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jueves, 23 de enero de 2014

LA LITERATURA Y LOS DIOSES


La literatura y los dioses

Roberto Calasso

Traducción de Edgardo Dobry

Editorial Anagrama, Barcelona, 211 páginas

(LIBROS DE FONDO)

  

   ¿Conocemos con exactitud lo que significa la literatura? He aquí la pregunta esencial y radical que formula Roberto Calasso, el novelista y ensayista italiano, director así mismo de Adelphi Edizioni, uno de los más prestigiosos sellos editoriales de Italia, en un ensayo polémico, repleto de estímulos e incitaciones. La capacidad de Roberto Calasso para perforar los géneros es indudable y poderosa, a la vez que de fácil lectura las narraciones que nos ofreció de las mitologías europeas e hindú en Las bodas de Cadmo y Harmonía y en Ka.

   En el ensayo que ahora comento, el escritor realiza metacrítica literaria con reflexiones de gran alcance, apelando a la fórmula de explicar lo humano en base al referente divino.

   Calasso parte de la premisa de que los dioses son huéspedes huidizos de la literatura. La atraviesan con la estela de sus nombres, pero con mucha frecuencia también la abandonan. No fue hasta comienzos del siglo XIX cuando la literatura adquirió algunas de las connotaciones  que hoy nos resultan familiares y  reconocibles: un saber que halla su fundamento en sí misma y que, por lo mismo, puede definirse como “literatura absoluta”. Un conocimiento que  se identifica con la búsqueda del absoluto y es en sí mismo algo “ab-soluto”, es decir, liberado de cualquier atadura de funcionalidad o pertenencia al cuerpo social.

   En la opinión de Calasso, el olimpo de la literatura absoluta dio comienzo en 1798 con la revista Athenaeum, en la que de forma anónima escribían Novalis y Schlegel, y se cierra cien años más tarde, en 1898 con la muerte de Mallarmé. En este ser que se basta a sí mismo, ser solamente autorreferencial, es el mismo lenguaje el que habla, mostrándose como algo indomable y ofreciéndonos la plenitud de su carácter temerario. Mas, en sus interpretaciones, Calasso sale de las fronteras de este siglo mágico con  exploraciones hacia atrás, hacia un pasado poblado de ninfas, gobernado por los maestros italianos o por la poesía védica y en la que también impera la potencia hostil del cristianismo.

   Y hacia delante, hacia el siglo XX, el siglo de la prosa, con dos autores que se distinguen por encima de los demás: Marcel Proust y Kafka. Con relación al momento presente, Calasso opina que no hallamos en una época ambigua en la que el empuje literario es débil y la percepción de lo que acontece bajo el nombre de lo sagrado o de lo divino es caótica y ciega. Falta pues en  la literatura actual la sustancia de la que se alimentaron las grandes obras literarias desde la antigüedad: la presencia de dioses que configura una escritura en la que se hace presente la parodia y resuena la deserción, la nostalgia o lo divino.


Francisco Martínez Bouzas



  
Roberto Calasso

Fragmento


“La manifestación de los dioses es intermitente, sigue la expansión y los reflujos de aquello que Aby Warburg denomina «ola mnémica». La expresión, que se encuentra al comienzo de un ensayo póstumo sobre Burckhardt y Nietzsche, se refiere a esas eventuales sacudidas de la memoria que golpean a una civilización en la relación con su pasado, en este caso con aquella parte del pasado occidental que está habitada por los dioses de Grecia. Toda la historia europea está acompañada de esta ola, que por momentos se desborda y luego se retrae; los dos casos elegidos por Warburg corresponden a una polaridad de reacción, es decir a un momento en el que la ola es poderosa y arrasadora. Burckhardt y Nietzsche compartían, según Warburg, el hecho de ser nigromantes en su forma de abordar el pasado. Pero su actitud frente a la «ola mnémica» era muy distinta, incluso opuesta.”


(Roberto Calasso, La literatura y los dioses, página 33)

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