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viernes, 5 de abril de 2013

UNA MIRADA A LA CONVULSA SOCIEDAD DE LA INDIA



La Casa de los Mangos Azules
David Davidar
Traducción de Damián Alou
Editorial Anagrama, Barcelona, 569 páginas)
(LIBROS DE FONDO)


   Esta novela, La Casa de los Mangos Azules, supuso el debut como narrador de David Davidar. D. Davidar, periodista y escritor, fue el director de la principal editorial de la India, Peguin Books India, en la que tuvo la oportunidad de publicar obras de los autores de la India más conocidos (Vikram Seth, Arundhati Roy, R. K. Narayan, Shashi Tharoor, Vikram Chandra, Romila Tapar, entre otro). Se estrena  con esta novela que ha conocido el éxito, tanto en su versión original inglesa (año 2002) como en las traducciones a numerosos idiomas. Con posterioridad, publicaría The Solitude of Emperors (2007) e  Ithaca (2011). La publicación en España de esta novela de David Davidar es una muestra más de que lo hindú está de moda. Davidar se suma a escritores como Vikram Seth o Arundathi Roy, que ya habían aterrizado en el panorama literario español.
   La Casa de los Mangos Azules es una novela sobre una familia y sobre una aldea, unidas casi de forma indisoluble. Son los últimos años del siglo XIX, y en la aldea de Chevathar, situada al sur de la India, en la costa de Coramandel entre templos, una fortaleza arruinada, una iglesia cristiana, la gran casa de la familia Dorai, una playa y frondosas arboledas donde crecen los mangos azules, Solomon Dorai, el jefe de Chevathar, intenta desesperadamente conservar las tradiciones y la cohesión social. Pero el espectro de la maldición de las castas amenaza todo lo que el protagonista ama profundamente: la vida familiar, la tierra, la prosperidad de los suyos en definitiva.
   Como líder de la casta de los Andavar, se verá obligado a enfrentarse a la otra casta, igualmente poderosa en el pueblo. El enfrentamiento culmina en una verdadera guerra civil y en el exilio forzado del linaje de los Dorai.
   A partir de aquí, la fabulación de David Davidar deriva en el relato de las diferentes batallas que los descendientes de Solomon ganarán y perderán para recuperar la aldea. Tres generaciones de Dorai entran y salen en Chevathar en la lucha por la recuperación de sus raíces y para encontrar su lugar en el mundo.
   La Casa de los Mangos Azules se convierte así en una verdadera saga familiar que repasa la historia de la India desde finales del siglo XIX hasta la independencia, a mediados del XX. Una parábola sobre las raíces culturales y una mirada a la historia de la India que nos enfrenta con diversos modos de concebir la realidad: desde el fanatismo en defensa de las tradiciones y la lucha por la conservación de los verdaderos valores familiares, hasta la ruptura traumática con el pasado. Una novela, por consiguiente, sobre el conflicto entre las pautas de la vida tradicional y la modernidad.
   El autor aprovecha esta narración ficticia, aunque con grandes dosis de substrato autobiográfico, para escenificar la manera como la historia puede afectar a las personas. Y no solamente la historia con mayúsculas, sino también la pequeña historia, las propias relaciones con la realidad y los acontecimientos más cercanos. La ocasión también era propicia para criticar la colonización británica, que nunca tuvo un verdadero interés en acabar con los conflictos de casta, lo mismo que ocurre en la actualidad. Así mismo, a través de su extenso relato, nos podemos acercar al cúmulo de ultrajes y humillaciones que tuvo que soportar la mujer india, debido a las leyes tradicionales que imperaron y todavía imperan en el país. Un universo ficticio complejo, alejado de cualquier tipo de folclorismo que encierra simbólicamente en cerca de seiscientas páginas la historia moderna de la India.

Francisco Martínez Bouzas



David Davidar



Fragmento

“- ¿Cuál es la casta más peligrosa que habita entre nosotros, más peligrosa que la cobra, más destructiva que un ciclón?- preguntó Neelakantha Brahmachari a los aproximadamente cincuenta aldeanos que se habían reunido bajo un pipal.
No hubo respuesta, y el orador comenzó a trabajarse al público.
-¿Podrían ser los brahmanes? Yo soy brahmán, ¡y ya sabéis lo letales que podemos ser!
La multitud soltó una carcajada ante ese comentario, y Aaron se dijo que era maravilloso que un miembro de una comunidad que había sido acusada de opresión y discriminación durante siglos se burlara de sí mismo. ¡Desde luego, esta revolución era algo portentoso! El orador, un joven de complexión recia que tendría unos veinticinco años, esbozó una sonrisa agresiva.”

(David Davidar, La Casa de los Mangos Azules, página 205)

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