivo, en mitad de un salón diáfano de unos cuarenta metros cuadrados con unos grandes ventanales cerrados casi por completo, lo que hacía que al principio apenas se pudiera ver con claridad y que el hedor  golpease con virulencia. Se quedó unos instantes inmóvil frente a la crucifixión asimilando lo que creía estar viendo. Cuando su vista se adaptó a la falta de luz se acercó al cuerpo para observarlo con nitidez. Un reguero de sangre descendía por las piernas desde las rodillas hasta llegar a los clavos metálicos, negros y gruesos, clavados en los talones, situando éstos de forma paralela a cada lado del tronco de olivo. Las rodillas y las tibias habían sido machacadas, quizás con mazas. «Tranquilo, sólo es un cadáver, haz tu trabajo como siempre», se dijo Fernando para tranquilizarse ante tan macabra imagen. El cuerpo estaba tenso como si alguien lo hubiese estirado, la cabeza caída, las muñecas clavadas al travesaño, que también parecía de madera de olivo. En el suelo, de parqué, no había ni una sola gota de sangre.

Encendió una linterna e iluminó la cabeza, lo que le permitió descubrir que las cuencas de los ojos estaban vacías y había una serie de pequeños orificios en las mismas. «¿Qué coño es esto?” Se acercó más y dio un respingo porque algo se movió de forma extraña. Su respiración se aceleró e intentó tranquilizarse. Al cabio de unos instantes volvió a observar las cuencas y confirmó lo que sospechaba: pequeñas larvas se movían libres en su interior.”



…..



“El universo militar era y es así: un acosador sexual asciende a coronel y se le otorga el mando de una unidad; cuando se le condena se hace con el suficiente cuidado de conseguir que la pena sea inferior a los tres años de cárcel para que de esta manera pueda seguir siendo militar una vez cumplida la condena. En cambio, a los que denuncian la corrupción o los desmanes, se les expulsa sin piedad. «Te crees que vas a heredar», se suele espetar a los militares que son rigurosos en las cuentas, mejor dicho que lo intentan, como si ello fuese una lacra, un defecto a corregir de la forma más inmediata posible. «Ni que fuese tu empresa», decían muchos. Pero lo cierto es que lo era, y lo es: la empresa de ése, de éste, de aquel, de todos.”



…..



“¿Cuándo se transforman los niños en políticos corruptos, en jueces injustos, en fiscales que actúan como abogados defensores, en periodistas manipuladores y/o tergiversadores, cuando no mentirosos, en altos mandos militares, talibanes capaces de cualquier cosa, en directivos de farmacéuticas que especulan y se enriquecen con la muerte…?¿Cuál es el momento exacto?. Guillermo miraba a los niños y les preguntaba en su mente: «Serás tú el próximo presidente que mienta a los ciudadanos? ¿Serás tú el próximo presidente que organizará una banda paramilitar y después trabajará para una hidroeléctrica? ¿Serás tú el próximo ministro de Defensa que venderá bombas de racimo a un dictador para que éste las arroje contra su propio pueblo ¿Serás tú el próximo presidente de la Unión Europea que solicite recortes a los países a la vez que cobra más de 360.000 euros anuales? ¿Serás tú el próximo que suba el salario a los altos cargos, amiguitos todos ellos, para que cobren cantidades desorbitadas? ¿Serás tú? ¿Serás tú.”



(Luis Gonzalo Segura, Código rojo, páginas 23-24, 160, 170)

2 comentarios:

  1. Interesante reseña,felicidades y gracias por introducirnos en la buena lectura, una ficción que quizá no está muy lejos de la realidad, abrazos de luz.

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