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domingo, 9 de marzo de 2014

AMÉLIE NOTHOMB Y SUS INSACIABLES HAMBRES



Biografía del hambre
Amélie Nothomb
Editorial Anagrama, Barcelona, 206 páginas.
(LIBROS DE FONDO)


   Si en otros de sus libros se había definido como grafómana, como una verdadera maniática de la escritura, en su novela, Biografía del hambre  (Anagrama, 2006), una verdadera protobiografía de la autora, Amélie Nothomb declara ser la personificación del hambre: “El hambre soy yo…Suponiendo que yo fuese el universo, me rijo por esta única ley: el hambre”. La novela, editada en Francia en el año 2004, confirma la intención de la escritora belga de publicar veinte novelas en otros tantos años, de parecidas dimensiones y escritas con ese estilo ligero, construido a base de miradas incisivas, de  humor e ironía cortantes, si bien espontáneas y no premeditadas. Y Amélie Nothomb, está siendo fiel a sus propósitos. Sus dos últimas obras son respectivamente del año 2012 y del 2013: Barbe blue, recientemente traducida por Anagrama (Barba Azul) y La Nostalgie heureuse, aún no traducida.
    Amélie Nothomb, la “sale gosse” (la chica mala) de la literatura francesa, se reveló en el año 1992 como un prodigio precoz, con  Higiene de l’assassin, una novela que vendió más de 350.000 ejemplares. Años más tarde obtiene un éxito sin precedentes con Stupeur e tremblementes, que cosechó el Gran Premio de Novela de la Academia Francesa y unas ventas que superaron el millón de ejemplares. Hace algunos años, los alumnos gallegos de bachillerato le otorgaron el Premio Arzobispo Juan de San Clemente a Metafísica de los tubos, una nueva ficción de esta mujer, uno de los fenómenos europeos más peculiares y extraños de los últimos tiempos. Pero en cualquier caso, la narradora belga sabe conectar con inaudita complicidad con los interrogantes e inquietudes de nuestro tiempo.
   En su obra podemos diferenciar dos líneas narrativas esenciales: aquellos textos que son ficciones puras (Higiene de l’assassin, Cométique de l’enemi...) y aquellos otros que se basan en temáticas autobiográficas. En esta última línea se inscribe la novela que editó  en español Anagrama en el año 2006, Biografía del hambre, que forma parte de lo que la propia autora denomina “autobiografías temáticas”.
   En el hambre halla Amélie Nothomb la palabra que mejor resume algunos aspectos de su existencia. Pero el hambre es también una suerte de motor de la civilización. El hambre es universal, es historia, es vida. Hambre obligada y hambre querida. La narradora belga es una experta en ambos territorios. Como ya apuntamos, se autodefine, parodiando a Flaubert, como hambre, como la personificación del hambre. El hambre es la esencia de la vida, de la creatividad, del pasado y del futuro, la escuela del deseo en todas sus modalidades. Es por eso que Amélie Nothomb, que no oculta que de niña era insaciable, que lo devoraba todo (conocimiento, chocolate, las matemáticas que la exaltaban…) realiza en este libro una apología contagiosa del apetito, reivindicando una gula con múltiples registros: hambre de comida, pero también de amor, de lecturas, del tan apetecido chocolate, de bebidas, de escritura.
   Biografía del hambre es en realidad la propia historia de Amélie Nothomb desde los trece años hasta que es contratada como intérprete por una empresa japonesa. A lo largo de capítulos breves, pero muy incisivos, la autora belga recupera, con ironía y ciertas gotas de cinismo, la etapa de su infancia de niña y adolescente anoréxica, recorriendo el mundo tras una familia de diplomáticos. Un recorrido “autogeográfico” que tiene su punto de partida en Japón, verdadero paraíso para la pequeña. Luego, la China maoísta donde el hambre prospera para llegar a Nueva York, ciudad de la abundancia. Al final, acompañará a su padre hasta Bangladesh, territorio donde el hambre mantiene su gran imperio.
   Un libro construido a base de episodios breves, a veces cínicos y sentimentales, a veces dramáticos, que dan fe de los problemas de relación de la chiquilla consigo misma y con los demás. Y como telón de fondo, el hambre absoluta, el hambre de vivir y el deseo de descubrimiento y desvelo de una niña insaciable. Subrayamos por último que en Biografía del hambre Amélie Nothomb habla de su anorexia de forma directa. En otros libros, en especial en Diccionario de nombres propios, ya se había enfrentado con el tema, pero narrando historias de un personaje de ficción. Ahora es la propia anorexia, de la que la escritora  fue víctima desde los trece a los diecisiete años, la que se convierte en tema ficcional. Con estilo confesional, Amélie Nothomb revela en pocas páginas ideas sueltas, experiencias y recuerdos que forman una protobiografía carente de reglas. El tono sincero y directo de la narradora – adolescente, inconformista y original, hacen de esta mirada biográfica un obra de agradable lectura, a pesar de esa escritura ligera, marca de la casa y de ciertas revelaciones que semejan trivialidades, pero en las que existen buenas dosis de talento.

Francisco Martínez Bouzas


Amélie Nothomb

Fragmento

“Ya que no había más alimentos, decidí comerme todas las palabras: me leí el diccionario entero. La idea era no saltarme ninguna entrada: ¿cómo decidir de antemano que algunas no merecían la pena?
La tentación de ir y venir de una letra a otra como cualquier usuario del diccionario era fuerte. Se trataba de leerlo en orden estrictamente alfabético, para no perderse ni una sola de sus migajas. El efecto producido era aturdidor.
Fue así como me percaté de una injusticia enciclopédica: algunas letras eran más interesantes que sus vecinas. La más apasionante era la letra A: ¿acaso se debía al lado pérfido señalado por Rimbaud? ¿O era simplemente debido al poder turbador, a esa energía de los principios?
Sospecho que esa lectura tenía un objetivo suplementario, que en aquella época no me había confesado: el deseo de no permitir que mi cerebro se dispersara todavía más. Cuanto más adelgazaba, más sentía que se derretía lo que me hacía las veces de espíritu.”

(Amélie Nothomb, Biografía del hambre, páginas 179-180)

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